Los que sufren fiestas ilegales en los pisos turísticos de Madrid: "Vienen hasta con bola de discoteca" Antonio Pérez

Los pasados días 18 y 19 se celebraron el día y la noche de los museos. Para unirnos a la celebración, que pretende acercar estas instituciones culturales a todo el mundo, hacemos una excursión a un museo, el Cerralbo, que si bien no está propiamente en Malasaña, suele ser objeto de nuestra atención por ser alternativa cultural a orillas de la barriada.
El museo es la antigua casa de Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, que fue un aristócrata de los de rancio linaje, además de licenciado en Filosofía y Derecho en la Central, impulsor de la arqueología española, académico de la Historia e importante político carlista.
Un dato que la gente de Malasaña suele desconocer sobre el museo es que parte de su colección estuvo alguna vez en el barrio. En el caserón de la calle del Pez esquina con Pizarro, donde hoy está el Teatro Victoria, estuvo la casa del marqués, que ocupaba la segunda planta. Allí estuvo viviendo a la espera de que se terminaran las obras del palacete de Ventura Rodriguez, que duraron diez años.
El nuevo barrio de Arguelles tiene su origen en la constatación de que Madrid había quedado constreñido entre los estrechos e insalubres espacios de la cerca que lo rodeaba. En 1860 se aprueba el plan de ensanche conocido como Plan Castro . El nuevo barrio estaba cerca de palacio y se construyó con todas las nuevas comodidades del momento: alumbrado público, alcantarillado, teléfono... Allí se radicaron la nobleza y la pujante burguesía, el boato de la entrada de palacio y los blasones y pinturas de la antigua casa de los Cerralbo que se pueden contemplar en el museo son, de hecho, una demostración de linaje que marca distancias con los "nuevos ricos".
En el caso del palacete del Cerralbo, desde un primer momento se concibió tanto como casa como contenedor de la colección de arte familiar, construida a lo largo de años de viajes por toda Europa.
El nuevo palacio es - algo muy común en el Madrid de la época - de estilo historicista y ecléctico, con resonancias de distintos momentos pasados. Madrid es refractaria a los nuevos aires artísticos y arquitectónicos, y buena prueba de ello es la colección, esquiva a todo aquello que acabara en ismo más allá de alguna pequeña concesión decorativa al modernismo.
El marqués decidió donar el palacio – museo a su muerte al estado, y desde 1924 este es de titularidad estatal (hoy bajo la tutela del Ministerio de Cultura). Tras cuatro años cerrado en los que la colección sufrió una profunda reorganización, la casa reabrió sus puertas al público en diciembre de 2010.
"Muere la vida, viva la fama" es el lema familiar de los Cerralbo, estirpe linajuda como pocas. Una vez agotada la línea sucesoria, el marqués parece que quisiera que la fama familiar, siglos atrás sustentada en las armas, perviviera sobre el legado de su colección artística.
Guía para disfrutar del museo
Echa a volar tu imaginación: La parte accesible al público del museo (el edificio es enorme y no todo es visitable) se divide en el ala donde hacían vida los marqueses y el ala noble, la de más boato, pensada más para impresionar que para vivir.La gran colección de relojes va marcando las horas al paso de los visitantes (por obra y gracia de un conservador dedicado a ello), la casa está trufada de fotos y cuadros familiares, y el mayor placer del museo es hacerse una idea de la vida de las clases altas de finales del XIX y principios del XX a la vista de sus dormitorios, salones y salas de juegos.
De palacio a museo, un documental sobre el Museo CerralboDe palacio a museo
PARTE I
PARTE II