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Denuncian que Irán no proporciona tratamiento médico a los presos políticos

Amid Kokanee (izquierda) es un físico premiado internacionalmente, y Hossein Ronaghi (derecha) un blogger que lleva casi un mes en huelga de hambre.

The Guardian

Saeed Kamali Dehghan —

Un grupo de activistas han mostrado su preocupación por el estado de salud de dos prisioneros políticos en Irán; un físico premiado por su labor y enfermo de cáncer, y un bloguero que lleva prácticamente un mes en huelga de hambre.

El físico Omid Kokabee, de 34 años, fue operado el miércoles pasado y le extirparon el riñón derecho; durante cinco años, las autoridades iraníes ignoraron las continuas advertencias sobre la gravedad de la enfermedad. Su caso es un ejemplo más de que Irán no proporciona un tratamiento médico que podría ser crucial para salvar la vida de los presos de consciencia. 

Por otra parte, se cree que Hossein Ronaghi, un bloguero de 30 años al que solo le funciona un riñón, se encuentra en estado crítico. El preso se ha declarado en huelga de hambre en señal de protesta contra su encarcelamiento.

Las cárceles iraníes custodian cientos de prisioneros como Kokabee y Ronagui; personas que fueron encarceladas por motivos políticos, por sus creencias o por su activismo cívico. 

Kokabee, un físico de la Universidad de Texas y experto en laser, fue detenido en Teherán en 2011. Según el grupo de activistas, las autoridades iraníes le pidieron que colaborara en proyectos militares y él se negó. Más de 30 premios Nobel de física han pedido su liberación. En 2014, la Sociedad Americana de Física le otorgó el premio Andrei Sakharov por “su valentía al negarse a usar sus conocimientos de física para trabajar en proyectos que él consideraba nocivos para la humanidad”. 

Por su parte, Ronaghi regresó a la conocida cárcel de Evin, en Teherán, en enero para seguir cumpliendo una condena a 13 años por insultar en su blog al líder supremo de Irán, Ayatollah Ali Jamenei.

La victoria de Hassan Rouhani, un político más moderado, en las elecciones presidenciales de 2013 alimentó la esperanza de que la situación de los presos de consciencia podía mejorar. Sin embargo, y a pesar de la liberación de algunos prisioneros muy conocidos, se siguen vulnerando los derechos humanos y se ha registrado una cifra récord de ejecuciones. 

“Negarse a proporcionar atención médica a un prisionero es cruel e ilegal”, indica Sarah Leah Whitson, responsable de Human Rights Watch en la región de Oriente Medio: “Las autoridades iraníes deberían garantizar que Kokabee tenga acceso a un tratamiento médico adecuado que, en su caso, probablemente será en un hospital y no en la clínica de la cárcel”.

“Irán tiene un historial deprimente en lo relativo a proporcionar el tratamiento médico necesario a los prisioneros, especialmente a los prisioneros políticos,”, explica: “Los servicios de inteligencia y las autoridades judiciales maltratan a los prisioneros cuando se niegan a proporcionales los cuidados médicos adecuados y esta situación tiene que cambiar de inmediato”. 

Hadi Ghaemi, director ejecutivo de la Campaña Internacional para los Derechos Humanos en Irán (ICHRI), una plataforma que tiene sede en Nueva York, coincide con Whitson e indica que “poner en peligro la vida de Kokabee equivale a tortura”.

Según el abogado de Kokabee, Saeed Khalili, durante los cinco años y tres meses que su cliente ha pasado en la cárcel, ha tenido piedras en el riñón y hemorragias internas en repetidas ocasiones. Una fuente no identificada que conoce el caso de Kokabee contactó con ICHRI para indicarles que el cáncer del reo se encuentra en un estado muy avanzado y que este deterioro se podría haber evitado si le hubieran tratado a tiempo.

“Si lo hubieran dejado salir de la cárcel en noviembre de 2011 y se hubiera hecho una ecografía la primera vez que tuvo piedras en el riñón acompañadas de sangrado y dolor, le habrían detectado el problema”, explicó esta fuente al ICHRI: “Una simple ecografía hubiese mostrado el tumor. Omid había ido a la enfermería de la cárcel en numerosas ocasiones para quejarse de dolor de estómago y de riñón”:

La defensora de los derechos humanos Narges Mohammadi, una de las 18 prisioneras de consciencia encarceladas en Irán, también tiene problemas de salud. 

Mohammadi, que en 2009 fue galardonada con el premio Alexander Langer por su labor en defensa de los derechos humanos, ha desarrollado una enfermedad no diagnosticada parecida a la epilepsia y que le hace perder el control muscular de forma temporal. La estudiante y defensora de los derechos humanos, Bahareh Hedayat, la artista Atena Farghadani, condenada a 12 años de cárcel, y la defensora de la abolición de la pena de muerte Atena Daemi, condenada a 14 años, también necesitan cuidados médicos. 

La madre de Ronaghi, Zoleikha Mousavi, que a principios de este mes fue a la cárcel a verlo habló con ICHRI y les explicó que la situación de su hijo es crítica: “Hossein estaba muy delgado”, les dijo: “Estaba pálido, tenía una piel amarillenta. Me aterroriza pensar que le podría pasar algo”.

“Sin embargo, Hossein afirma que no piensa claudicar (en su huelga de hambre) hasta que su situación mejore”, añade: “Si mi hijo tiene algún problema, será culpa de las autoridades”. 

Traducción de Emma Reverter

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