Conservadores y socialdemócratas cierran la pinza europea contra Syriza
Seis días antes de que abran los colegios electorales en Grecia, Jean-Claude Juncker depositó el lunes por la tarde su voto en el referéndum griego. Como luxemburgués, el presidente de la Comisión Europea no está en el censo, pero sus declaraciones en rueda de prensa dirigiéndose directamente a los griegos y explicando qué significa cada opción en la consulta dejaron pocas dudas sobre su voluntad de intervenir directamente: “Un no querría decir, independientemente de la pregunta, que Grecia dice no a Europa”.
Juncker no fue el único ni fueron sólo los conservadores los que se lanzaron contra Syriza y su líder, Alexis Tsipras. Por la tarde, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, se unió a la pelea en el bando de Juncker y lo hizo con los argumentos que está empleando la oposición en Grecia, tanto la derecha de Nueva Democracia como los socialdemócratas del Pasok y de Potami. “La cuestión es: el referéndum griego no es un enfrentamiento entre la Comisión Europea y Tsipras, sino entre el euro y el dracma. Esa es la elección”.
Renzi recibió en enero a Syriza tras su victoria electoral con una cierta simpatía y comprensión a sus nuevas ideas sobre la negociación en la UE. Muy pronto se alineó con las posiciones más duras de la mayoría de los gobiernos europeos. En la reunión del Eurogrupo del sábado, su ministro de Finanzas ni siquiera apoyó la petición griega de ampliar hasta el 5 de julio, fecha del referéndum, la ayuda asociada al programa de rescate que expira el martes por la noche.
Elevar el dilema hasta el máximo nivel y poner en la balanza la pertenencia de Grecia a la eurozona, y quién sabe si a la UE, es el elemento central de la estrategia de los gobiernos europeos. Mientras tanto, en Grecia el Gobierno de Syriza insiste en que el tema sobre el que deben decidir los ciudadanos es la última propuesta presentada por las tres instituciones de la troika (Comisión, BCE y FMI).
En Alemania, se da la circunstancia de que en el reparto de papeles del Gobierno de coalición el papel de las amenazas quedó reservado al ministro socialdemócrata de Economía, Sigmar Gabriel, mientras que la canciller Merkel se mantuvo en un nivel más institucional y por tanto menos agresivo. Gabriel no se cortó lo más mínimo. El no es un voto contra permanecer en la eurozona. La última oferta de la troika era la mejor que Grecia ha recibido nunca. Alexis Tsipras quiere cambiar las reglas de la eurozona y sus políticas la están poniendo en peligro.
Menos mal que Angela Merkel había dicho antes que no quería presionar a nadie ni influir en el referéndum griego. Sólo pretendía anotar cuáles serían las consecuencias.
En Madrid, Mariano Rajoy se inventó un nuevo sujeto político, “Syriza guión Podemos” (sic), como símbolo del mayor peligro político.
Toda esta presión no ha hecho mella de momento en Atenas. El Gobierno griego mantiene la planificación del referéndum, a pesar de las críticas recibidas dentro y fuera del país. El ministro de Trabajo, Panos Skurletis, dijo a la cadena privada Skai que el objetivo del Gobierno es “reiniciar la negociación con un mandato más amplio”, que solo se obtiene mediante un rechazo a la propuesta que está sobre la mesa, según informa Efe.
Skuerletis advirtió que en caso de una victoria del 'sí' “se pone fin a la negociación” con los acreedores y se aplica la propuesta de la troika.
“Al dilema sumisión o Grexit, Grecia optó luchar por más democracia en la Unión Europea y en nuestro país”, declaró a la televisión pública griega el ministro de Exteriores, Nikos Kotziás, que aseguró que “Grecia no tiene intención de abandonar la eurozona, pero tampoco de aceptar la sumisión ”.
En cuanto a la oposición interior, el alcalde de Atenas, el independiente Yorgos Kaminis, anunció una iniciativa a favor del sí a la que se ha sumado su homólogo de Salónica, el también independiente Tanis Butaris, así como políticos de los partidos de oposición. El alcalde de Atenas tachó el referéndum de “una vergüenza para la democracia”.