La exótica isla de Dominica, ¿laboratorio de Bitcoin como moneda oficial?
Todos los habitantes de Dominica, una isla situada muy cerca de Venezuela y República Dominicana, recibirán en sus teléfonos móviles y a través de un SMS el equivalente a 10 dólares en bitcoines mediante la herramienta proporcionada por Coinapult, entidad que también colabora en el proyecto. Podrán utilizarlos a partir del día en que los organizadores de la iniciativa ‘Let the bit drop’ han denominado ‘Pi’: el 14 de marzo de 2015.
Quieren hacer una prueba y averiguar cómo se desenvolverá una población de 70.000 habitantes al utilizar monedas virtuales. Es más, la idea parte de una necesidad innata a la propia comunidad de Bitcoin: sus usuarios hablan constantemente de cómo acercar la moneda a otras personas y aumentar así su adopción.
Por eso Dominica parece el lugar idóneo para lanzar un proyecto de este tipo: tiene una población relativamente pequeña. Además, “su producto interior bruto es ideal”, y en el lugar hay muy buena penetración de dispositivos móviles que ayuda a la repartición del dinero virtual, asegura a HojaDeRouter.com Sarah Blincoe, la impulsora del proyecto. ¿Lo mejor de todo? Que cuenta con el apoyo absoluto de la administración de la isla porque ve “grandes beneficios en utilizar la tecnología del Bitcoin”.
Educar para el cambio
Les educarán e incluso les darán oportunidades de emprendimiento en torno a la moneda durante los seis meses anteriores al día previsto para el estreno. Por eso ya se están organizando reuniones semanales, foros en línea y sesiones de preguntas y respuestas sobre el tema. El mismo día del evento los asistentes podrán comprar comida, bebida y participar en juegos sobre Bitcoin con el objetivo de proporcionar una experiencia directa.
Blincoe dice tener la esperanza de generar un importante impacto en la sociedad y economía de Dominica y espera que a partir de este impulso nazca un nuevo pensamiento en torno a la criptomoneda. No obstante, ¿será fácil educar sobre Bitcoin? Pablo Burgueño, abogado de Abanlex y especialista en Bitcoin comenta a este medio que en un país como España puede ser complicado, más que nada por la cantidad de gente. Sin embargo, en una isla tan pequeñita como la caribeña todo puede ser más sencillo.
Solo será necesario dar información suficiente sobre el tema, hacer que las transferencias de bitcoines sean sencillas y “asegurar conexión a internet en todos los lugares posibles donde sea necesario hacer pagos”, explica. Lo cierto es que tener conocimientos básicos sobre el asunto es fácil, pero no existe “conciencia de seguridad” sobre estos temas, así que lo difícil es hacer que quienes poseen la moneda virtual la mantengan, “que no se las roben”, por ejemplo. Y es que si no se enseña al usuario sobre cuestiones de seguridad informática toda la educación que se le proporcione se acabará perdiendo.
Bitcoin, ¿posible moneda oficial?
Más allá de un simple proyecto, la intención es que el uso del bitcoin se generalice entre los ciudadanos. Por eso es inevitable preguntarse si, en caso de que esa generalización tenga lugar, podrá el Bitcoin sustituir al dólar del Caribe Oriental como moneda oficial. Burgueño afirma que podría suceder, aunque no cree que ocurra.
Primero porque, a diferencia del oficial, la criptomoneda no es dinero regulado por el Estado, aunque en este caso respalde la idea. En el primer caso, cualquier persona puede fiarse de que la administración va a estar ahí garantizando el valor de sus bienes porque es una moneda regulada y controlada, pero con el segundo no ocurre igual puesto que es “un objeto digital que puede ser sustraído y no tiene garantía”. Por eso cree que no tendría ningún sentido que Dominica dejase de lado su moneda actual.
Lo que el abogado cree que pasará es algo similar a lo que está ocurriendo en nuestro país, donde el Ministerio de Hacienda ha declarado que el Bitcoin no es ni un bien ni una moneda, pero tiene consideración de dinero a efectos legales. Por eso pueden apostarse bitcoines como si fuera dinero y también pueden hacerse compras con ellos como si fueran efectivo. Lo que sucede en España y también puede ocurrir en la isla es que haya una “dualidad monetaria”, que convivan ambas monedas.
Aunque es cierto que hay países como Argentina o Brasil en los que sus ciudadanos están apostando fuertemente por el Bitcoin, otros, como Ecuador, han pensado en lanzar su propia moneda virtual. Sin embargo, Burgueño considera que un estado no debería meterse en este tema. Primero porque crear una moneda virtual supone que esta también será descentralizada. Segundo porque utilizar criptomonedas tiene que ser algo que proponga la gente a pie de calle. “Son ellos los que deben decir si prefieren utilizar el sistema tradicional o el virtual”.
¿Cuáles pueden ser los beneficios de utilizar Bitcoin?
“Según acaba de decir el banco de Reino Unido, el Bitcoin es el medio financiero del futuro”, afirma el abogado, que considera positivo que cualquiera pueda comercializar a nivel internacional y sin ningún tipo de barreras. Aunque la moneda sea descentralizada, y eso pueda tener sus consecuencias negativas, la descentralización permite que el pago sea mucho más ágil.
Así, por ejemplo, si alguien va a una cafetería de la isla y no lleva dinero en efectivo ni tarjeta de crédito, pero sí tiene internet y el establecimiento también, podrá hacer un traspaso sin tener que estar pagando comisiones ni depender de bancos extranjeros. “Así que hay libertad para el ciudadano”.
Por otro lado, si se generaliza el uso de Bitcoin, los ciudadanos tendrán, por un lado, mayor acercamiento a la tecnología porque se verán obligados a utilizarla. Por otro lado, atraerá a empresarios e inversores extranjeros que pueden encontrar en la isla un importante foco de negocio. “Se está inculcando a la gente un nuevo sistema internacional financiero y se le está haciendo partícipe. Es algo muy positivo para los ciudadanos”, opina Burgueño.
¿Y si hay problemas?
En Islandia hubo un proyecto similar llamado Auroracoin que fracasó. “Ellos trataron de competir con la moneda que había y resultó ser más fuerte que el Bitcoin”, explica Sarah Blincoe. Y dice que eso no tiene por qué ocurrir ahora porque la intención no es competir sino jugar con las fortalezas de la moneda.
¿Habrá problemas? Al final el Bitcoin, como cualquier otro tipo de cuestión relacionada con la tecnología, puede ser utilizado para cosas buenas y malas. Y de hecho, aunque esto no sea culpa de la moneda si no de algunos usuarios, Bitcoin se ha venido utilizando para blanqueo de dinero, financiación del terrorismo, compra de armas… “Se está destinando en muchos casos a fines ilícitos”, dice Burgueño.
Pero no tiene por qué darse este caso. Este proyecto podría ser positivo para reforzar la confianza en el Bitcoin y probar algo nuevo. El problema es que las subidas y bajadas de su valor no están controladas por ninguna institución. Por eso, en la isla pueden estar comprando café por un céntimo de Bitcoin y, en un instante, que su valor de un salto tremendo y se ponga a mil euros la unidad. También puede ocurrir lo contrario, pero el riesgo siempre está ahí.
Al final es una cuestión de fe. Fe en que no va a perder valor. Fe en que el algoritmo matemático en el que se basa el valor de la moneda no haga que baje su valor cuando compras Bitcoin. Pero también es cuestión de suerte, “es algo absolutamente arriesgado”, dice Pablo Burgueño. “Si un estado basa toda su confianza en la mera posibilidad de la subida del valor de un Bitcoin le puede salir bien, pero también ser catastrófico e incurrir en unas deudas que jamás haya visto”. No obstante, no cree que ningún estado sensato haga algo parecido.
De momento, la iniciativa está respaldada por organismos totalmente vinculados al Bitcoin, como son Coinapult – la herramienta que posibilita el pago -, la empresa Aspen Assurance – que provee de información y asesoramiento sobre negocios que son posibles con Bitcoin -, y College Cryptocurrency Network – una sección del Instituto Tecnológico de Massachusetts que promueve la educación en la tecnología Bitcoin.
Todos ellos están convencidos de que la experiencia de esta isla caribeña puede ser beneficiosa como forma de probar una herramienta que es posible que sea útil y que se generalice, pero aseguran que en ningún caso quieren sustituir a la moneda oficial y que es el propio usuario el que debe aprender a dar valor a la criptomoneda. De ahí que pongan a su disposición todas las herramientas posibles.
No obstante, si la experiencia es buena, quién sabe si Dominica se convertirá en el primer lugar en el que, oficialmente, todos sus ciudadanos utilizan con normalidad Bitcoin para sus pagos habituales.
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