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Futuro incierto para Erdogan tras el terremoto y las amnistías a edificaciones que no cumplían con los estándares

Destrucción del terremoto en Turquía.

Lara Villalón

Estambul (Turquía) —

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Mehmet Yaşar Coşkun ha pasado a ser un nombre conocido en Turquía. Detenido en el aeropuerto de Estambul cuando trataba de huir del país, este contratista es responsable del edificio de 250 viviendas de Antioquía, Hatay, del que no ha quedado una estructura en pie tras el terremoto de 7,8 que sacudió el sureste del país el pasado lunes. En estos edificios, construidos en 2013 y que aseguraban que cumplían con todos los estándares de seguridad, vivían cerca de 1.000 personas. Horas después de la detención de Coşkun, un segundo contratista, Mehmet Ertan Akay, responsable de una urbanización colapsada en Gaziantep, ha sido también detenido. La cifra de fallecidos por el sismo ya asciende a más de 33.000 en Turquía y Siria y los edificios colapsados a 60.000.

A medida que las autoridades dan por terminadas las labores de rescate en algunas de las diez provincias afectadas por el terremoto, expertos urbanistas analizan las estructuras dañadas para tratar de entender el motivo de su colapso.

“La distribución de los componentes del cemento de los edificios derrumbados no es la adecuada”, señaló a la prensa turca Kasim Mermertas, uno de los expertos. “Hemos detectado defectos materiales graves pero sacaremos conclusiones con los resultados del laboratorio”, detalló.

En algunas edificaciones es muy complicado analizar si había fallos en la estructura porque no queda nada en pie. Cerca de 170 abogados han presentado una denuncia penal conjunta, pidiendo a las autoridades que investiguen a los contratistas responsables de los edificios colapsados.

Todos los expertos coinciden en que una mala estructura es más mortífera que el terremoto en sí. Turquía se encuentra en una zona sísmica muy activa y a pesar de que el Parlamento ha aprobado múltiples legislaciones que exigen a los edificios cumplir con estándares de seguridad, muchos contratistas han podido sortear estas normativas.

El Gobierno turco concedió en 2018 amnistías a miles de empresas constructoras y edificaciones que no cumplían estos estándares. Según la Cámara de Urbanistas de Estambul, 75.000 edificios de la zona afectada por el terremoto han recibido en los últimos años este tipo de amnistías. “Fiscales y expertos deben inspeccionar cada edificio destruido y tomar muestras antes de que los escombros se retiren por completo”, señaló en un tuit Mücella Yapici, exmiembro de la Cámara de Urbanistas de Estambul que actualmente cumple cadena perpetua por unas protestas que hubo en Turquía en 2013.  Desde el pasado miércoles el Gobierno empezó a trasladar a víctimas del terremoto, tanto heridos como gente que ha perdido sus casas, a otras provincias del país para descongestionar la región donde siguen trabajando los equipos de rescate. En sus nuevos hogares provisionales se han levantado miles de habitáculos containers que las autoridades han utilizado anteriormente en casos de terremoto. Por otro lado, organizaciones humanitarias locales también han creado webs en las que ciudadanos pueden ofrecer provisionalmente habitaciones o pisos para la gente que se ha quedado sin casa.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, prometió este sábado levantar edificios nuevos seguros en el próximo año. Muchos afectados no han creído sus palabras y ven muy complicado que se puedan edificar miles de edificios en apenas doce meses, sobre todo en las zonas más afectadas, que supondría casi levantar ciudades enteras. “El Gobierno no estaba preparado para este desastre y está dificultando la tarea de otras organizaciones humanitarias, de los ciudadanos y alcaldes de municipios que quieren ayudar”, asegura Soli Ozel, académico en la universidad de Kadir Has en Estambul. 

Erdogan ha anunciado que las universidades continuarán con el curso de forma online para que los estudiantes afectados puedan seguir con sus clases y también, porque muchas familias sin hogar serán reasentadas temporalmente en residencias universitarias. Hay otras cuestiones que las autoridades no han tenido tiempo de tomar medidas, como los miles de empleos perdidos, los trabajos de agricultura de la zona o incluso la capacidad de los equipos de varias ligas deportivas de poder continuar con sus temporadas. El impacto del terremoto a nivel económico y sobre todo político también es incierto. 

Desde el día que ocurrió el seísmo, miles de afectados critican la lentitud de la logística de los equipos de rescate turcos. Miles de familias en todas las provincias afectadas, pero especialmente en Hatay, en la costa Mediterránea, aseguran que los equipos de rescate turcos tardaron días en llegar para socorrer a sus familiares atrapados entre los escombros. 

Días antes del terremoto Turquía ya vivía inmersa en la campaña electoral de las elecciones parlamentarias y presidenciales, previstas para el próximo 14 de mayo. Estos comicios son percibidos como los más importantes de las últimas décadas, en las que se podría producir (o no) un gran cambio político después de 20 años del partido de Erdogan, el islamista AKP, en el poder. El país se encuentra además, en una grave crisis económica, con una fuerte devaluación de su moneda y una inflación superior al 50%. 

Ante la grave devastación y los miles de desplazados provocados por el terremoto, un oficial del Gobierno señaló a Reuters que ven “serias dificultades para celebrar elecciones el 14 de mayo”, dado que el sismo ha afectado a más de 15 millones de habitantes. En la zona afectada no hay tiempo para pensar en estas cuestiones, pero muchos tienen claro que el Estado ha estado ausente en muchos aspectos. “La cifra de muertos aumentará mucho en los próximos días. Veremos el alcance de esta tragedia y claro que va a tener repercusiones a nivel social. Ahora solo podemos hablar sobre lo que el Estado ha hecho o no ha hecho. Esto es lo más importante y no las elecciones”, señala Kutay, miembro de Kaldirac, una organización izquierdista que atiende a afectados por el terremoto. 

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