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Así era FERMIAC, el ordenador analógico de los padres de la bomba atómica

FERMIAC, el ordenador analógico que permitió desentrañar algunos misterios de la fisión nuclear

Álvaro Hernández

Es capaz de prever y dibujar la trayectoria de algo que, simplemente, no se puede ver. Lejos de estar creado con una tecnología trasgresora, este dispositivo de los años 40 no tiene un solo chip. Se trata de una computadora analógica y fue desarrollada para descifrar los misterios de la fisión nuclear.

Su creador es uno de los padres de la bomba atómica, el italiano Enrico Fermi, Nobel de Física de 1938. Todo comenzó en Los Álamos durante la Segunda Guerra Mundial. En aquel punto de Nuevo México se encontraba el epicentro del famoso Proyecto Manhattan, el programa estadounidense que reunió a los mejores científicos del mundo para fabricar armamento nuclear antes de que lo hiciera la Alemania nazi.

El 6 de agosto de 1945, el Enola Gay arrojaba sobre la ciudad japonesa de Hiroshima la primera bomba atómica. El Proyecto Manhattan terminaba así con un triste y lamentable éxito. No obstante, la actividad en el centro de investigación de Los Álamos siguió su curso.

Fue entonces cuando Fermi ideó FERMIAC, el dispositivo que facilitó los complejos cálculos necesarios para prever lo que parecía imprevisible: el comportamiento de los neutrones que salen disparados tras la fisión del núcleo, que pueden cambiar de dirección y velocidad, ser absorbidos o simplemente escapar. En definitiva, un mejunje de aleatoriedad casi inmanejable.

Es ahí donde entra en juego la estadística y el método Montecarlo, creado por otro de los padres de la bomba atómica, el polaco Stanislaw Ulam. Este científico descubrió jugando al Solitario que es mucho más sencillo prever el resultado haciendo pruebas con las cartas que calculando las posibilidades resultantes de todas y cada una de las combinaciones. Es lo mismo que sucede en el clásico Hundir la Flota, en el que cada jugador va probando diferentes casillas para descubrir dónde se encuentran los navíos enemigos.

Así, el método Montecarlo se convirtió en el cálculo imprescindible para determinar qué materiales eran los más adecuados para la fisión, ya que permitía simular variables aleatorias para resolver complejos problemas físicos y matemáticos. Si bien ya se había logrado antes de que existiese siquiera el Proyecto Manhattan, lo que se buscaba en Los Álamos (una fisión que liberara una gran cantidad de energía y que, además, fuera compatible con las armas) iba mucho más allá y requería de cálculos mucho más complejos.

La solución por aquel entonces pasaba por ENIAC. El monstruo del cálculo automático podría aplicar el método Montecarlo y permitiría acelerar las investigaciones nucleares, pero había un problema: la computadora estaba siendo trasladada desde Filadelfia hasta Maryland, lo que suponía un largo tiempo de espera hasta que volviera a estar operativa.

Fue entonces, en 1947, cuando nació FERMIAC. La creación de Fermi, que también estaba familiarizado con la teoría de Ulam (hay quien asegura que él desarrolló el método de forma independiente unos quince años antes), permitía predecir y modelar las trayectorias de los neutrones después de una colisión en función del material empleado. Algo nada sencillo y que, sin embargo, el físico italiano logró con un dispositivo aparentemente sencillo.

Con el aspecto de unos raíles y hecho de latón, este ordenador analógico contaba con tres rodillos encargados de dibujar la trayectoria de un neutrón en función de distintas variables. De hecho, cada uno de los cilindros podía adoptar distintas posiciones, que representan las tres variables más relevantes a la hora de prever el movimiento de los neutrones: el material que atraviesan, la dirección del desplazamiento y la distancia que recorrerán hasta su próxima colisión.

Esos tres dígitos se ajustaban de forma pseudoaleatoria para probar qué trayectoria tendría en cada una de esas condiciones, averiguando de tal forma cuáles resultaban más probables.

Una vez ajustado, FERMIAC era literalmente conducido sobre un dibujo en dos dimensiones y a escala del reactor nuclear. A medida que avanzaba, FERMIAC trazaba el recorrido de los neutrones con el bolígrafo instalado en su parte trasera. Cada vez que se traspasaba un nuevo material representado en el dibujo, el cilindro correspondiente debía ser reajustado para que esta computadora analógica determinara el nuevo camino.

Fermi solo creó uno de estos dispositivos, que aún hoy se conserva en el Bradbury Science Museum de Los Álamos. Ese mismo FERMIAC fue utilizado durante solo dos años, desde que el Proyecto Manhattan terminó oficialmente (aunque prosiguió la investigación) hasta que ENIAC estuvo listo para llevar un paso más allá la investigación nuclear, en busca de un mejor armamento para una Guerra Fría que acababa de empezar.

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Las imágenes que aparecen en este artículo son propiedad de Wikimedia Commons (1, 2, 3, 4 y 5)

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