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Crisis en el Gobierno argentino tras la dimisión del ministro de Economía

El presidente Alberto Fernández con la vicepresidenta Cristina Fernández, el 3 de junio en el último acto compartido

Ayelén Oliva

Buenos Aires (Argentina) —

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La renuncia del ministro de Economía, Martín Guzmán, demostró la magnitud de la crisis interna que vive el Gobierno de Argentina.

Tras meses de distancia entre las distintas ramas del Frente de Todos, la coalición de centroizquierda que gobierna el país, el presidente, Alberto Fernández, intenta retomar el diálogo político con la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, llamó el domingo a Fernández para convencerlo de romper el hielo. “Hacelo por la Patria, le dije al presidente. La gente te votó a vos y a Cristina”, contó la histórica referente de los derechos humanos en Argentina. Dos horas después, Fernández llamó a su vice y la conversación acabó con el anuncio de la designación de Silvina Batakis, economista cercana a Fernández de Kirchner.

El sábado Guzmán tomó una decisión que alteraría el tablero político. Mientras Cristina Fernández hablaba en un acto en homenaje al expresidente Juan Domingo Perón, en la provincia de Buenos Aires, en un discurso plagado de críticas al presidente, el exministro de Economía sorprendió al anunciar por sus redes sociales su renuncia. Guzmán aseguró, por medio de una carta de cuatro páginas, que su gestión buscó “normalización el funcionamiento de la economía argentina” y defendió el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. “Una condición necesaria para poder establecer ese camino era resolver el problema de las deudas externas insostenibles, que agobiaban tanto al Estado como a la Argentina toda. Ése era un punto de partida”.

Pero Guzmán dedicó además unas líneas a decir que el próximo ministro debía salir de “un acuerdo político dentro de la coalición gobernante”.

La tensión entre el presidente argentino y su vicepresidenta se hacen visibles en medio de la proyecciones de una inflación interanual por encima del 72%, para los mercados, mientras que el Gobierno reconoce que no será menor al 52%. “Quien me reemplace, que tendrá por delante esta alta responsabilidad, deberá contar con el manejo centralizado de los instrumentos de política macroeconómica necesarios para consolidar los avances descriptos y hacer frente a los desafíos por delante”, escribió el ministro saliente.

Los motivos de la renuncia

Desde hace meses, la vicepresidenta le exige de manera abierta al presidente echar de sus cargos a los “funcionarios que no funcionan”, como consideraba al exministro Guzmán y al exministro de Producción, que renunció hace menos de dos semanas. La expresidenta también le ha exigido en más de una oportunidad a Fernández que “use la lapicera”, es decir, que tome decisiones capaces de responder a la dura situación económica que golpea a los argentinos.

“Guzmán se fue porque el cristinismo le hizo imposible llevar adelante su plan, al que consideraba de ajuste. Pero también porque el Presidente no le garantizaba el respaldo político que necesitaba y solo se aferraba a él como a un salvavidas”, dice Diego Genoud, autor del libro El peronismo de Cristina. “La nueva ministra Batakis enfrenta ahora una situación muy difícil en todos los planos: tiene consenso interno pero llega en medio de la peor tormenta”.

Silvina Batakis, de 53 años, es la ministra que nadie esperaba. Entre una decena de nombres que circularon después de la renuncia de Guzmán, el de Batakis no era el que más sonaba. Batakis ocupa desde diciembre de 2019 el puesto de secretaria de Provincias en el Ministerio del Interior, dirigido por Eduardo 'Wado' de Pedro, uno de los ministros más cercanos a la vicepresidenta.

Pero a pesar del cruce de dardos en el discurso de la vicepresidenta, “nadie tiene muy claro qué piensa y qué busca Cristina”, dice Sol Montero, doctora en Filosofía e investigadora en análisis del discurso, a la hora de determinar cuál es el programa económico capaz de contener una inflación que cada mes crece en más del 5%. “Una duda que surge es si estamos ante una disputa entre dos 'modelos de país', como suele decirse, o si estamos frente a una mera exhibición de poder en estado puro, sin pulir. En ese caaso, el resultado es la impotencia y el bloqueo mutuo, que no hace más que debilitar a las dos partes”, dice Montero a elDiario.es.

Los analistas coinciden en que el Frente de Todos está en el peor momento. “Éste es un peronismo de la escasez que lleva la contradicción adentro, desde el primer momento, y no encuentra salida en un contexto económico muy difícil a nivel global”, dice Genoud.

El día después en la economía argentina

En Argentina, uno de los pocos países del mundo con tan distintos y variados tipos de cambio, las primeras horas del lunes el valor del dólar abrió en baja en consecuencia del feriado en Estados Unidos. Pero pasado el mediodía, la tendencia se revirtió. El tipo de cambio paralelo -al que acceden gran parte de los argentinos cuando quieren comprar divisas- arrancó 41 pesos más arriba que el viernes. Es así como un dólar pasó a valer más de 280 pesos mientras que el oficial se mantenía a 131 por dólar, lo que confirma la ampliación de la brecha cambiara con una moneda local que cada día que pasa pierde más valor.

La inflación sin límite de los últimos 12 meses, hablamos de un alza del 60,7% lo que representa el mayor nivel desde enero de 1992, en la salida de la hiperinflación de 1989, impacta directamente en el poder adquisitivo de los asalariado en pesos. Los desafíos que tendrá la nueva administración será acortar la diferencia cambiara entre el llamado dólar blue y el oficial. También buscará contener la sangría de dólares en exportaciones, sobre todo en recursos energéticos.

Si embargo, los últimos movimientos políticos no hacen más que profundizar la incertidumbre. Para Santiago Bulat, economista de la consultora Invecq, el panorama que es “muy negativo”. “Todo lo que está pasando es una mala señal, no por la designación de Batakis en sí, sino porque las decisiones económicas siguen dispersas y no se sabe para dónde va a ir la lógica del gobierno”.

El costo de las tarifas ha sido uno de los principales puntos de tensión entre el presidente y su vice. Para Fernández, es necesario avanzar en un incremento escalonado de los precios que impacte en aquellos sectores de mayor poder adquisitivo, mientras sostiene el subsidio a los consumidores solo en las clases más bajas. Para el sector del Gobierno que lidera Cristina Fernández incrementar las tarifas es un error. Por eso, la discusión está completamente trabada desde hace meses.

Frenar la inflación que trepa a niveles desorbitares será el principal el objetivo del nuevo gabinete. “Como el peso vale menos, la gente va a empezar a sacarse los pesos de encima cada vez más rápido, eso va pegar muy mal en el dato de inflación de julio”, dice Bulat.

En ese contexto, la situación política para Fernández es cada vez más compleja. “El presidente queda una vez más en una situación de extrema debilidad en la que confirma que no tiene ideas, ni fuerza, ni audacia para operar en forma decidida en busca de una salida. Sigue demorando cambios de fondo, no se arriesga a tomar un rumbo y mientras tanto su proyecto político agoniza y el peronismo en su conjunto pierde representatividad camino a las elecciones”, dice Genoud.

Una coalición con demasiadas cabezas

El Frente de Todos, la coalición de gobierno creada para para las elecciones de 2019, tiene más de una cabeza. Y ese es su principal problema. La figura principal es Cristina Fernández, que representa al sector más a la izquierda del peronismo, está enfrentado al ala más moderada, representada por Alberto Fernández. También existe un tercer socio, minoritario pero con peso propio, en esta tríada que es representado por Sergio Massa, actual presidente de la cámara de Diputados, con alto perfil político, ambición en la política y con margen de maniobra.

Durante estos días, el murmullo indicaba que sería Massa quien asumiría la cartera económica y la jefatura de Gabinete. Pero Fernández ni intentó responder. “Massa es el socio que llega con menos poder a la coalición pero con mejor manejo de relaciones de poder al interior del frente”, dice Genoud, también autor de Massa, la biografía no autorizada. “Fernández, que lo conoce mucho, lo necesita como aliado pero también le teme. Por eso se recostó sobre una candidata que no reciba objeciones por parte de Cristina”.

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