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De Nepal a Madagascar: cinco activistas explican las protestas de la Generación Z que han sacudido el mundo en 2025

Un manifestante en Kenia protesta contra las medidas económicas del gobierno pese a las cargas policiales.

Kaamil Ahmed

31 de diciembre de 2025 19:59 h

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En 2025, las protestas masivas en Nepal y Madagascar derrocaron ambos gobiernos, incluso cuando los jóvenes que lideraban las manifestaciones se enfrentaron a una policía fuertemente armada y a la amenaza de ser arrestados.

Muchos han calificado el 2025 como el año de las protestas, aunque a menudo se atribuye el mérito de haber inspirado a los jóvenes a salir a las calles en partes de Asia y África a la revolución de Bangladesh del verano de 2024 que derrocó a la líder autoritaria Sheikh Hasina. Aunque no todas las protestas han logrado el cambio que se habían propuesto, todas ellas, desde Sri Lanka hasta Timor Oriental, comparten una característica: la generación Z ha sido la fuerza motriz.

Definida como el grupo demográfico nacido aproximadamente entre 1997 y 2012 en un mundo marcado por la incertidumbre de la crisis climática y la preeminencia de las redes sociales, la generación Z suele ser etiquetada como “generación de la ansiedad”. Y para muchos en el Sur Global, las protestas de los jóvenes contra la corrupción y los gobiernos autocráticos tienen su origen en el temor por su futuro.

The Guardian ha hablado con activistas de Togo, Nepal, Madagascar, Kenia y Marruecos. Todos ellos afirman que les impulsa una energía colectiva y el deseo de hacer saber a sus gobiernos y, en general, al mundo, que quieren un cambio.

¿Qué ha ocurrido en 2025?

El 6 de junio, aproximadamente una semana después de la detención del rapero Aamron, conocido por sus canciones contra la corrupción, los jóvenes de Togo salieron a las calles para exigir el fin de la corrupción y la represión bajo el mandato del presidente Faure Gnassingbé, en el poder desde 1967. Bertin Bandiangou, un estudiante de 25 años, fue uno de los muchos detenidos y torturados, pero ha decidido que seguirá protestando y exigiendo un cambio en el país.

Por esas mismas fechas, estallaron protestas en Kenia, reavivando un levantamiento similar de la generación Z el año pasado por el aumento de los impuestos. Hanifa Adan Safia, de 29 años, fue detenida durante las protestas de 2024 y se encontraba en primera línea cuando los jóvenes volvieron a protestar en junio de 2025 tras la muerte bajo custodia de Albert Omondi Ojwang, un profesor y bloguero keniano conocido por escribir sobre temas sociales y políticos.

Manifestantes instalan la bandera nacional en la estatua del primer rey de Nepal, Prithvi Narayan Shah, durante violentas manifestaciones en Katmandú. EFE/EPA/NARENDRA SHRESTHA

El consultor político Pradip Gyawali, de 25 años, fue uno de los manifestantes de Nepal que contribuyeron a derrocar el Gobierno del país en septiembre, indignados por la corrupción, el nepotismo y la prohibición de las aplicaciones de redes sociales, que se habían utilizado para criticar la vida lujosa de las familias de las élites gubernamentales.

Al mes siguiente, el Gobierno de Madagascar también fue derrocado por las protestas de la generación Z que, según la activista por la transparencia Shely Andriamihaja, de 26 años, también estuvieron motivadas por la indignación ante la corrupción de las élites políticas.

Imad Zoukanni, de 28 años, artista, se unió a las protestas que comenzaron en la ciudad marroquí de Agadir en octubre, después de que varias mujeres embarazadas murieran en cuestión de semanas durante cesáreas en el mismo hospital. En pocos días, las protestas se ampliaron y se extendieron a Marrakech, con jóvenes indignados por las deficiencias del sistema de salud y la elevada tasa de desempleo, en contraste con el gasto público dedicado a la organización de los próximos torneos de fútbol.

“Todo se reduce a la corrupción”

Hanifa, Kenia: “La corrupción es la herida fundamental que agrava todas las demás crisis. La corrupción roba recursos a los hospitales, las escuelas, las carreteras y la seguridad alimentaria. Los jóvenes están indignados porque ven cómo se saquean miles de millones mientras los graduados venden dulces en las calles y los pacientes mueren en los hospitales públicos”.

La generación Z keniana no se siente aislada. Lo que está sucediendo en Kenia parece parte de una ola global más amplia de despertar juvenil, especialmente en países como Bangladesh, Nepal, Indonesia y Perú, donde los jóvenes también se están levantando contra la corrupción, la exclusión económica, la arrogancia política y la violencia estatal

Hanifa Adan Safia Manifestante en Kenia

Shely, Madagascar: “Creo que lo que llevó a los jóvenes de Madagascar a protestar fue la mala gestión del Gobierno y la corrupción en el país. Los jóvenes son las primeras víctimas de la corrupción, especialmente en las universidades, que cuentan con infraestructuras muy deficientes”.

Imad, Marruecos: “Todo se reduce a la corrupción. En lugar de invertir en la vida de las personas, en la educación y en la sanidad, Marruecos ha intentado crear una imagen positiva para el exterior [con el fin de fomentar el turismo]. El Gobierno hace promesas, pero en la vida real no se traduce en mejoras”.

“El desempleo es el principal problema”

Bertin, Togo: “En estos momentos, el principal problema de los jóvenes es el desempleo. Es la consecuencia de la corrupción en el Gobierno. Los jóvenes pueden tener títulos universitarios, pero no tienen trabajo y ni siquiera pueden mantenerse a sí mismos. Se ven obligados a hacer trabajos que ni siquiera les dan para pagar el alquiler a fin de mes”.

Pradip, Nepal: “Muchos de mis amigos han tenido que irse al extranjero para acceder a una educación superior o a oportunidades de empleo. Muchos de los jóvenes que se unieron a las protestas tenían dificultades para encontrar trabajo. Muchos de nosotros somos de otras partes de Nepal, no de Katmandú, que no nos ofrece oportunidades”.

Imad, Marruecos: “Muchos jóvenes tienen una buena educación, pero no hay puertas abiertas para trabajar en los sectores en los que llevan años formándose. El trabajo no es solo una cuestión de dinero, también es una cuestión de dignidad, independencia y esperanza”.

“Servicios públicos en colapso”

Hanifa, Kenia: “La sanidad pública está colapsando, las universidades públicas están infrafinanciadas y el transporte público es brutal para los pobres. Cuando los impuestos aumentan pero los servicios públicos siguen empeorando, la gente se siente doblemente engañada: una por el impuesto y otra por la ausencia de resultados”.

Hay un sentimiento global que está dando forma a esta generación. Marruecos forma parte de él. Es un rechazo colectivo al silencio

Imad manifestante en Marruecos

Shely, Madagascar: “Creo que lo que desencadenó las protestas fue el hecho de que, especialmente en la ciudad, la población sufría una grave escasez de agua y electricidad. El Gobierno ha tenido años para resolver el problema y, en lugar de encontrar una solución sostenible, ha preferido invertir en proyectos menos importantes, como un proyecto fallido de teleférico para aliviar el tráfico.

Imad, Marruecos: “La salud pública fue el principal motivo de las protestas: en cuestión de 20 díasvmurieron en Agadir ocho mujeres embarazadas. La población salió a la calle para hacerse eco de este problema y la protesta se extendió a otras grandes ciudades. Están tratando de presentar Marruecos al mundo durante la Copa Africana de Naciones del año que viene, están invirtiendo mucho, pero relegando las prioridades de la población”.

Solidaridad entre países

Bertin, Togo: “Cuando oímos que la generación Z de otro país protesta por mejores condiciones, nos alegramos y les mandamos mucha energía. Esperamos que tengan éxito. Cuando comenzó la protesta de la generación Z en Madagascar, hablé con un amigo periodista que estaba allí y les deseé lo mejor”.

Los manifestantes aplauden mientras los miembros del ejército se dirigen a ellos en Antananarivo, Madagascar, 14 de octubre de 2025. El presidente de Madagascar, Andry Rajoelina, ha confirmado que ha huido del país durante una dirección a la nación en las redes sociales después de que una unidad militar de élite, CAPSAT, se uniera a los manifestantes durante el fin de semana. Los miembros del Parlamento en la Asamblea Nacional han votado para destituir al presidente Andry Rajoelina. (Protestas) EFE/EPA/HENITSOA RAFALIA

Hanifa, Kenia: “La generación Z keniana no se siente aislada en este momento en absoluto. De hecho, lo que está sucediendo en Kenia parece parte de una ola global más amplia de despertar juvenil, especialmente en países como Bangladesh, Nepal, Indonesia y Perú, donde los jóvenes también se están levantando contra la corrupción, la exclusión económica, la arrogancia política y la violencia estatal”.

Shely, Madagascar: “Creo que lo que ocurrió en Nepal tuvo un gran impacto en lo que ocurrió en Madagascar. Nepal [nos parece] menos corrupto que Madagascar, pero aun así tuvieron el valor de protestar contra el Gobierno. En la mente de la gente, era como si pensaran: 'Si ellos pudieron hacerlo, nosotros también podemos”.

Imad, Marruecos: “Hay un sentimiento global que está dando forma a esta generación. Marruecos forma parte de él. Es un rechazo colectivo al silencio”.

¿Y ahora qué?

Bertin, Togo: “El problema más urgente al que nos enfrentamos es la existencia de presos políticos y su liberación. En segundo lugar, Gnassingbé tiene que irse, porque ha demostrado en demasiadas ocasiones que no es la persona adecuada para liderar el desarrollo de Togo. No podemos vivir en un país en el que algunas personas se benefician de los recursos del país y otras solo tienen una comida al día. Esperamos que muy pronto llegue nuestro turno para el éxito de la generación Z en Togo”.

Pradip, Nepal: “El gobierno [de transición] que se formó tras nuestras protestas está trabajando para celebrar elecciones y esperamos que en el nuevo Parlamento haya caras jóvenes que puedan representar a la generación Z y marcar un nuevo rumbo para el país”.

Shely, Madagascar: “Espero un futuro en el que todos los ciudadanos malgaches vivan con dignidad, en el que los jóvenes tengan acceso a una educación de calidad y a oportunidades. El horizonte que queríamos cuando decidimos protestar aún es lejano, pero al menos ahora estamos trabajando para conseguirlo.

Traducción de Emma Reverter

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