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París pide a Macron que dé refugio a 2.000 aspirantes a asilo que duermen en las calles

Una casa improvisada en las orillas del Sena, en París. Al fondo, la Torre Eiffel / Foto AP/Jacques Brinon © RADIAL PRESS

Angelique Chrisafis

París —

Los políticos de la ciudad de París han reclamado al Gobierno que provea techo a más de 2.000 inmigrantes y refugiados que duermen a la intemperie bajo puentes y en los canales, en lo que grupos de asistencia llaman “condiciones sanitarias catastróficas”.

Un campo con cientos de tiendas de campaña apiñadas bajo el puente de una autopista que cruza el canal Saint-Denis, cerca de Porte de la Villette, es el hogar de unas 1.600 personas, convirtiéndose en uno de los campos improvisados más grandes de Francia.

Hombres y algunas mujeres, quienes según los trabajadores sociales han escapado de la violencia y la dictadura en países como Sudán y Eritrea, viven apiñados en tiendas de campaña sobre el pavimento sin el saneamiento adecuado.

Durante la época fría de principios de año comenzaron a reunirse allí y en los últimos meses la cifra ha aumentado. Hay un punto de salida de agua, pero no hay duchas y menos de una docena de lavabos temporales.

Las organizaciones benéficas sostienen que los traficantes de personas merodean el campo, ya que algunos de los inmigrantes y refugiados todavía piensan en cruzar el Canal hacia Reino Unido. Las personas que duermen a la intemperie temen sufrir robos y violencia.

El defensor del pueblo, Jacques Toubon, ha denunciado que las condiciones de vida en los campos que se ubican al norte de la ciudad suponen una inaceptable privación de los derechos fundamentales. El alcalde socialista del Distrito 19 de París, François Dagnaud, ha advertido ante un posible “desastre humanitario”, y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, ha pedido al Gobierno que les dé techo para solucionar una situación “inhumana”.

La Policía de París ha anunciado que está evaluando desalojar el campo a finales de este mes, lo que implicaría buscar a la gente un alojamiento temporal.

Las ONG sostienen que estos últimos campos son parte de un círculo vicioso que se ha ido generando en París en los últimos tres años. La policía desaloja los campos de inmigrantes y refugiados y estos los vuelven a montar. Desde 2015, ha habido más de 30 desalojos de este tipo.

En el campo del canal Saint-Denis, hombres y mujeres –haciendo cola junto a los grifos de la única fuente de agua– hablan del agotamiento físico y mental que implica vivir a la intemperie con tanto frío.

Habib (nombre ficticio) huyó de Sudán. Este joven de 18 años ha estado en Calais y en El Havre, en la costa norte de Francia, con la esperanza de llegar a Reino Unido. “Desde Calais era imposible, la policía nos tenía fichados”.

Narra que llegó hace dos meses al campo de París donde los hombres dormían apiñados en una tienda de campaña, pero él durmió fuera. No podía dormir de noche, explica, por los problemas de salud mental que sufre desde Sudán, por todo lo que pasó desde que huyó de su hogar y por la sensación de inseguridad que sentía aquí. Antes, pasó un año en Libia, donde vivió en condiciones “brutales”, con la “mafia robándonos nuestro dinero”, hasta que se decidió a emprender un peligroso viaje en bote hacia Italia.

Algunos días encontraba comida, otros no. “Sólo quiero estudiar, tener una vida. No sé qué hacer. Aquí no tenemos escuela, ni comida, ni cama ni documentos”. Habib cuenta que todavía quiere llegar al Reino Unido, “porque en Inglaterra no se duerme en la calle”.

“No tenemos techo. La lluvia nos empapa. Nadie puede dormir bien. ¿Pero dónde vamos a ir?”, afirma un joven de 21 años de Senegal.

Las autoridades de París iban a trasladar a mujeres y niños a alojamientos de emergencia, pero los políticos locales han exigido que el Gobierno consiga un techo para todos los que están durmiendo a la intemperie, aquí y en otros dos campos donde hay otros cientos de personas.

Louis Barda, coordinador en París de Médicos del Mundo, señala sobre el campo del canal Saint-Denis: “Se ha convertido en un punto de tránsito. Los traficantes dejan aquí a algunas personas. Se puede ver a gente llegar con bolsos, algunos preguntan en qué país están”.

Barda explica que los problemas de salud, como afecciones respiratorias y dermatológicos, son el resultado de las “condiciones sanitarias catastróficas” de dormir en el suelo bajo la lluvia. Su equipo ha ofrecido apoyo psicológico para las personas que han pasado por una guerra o que han sido violadas o torturadas, pero a menudo necesitan además apoyo legal para poder solucionar sus problemas administrativos.

Hace tiempo que París se enfrenta al problema de los inmigrantes y los solicitantes de asilo que duermen a la intemperie, aparte de los problemas en Calais, donde un conocido campo improvisado con más de 8.000 personas fue desmantelado hace 18 meses.

La nueva y polémica ley inmigratoria de Macron busca criminalizar el cruce ilegal de fronteras y acelerar el proceso de solicitud de asilo y de deportación de aquellos inmigrantes que no pueden solicitar asilo. Grupos de ayuda han argumentado que la ley no prevé un sistema a largo plazo para recibir y ofrecer un techo a aquellos que llegan a Francia.

Algunas de las personas que duermen a la intemperie en París han sido fichados y les han tomado las huellas digitales cuando entraron a la Unión Europea a través de otro país, habitualmente Italia. Por tanto, se les podría aplicar la “normativa de Dublín” y hacen que regresaran a ese país. Pero en realidad, miles de personas están en esta situación, durmiendo en las calles de Europa, varados en un limbo administrativo, en un sistema que no funciona, según los grupos de asistencia.

Pierre Henry, de la ONG Francia Tierra de Asilo, destaca que a corto plazo las personas que duermen en las calles de París deben recibir algún techo. “Yo les diría a los que toman las decisiones: abrid los ojos, reunid a todas las autoridades locales, las organizaciones de asistencia y encontrad soluciones duraderas”.

Traducido por Lucía Balducci

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