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Análisis DMC Definitive Edition

DMC Definitive Edition

Jaime Pérez

Nos encontramos en plena avalancha de remasterizaciones de los grandes títulos de la pasada generación de consolas, y la última entrega de la saga Devil May Cry no podía dejar pasar la oportunidad de unirse a la fiesta.

DMC, fue sin duda, uno de los mejores juegos de acción que pasaron por PS3 y Xbox360, y teniendo en cuenta la legión de fans que mantiene la franquicia, su reaparición en la nueva generación era una cita obligada.

Como viene siendo habitual, las reediciones no se suelen contentar con aumentar la resolución y mejorar la calidad de las texturas, los estudios responsables suelen incluir otro tipo de incentivos, no sólo para atraer nuevos jugadores, sino para recuperar el interés de aquellos que disfrutaron de la obra original.

En este sentido, DMC Definitive Edition no es una excepción, y a la notable mejora gráfica, se unen modos de juego inéditos y nuevas opciones para que exterminar las criaturas del infierno que pueblan el universo del juego, sea más placentero que nunca.

Desde el punto de vista técnico, destacan una resolución de 1080p y sobre todo, unos 60fps estables. Puede parecer un asunto meramente estético, pero teniendo en cuenta el frenesí de los combates y la cantidad de golpes que podremos ejecutar en breves lapsos de tiempo, el aumento de cuadros por segundo supone una fluidez y una precisión muy superior a la versión para nuestras viejas consolas.

Pero no todo será repetir la misma experiencia de forma más vistosa y fluida, DMC Definitive Edition también incluye los contenidos descargables lanzados hasta la fecha, entre los que se incluye La Caída de Vergil. Como añadido adicional, se suma un modo turbo que acelera la acción para que los enfrentamientos sean aún más frenéticos, y nuevos modos de dificultad para aquellos que busquen llevar la experiencia al límite con el nivel Los Dioses Deben Morir o bien recuperar el estilo clásico de la saga Devil May Cry con el modo Hardcore.

Pero quizás más interesante sea la inclusión del Palacio Sangriento de Vergil, una modalidad de combate donde tendremos que enfrentarnos a los desafíos que nos esperan en las 60 plantas de dificultad progresiva que nos propone esta modalidad. Una opción más que interesante para aquellos que prefieran ir al grano y disfrutar del impecable sistema de combate del juego sin demasiados preámbulos.

Si nos centramos en el modo principal, la trama permanece inalterada, y salvo las mejoras visuales, nuevos skins para nuestro protagonista, y algunos ajustes de equilibrio en una serie de golpes y ataques especiales, nos encontramos con la misma propuesta que vimos a principios de 2013.

La historia comienza en la caravana de Dante, nuestro engreído protagonista, quien tras una buena resaca fruto de una fiestecita de las suyas, recibe la inesperada visita de una enigmática chica que aparece para avisarle de que se avecina un grave peligro, pero el aviso llega demasiado tarde, y el demonio cazador que va en su busca, entra en escena.

A partir de aquí se desarrolla una trama que nos llevará a masacrar todo tipo de esbirros del infierno en una cruzada por liberar al mundo de la tiranía de Mundus, el demonio que controla todo el cotarro.

Contaremos con un repertorio de armas de lo más interesante. A nuestra vieja amiga la espada y las dos pistolas, se suman las armas angelicales, menos potentes pero ideales para acabar con grandes grupos de enemigos y las diabólicas, más enfocadas a producir grandes daños a un único objetivo.

A medida que avanzamos en la aventura aprenderemos nuevas habilidades y desbloquearemos nuevas armas para aumentar nuestro nivel de violencia gratuita. El resultado una vez contamos con suficientes herramientas de destrucción habla por sí mismo, y no hay que ponerse a propinar unos cuantos golpes para apreciar el enorme potencial que esconde.

Pero el desarrollo de DMC no consiste únicamente en mutilar demonios. A menudo nos encontraremos en secciones de plataformas para aportar un poco de variedad donde aparte de saltar tendremos que hacer uso de nuestras cadenas para impulsarnos o tirar de algún objeto con el que construirnos nuestro propio camino. Desde luego no se trata del punto fuerte del juego, sobre todo porque las mecánicas que tenemos que utilizar son bastante repetitivas, pero en ocasiones se dan algunas secuencias, que apoyadas por la trama, resultan realmente atractivas.

Quizás el aspecto más llamativo del argumento sea la interacción entre el mundo real y el limbo. Dante cuenta con la capacidad de entrar y salir de esta antesala de infierno, pero el juego hace un uso muy interesante de ambos mundos, y en momentos de la trama, veremos cómo los personajes interactúan entre ellos a pesar de encontrarse en dimensiones diferentes. Un aspecto que le da un toque muy original y que además está muy bien trabajado por parte de los guionistas.

La campaña de DMC nos puede llevar entre 10 y 12 horas, pero es un juego que invita a repetir, ya sea en niveles de dificultad más elevados, para mejorar nuestra puntuación en cada nivel realizando combos cada vez más brutales, o para encontrar todos los secretos que esconde.

Quizás una de las características que más echamos de menos en esta reedición es la inclusión de alguna modalidad multijugador, competitiva o cooperativa. La incorporación de modalidades como El Palacio Sangriento de Vergil, podía haber sido una buena oportunidad para compartir la experiencia con un amigo, pero por desgracia DMC Definitive Edition sigue siendo un juego para “picarse con uno mismo”.

Técnicamente el juego ya apuntaba maneras en su día a pesar de las limitaciones de las consolas de la vieja generación, pero lo cierto es que esta remasterización hace lucir mucho mejor el apartado artístico del juego, aprovechando además la potencia del nuevo hardware para mejorar efectos de iluminación, sombreado, aplicando de paso texturas de mayor calidad.

Valorar si esta remasterización merece la pena para aquellos que ya jugaron al original depende en gran medida del nivel de entusiasmo de cada uno, pero si se disfrutó del ritmo frenético y del depurado sistema de combate de uno de los mejores hack’n slash realizados hasta la fecha, puede ser una buena oportunidad para rememorar todas sus grandes virtudes.

DMC fue un gran juego, y esta Definitive Edition ofrece todo lo que se puede esperar de una reedición para un hardware más potente. Si fuiste de los que te perdiste este lanzamiento en su momento, no puede haber excusa para cometer el mismo error dos veces.

Lo Mejor:

Lo Mejor:

  • Acción frenética y un sistema de combate exquisito con multitud de posibles acciones y golpes especiales.
  • Volver a probar el juego corriendo a 1080p y a 60fps, da unos resultados mejores de lo que nos imaginábamos.
  • La inclusión de los contenidos descargables y las nuevas modalidades alargan significativamente su vida útil.
  • Una oportunidad perfecta para rememorar en mejores condiciones uno de los mejores juegos de acción de los últimos años.

Lo peor:

Lo peor:

  • A pesar de la mejora en el apartado visual, como todas las remasterizaciones, arrastra ciertas carencias propias de la pasada generación.
  • Se sigue echando en falta alguna modalidad cooperativa, se ha perdido una buena oportunidad para incluirla.
  • Puede no resultar demasiado interesante para los que exprimieron el lanzamiento original, haría falta más contenido inédito.
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