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The Guardian en español

Irlanda quiere pedir ayuda a la UE para que el Brexit no cierre su propia frontera entre Norte y Sur

El viceministro principal norirlandés, Martin McGuinness, saluda a su llegada a una reunión con la primera ministra británica, Theresa May, en Belfast, Irlanda del Norte.

Patrick Wintour

Un gobierno irlandés cada vez más ansioso solicitará a la UE un estatus especial para evitar que se restablezca una frontera estricta si Reino Unido abandona la unión aduanera europea e insiste en controlar el flujo de migrantes del continente.

El ministro irlandés de Exteriores, Charles Flanagan, ha anunciado que los gobiernos de Reino Unido e Irlanda aspirarán a un estatus legal especial para la segunda, a pesar de que una frontera abierta entre ambos países sería en teoría una ruta por la que decenas de miles de ciudadanos europeos podrían viajar a Reino Unido.

El viceministro principal de Irlanda del Norte y líder del partido Sinn Féin, Martin McGuinness, se puso en contacto el pasado domingo con el secretario de Estado británico para el Brexit, David Davis, para hablar de los planes del gobierno después de que los discursos en la conferencia del Partido Conservador revelasen que el ejecutivo se inclina por abandonar tanto el mercado único europeo como la unión aduanera.

McGuinness ha indicado que Reino Unido se enfrenta a una “colisión frontal” con la Unión Europea por el Brexit y ha dado a entender que Irlanda del Norte podría sufrir “daños colaterales”.

El gobierno irlandés ha anunciado que organizará un diálogo civil en Dublín el 2 de noviembre con la participación de partidos políticos, organizaciones empresariales y ONG tanto de Irlanda del Norte como de la República de Irlanda. Uno de sus objetivos será demostrar a Bruselas que Irlanda merece un estatus legal especial.

Flanagan ha destacado la necesidad de que las negociaciones del Brexit tengan en cuenta el Acuerdo de Viernes Santo, que reconoce el derecho de todos los ciudadanos del norte a tener pasaporte irlandés, y por tanto europeo. Se está preparando un recurso legal en Belfast que defiende que el Brexit incumple el Acuerdo de Viernes Santo y que la asamblea de Irlanda del Norte debe ser consultada antes de que el gobierno británico empiece las conversaciones con Bruselas sobre el Brexit.

En torno al 56% de los votantes norirlandeses apoyaron la permanencia en la UE en el referéndum que se celebró el 23 de junio, aunque algunas zonas de dominio unionista prefirieron la salida. El gobierno irlandés ha tratado de acallar la perspectiva de que haya controles fronterizos o de pasaportes para quienes visiten Irlanda del Norte, pero la forma que está adoptando la postura del gobierno británico, que incluye la idea de que Reino Unido salga de la unión aduanera europea sin que se apruebe ningún nuevo acuerdo comercial con Bruselas, ha provocado inquietud en Irlanda.

¿Vuelta de los aranceles?

Si Londres abandona la unión aduanera, la UE podría pedir una frontera estricta en Irlanda para evitar un flujo de entrada y salida de bienes de Irlanda del Norte sin pagar los aranceles requeridos ni pasar por comprobaciones de las normas de origen de los productos. Si Reino Unido volviese a los aranceles según las normas de la Organización Mundial del Comercio, esto también podría dar problemas graves a la agricultura del norte, puesto que esos impuestos son especialmente altos para este sector.

Un “Brexit estricto”, que incluya el regreso a los controles fronterizos, hace que sea más probable que se abandone la zona libre de pasaportes entre la República y el norte, lo cual supondría un golpe para la economía norirlandesa y para uno de los principios esenciales del proceso de paz.

En declaraciones al programa Morning Ireland de la cadena RTÉ, McGuinness ha admitido: “Todos llevamos un tiempo preocupados por la orientación que adoptará el gobierno. Es muy inquietante”. Ha vaticinado que Europa no aceptará las demandas del gobierno británico, lo que hará menos probable que Bruselas acepte la continuidad de la política actual de fronteras abiertas.

El tono de los discursos de los líderes del Brexit también ha provocado intranquilidad en Dublín, por mucho que el ministro británico para Irlanda del Norte, James Brokenshire, haya insistido en que aún se puede alcanzar un acuerdo sobre el mantenimiento de una zona libre de pasaportes.

Flanagan ha indicado que no puede descartar una frontera estricta, pero antes había dicho que no veía cómo se podría aplicar una política así. “En última instancia, la cuestión de la frontera es una decisión que no tomarán los gobiernos británico e irlandés, independientemente de qué pensemos de ello. La tomarán los 27 países restantes en la UE, uno de los cuales será por supuesto Irlanda”, ha explicado.

El ex viceprimer ministro Nick Clegg ha advertido de las implicaciones que salir de la unión aduanera. “Abandonarla requerirá introducir nuevos controles entre Irlanda del Norte y la República. No hay otra forma de hacerlo”. Esa fue también la postura del gobierno británico durante la campaña del referéndum.

Si no hay un acuerdo entre Bruselas y Londres sobre el libre comercio de bienes, se aplicarían impuestos británicos a las importaciones de Irlanda, y viceversa.

La salida británica de la unión aduanera sometería los bienes que se exporten de un lado a otro de la frontera a diferentes formas de controles aduaneros, con impuestos que se determinarían en función de complejas normas de origen para cada una de las piezas de los productos ensamblados en Europa.

Un tercio de las exportaciones de Irlanda del Norte en 2015 (2.380 millones de euros de los 4.080 millones del total) fueron a la República de Irlanda (el comercio con Reino Unido no se considera exportación), mientras que solo el 1,6% de los 111.000 millones de euros de exportaciones de la República de Irlanda fueron a Irlanda del Norte.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

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