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¿Cómo viven sin cuenta bancaria en 2019 más de 35.000 chinos en Madrid?: “No puedo ni poner internet en casa”

La Embajada china asegura que los bancos han actuado con "discriminación"

Analía Plaza

Julia Sánchez es ingeniera de software y trabaja en Australia desde hace cuatro años. Aunque apenas la usa, comparte cuenta bancaria de ING Direct con su pareja en España. “En su día tuvimos que aportar documentación para probar que no somos residentes fiscales en España”, cuenta. Desde hace un tiempo, todo ha cambiado: “Cada mes nos mandan una carta por email y papel diciendo que tenemos que 'actualizar nuestros datos' o la cuenta se bloqueará. Y no especifican qué datos”.

Cada vez que esto sucede, Julia también recibe una llamada del banco y contesta que no sabe qué datos debe actualizar. “Lo miran y te dicen: 'ah, está todo bien'. Y al mes siguiente otra carta. Pero en dos ocasiones me han llegado a bloquear durante dos o tres días”, continúa. “Lo que podía probar es que era residente fiscal en el extranjero con mi declaración de la renta, visado y contrato de alquiler”.

Al mes siguiente, vuelta a empezar.

Freddy, que pide no ser citado por su nombre real, es un recién licenciado en filología hispánica que nació en China y vive en Madrid. Hace más de un año su banco, Santander, le bloqueó la cuenta porque no actualizó sus datos.

“En ese momento estaba renovando mi tarjeta de estudiante porque la tenía caducada. Y tardó unos meses en llegarme”, dice. Como al banco no le servía una tarjeta caducada no desbloqueó la cuenta, así que Freddy no podía ingresar dinero ni hacer frente a los recibos que seguían llegando. “Tenía dinero, pero mi cuenta estaba bajo cero, así que me quitaban aún más. No tenía sentido”.

Freddy se cabreó tanto que en cuanto pudo saldar deudas y reactivarla, la canceló y decidió no volver a ser cliente de un banco español. “Tengo una cuenta en Estados Unidos y otra en China. Mi hermano me pasa dinero a la primera, mis padres a la segunda y pago con ellas. Pero no puedo poner internet en mi casa porque me piden un recibo de banco español”.

Tanto Julia como Freddy son víctimas colaterales de la ley española de prevención de blanqueo de capitales de 2010, que obliga a los bancos a mantener actualizada la información de sus usuarios. Cómo lo gestiona cada entidad es otra historia: si bien a ella ING siempre se lo ha solucionado en pocos días, él no puede decir lo mismo de Santander.

Su comunidad, la china, tampoco. Ni de este ni de otros bancos. El reciente bloqueo masivo de cuentas de ciudadanos chinos por parte de BBVA desembocó en la primera gran protesta de este colectivo en España, que el pasado 15 de febrero se manifestó delante de la sede la fundación del banco para protestar. El asunto escaló tanto y tan rápido que llegó al Defensor del Pueblo, que ha pedido datos al Ministerio de Economía para actuar.

“Nos llegaron quejas de ciudadanos chinos avisando de que les habían bloqueado la cuenta y que aportar la documentación no había interrumpido el bloqueo. Consideran que les está perjudicando y se sienten discriminados, porque en algún caso les han comentado que es por su nacionalidad”, explican desde la entidad. “Queremos comprobar si el banco ha actuado bien. Si no nos convence, haremos una recomendación, porque las administradores no están obligadas a hacernos caso y a las empresas no nos podemos dirigir”.

Cómo se vive sin banco

La protesta china prendió la mecha un fin de semana, cuando varios ciudadanos empezaron a comentar su indignación en el Facebook de BBVA. “Fue clave, porque en redes se corre la voz enseguida”, explica una de las afectadas, que más tarde contactó con la prensa. “Lo hice porque no toleraba esa situación y decidí romper el silencio. Pero el lunes ya estaba la gente en la calle y había policía en las sucursales. Era cuestión de tiempo que se enteraran los medios”.

En su caso, el bloqueo de cuenta supuso un gran susto (“tenía 60.000 euros, todos mis ahorros de los últimos doce años ahí”) y el miedo a no poder afrontar el pago a Hacienda y a la Seguridad Social como autónoma a final de mes. “Pensé: bueno, tengo 200 euros en una cuenta monedero de otro banco. Pero como no se solucionaba pedí un adelanto a la empresa con la que trabajo. Hubo gente que pidió microcréditos”.

Enia es dueña de una escuela de educación infantil bilingüe que tuvo la cuenta bloqueada desde octubre. La empresa no podía recibir los ingresos de los padres, que al ser la mayoría chinos también tenían la cuenta bloqueada. Aunque pudo trasladar los recibos a otro banco, “el cheque bebé solo se puede ingresar en la cuenta del BBVA”. En el momento de reclamar, Enia suspiraba desesperada: “Yo solo digo que somos legales”.

“Hay gente que no pudo cobrar la pensión. ¿Qué haces si no tienes amigos aquí?”, dice Freddy, que además de afectado es voluntario para ayudar a sus compatriotas a escribir reclamaciones en español. Sin cuenta en España -ni intención de abrirla tras el trato recibido por el Santander- él ha reducido sus recibos al mínimo para no depender de una: usa tarjeta prepago para el móvil, paga la luz con tarjeta americana por internet (Iberdrola lo permite) y siempre lleva suelto.

“No saco mucho porque no me gusta, no es seguro”, cuenta. Lo malo es que cada vez que saca dinero de la cuenta americana le cobran una comisión de entre 3 y 5 euros. “Estoy pensando abrir una cuenta por internet en un banco Reino Unido, pero me tengo que informar”. Varios “neobancos” (empresas tecnológicas que consiguen licencias bancarias gracias a una relajación de la regulación) operan allí, en Alemania o Lituania pero sirven para toda la Unión Europea y han simplificado los procesos para abrir una cuenta porque están dirigidos a millennials que no quieren lidiar con la burocrática banca tradicional. Pero aún no sabemos cómo gestionarían una actualización masiva de datos para cumplir con la ley de prevención del blanqueo.

Tras la protesta, BBVA pidió perdón a los afectados y comenzó a desbloquear las cuentas. Ahora algunos afectados reclaman que se les pague todo lo que han pagado en comisiones mientras tenían la cuenta en números rojos. El Banco Santander ha indicado a eldiario.es que aplica las mismas normas a todos sus clientes y que no se impone ninguna restricción por nacionalidad. En cuanto a sus movimientos de dinero, “se les aplican los mismos controles que el resto de transferencias internacionales”.

“Ha servido quejarse. Es importante luchar”, concluye Freddy. “Pero el primer punto, lo que nos ha llevado a ello, es una cosa malísima. La cuenta es un derecho humano, básico. Ahora la gente tiene miedo de que vuelva a pasar”.

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