Rui Valdivia: “Yo recomendaría la deriva en bicicleta. No una ruta específica por la ciudad”
El próximo jueves 21 de diciembre, se presenta en La Paralela (Calle Marqués de Santa Ana, 2) ‘Ensayo sobre las dos ruedas’, de Rui Valdivia, editado por el Arte de las Cosas. Como la segunda mitad del título indica, se trata de un libro sobre la bicicleta. Como la primera mitad sugiere, además, es un ensayo que reflexiona acerca de diferentes aspectos, pero siempre desde la perspectiva que le da al autor la montura de su bici.
Los intereses de Rui Valdivia son diversos, hay quien pensaría que dispares. A lo largo de su carrera profesional ha alternado la ingeniería y el mundo de la música. En su blog, matriz de dónde han salido distintos proyectos artísticos (Califactos) y culturales, lleva un lustro anudándolos con trasfondo humanista y filosófico. Juan, digo Rui Valdivia, gasta sonrisa franca, tono de habla bajo (que cala) y ojos expresivos. Su lenguaje corporal es el de la escucha atenta. Esta entrevista se ha desarrollado a través del correo electrónico, pero en sus prolegómenos electrónicos también se ha dejado notar el gusto por la buena conversación.
- Juan, no puedo empezar de otra manera ¿por qué es la bicicleta “un instrumento revolucionario”?
Porque girando avanza. Porque resulta una tecnología sencilla en la que el ciclista se convierte en parte de la propia máquina, y que permite desplazamientos humanos de forma simple y eficiente. Porque montar en bicicleta supone adoptar una decisión personal fuerte y enfrentada a las grandes fuerzas que intentan despojarnos de nuestras ciudades, del control humano que deberíamos poder ejercer sobre el transporte, la energía, la nutrición o la salud. Quien se monta en una bicicleta comienza a pensar de otra manera sobre el mundo que le rodea, se cuestiona muchas cosas de nuestro mundo sobre las que no dudaría si sólo se desplazara en coche y no adoptara un modo de vida activo en sus desplazamientos habituales por la ciudad.
-En el libro encontramos reflexiones integradas acerca del transporte, las ciudades, la energía, la economía, la nutrición, el medio ambiente, la historia, la salud, las drogas, la política, el deporte, el arte, la ética…observadas desde el sillín de tu bicicleta ¿Cómo convencemos al potencial lector de que forma una unidad?
El libro es el resultado de un experimento, de mi ensayo enfrentándome a todas estas cuestiones desde la perspectiva que ofrece ir montado sobre una bicicleta. Desde la bicicleta todo adquiere una dimensión más humana, porque sobre el sillín de la bicicleta uno percibe con más desgarro la contaminación o el poder avasallante del coche y de la economía fósil, se percibe con más intensidad la propia salud, el efecto de la nutrición, la hidratación o la industria de la alimentación y de la salud sobre ese ciclista que utiliza su propio cuerpo para desplazarse. Animo al lector a que monte sobre una bicicleta, y comprobará que comienza a reflexionar y a tomar decisiones sobre estas materias relacionadas. Mi libro no muestra soluciones o verdades sino un modo de experimentar estas relaciones, un modo de indagar no en términos absolutos o universales, sino desde la propia experiencia de cada persona.
-A menudo hablas de la bici en el libro como una tecnología, en un hilo muy coherente con el sello editorial que lo saca, El Arte de las Cosas, de la familia de Las Indias ¿Puede ser la bici vehículo de utopía? (en el mejor sentido). Por otro lado ¿se podría llegar a ser un tecnoutópico de la bici? (en el peor sentido)
Agradezco la oportunidad que me ha ofrecido El Arte de las Cosas, y el apoyo, para publicar este libro. La bicicleta no es la única tecnología hacia la utopía. ¿Por qué no el propio coche también? Cada vez que se produce un accidente en el que un ciclista fallece, tiende a producirse la habitual criminalización de la víctima, como en el caso de las mujeres violadas, etc. La bicicleta resulta útil para analizar el mundo porque es una tecnología criminalizada, y nos ofrece un ejemplo palmario sobre cómo se producen estos fenómenos de explotación y de injusticia, y además nos permite, de una forma sencilla y barata, simular nuestro papel de víctimas de un sistema de transporte, economía y salud que nos domina con su poder tecnocrático.
-En los últimos años hemos visto a políticos de todos los partidos pedaleando para la foto en campaña electoral, a Malasaña hace tiempo que llegaron las plegables y hasta hay un café cuyo leiv motiv es la bici ¿Está la bicicleta de moda? ¿Qué cosas implica?
Cada vez más personas utilizamos la bicicleta en nuestros desplazamientos o en actividades lúdicas de ocio o deporte. Existe una industria de la bicicleta cada vez más potente. En este caso se está produciendo el fenómeno tan habitual de la domesticación del disidente o de la tecnología revolucionaria. Ahora que lo mencionas, este aspecto me resulta de gran importancia, y sobre él casi no he hablado en el libro. Lo que nos subleva cuando vemos estas imágenes es la hipocresía, tan habitual en la industria de la solidaridad, la pobreza las drogas o la prostitución. Casi todas las tecnologías poseen esa doble faz, de la liberación o de la explotación, que depende del sistema en el que se enmarquen. También la bicicleta, que podría convertirse para muchos en un mero artículo de consumo ligado a la industria del ocio y de las experiencias.
-El libro, con un formato algo mayor de los ejemplares de tapa blanda a los que estamos acostumbrados últimamente, es buen soporte para las ilustraciones, que también has hecho tú. Háblanos de ellas.
Soy de la opinión de que los mensajes o los discursos deben intentar difundirse en múltiples soportes, en que tienen que utilizarse todas las herramientas auditivas, visuales y conceptuales, y artísticas, para expresar el sentido de las cosas o de las realidades. De forma humilde, he intentado llevar a cabo este objetivo con el uso de unas 30 ilustraciones en blanco y negro. La misma fabricación de estas ilustraciones ha sido un experimento, un aprendizaje autodidacta en el que llevo empeñado unos dos años. En este caso creo que he logrado darle a las ilustraciones una coherencia formal, que posean un cierto aire de familia, y que ayuden a expresar el sentido de los mensajes o de las experiencias de las que hablo en el libro.
-Para terminar, sabemos que te gusta hacer rutas con la bicicleta por la sierra, pero somos una publicación eminentemente urbana ¿Nos recomiendas alguna ruta por Madrid?
En Madrid he utilizado la bicicleta con fines eminentemente prácticos, una forma cómoda, sencilla, amistosa y barata de desplazarse. El famoso anillo verde ciclista lo he hecho varias veces, pero no me parece que sea una infraestructura que afecte a la realidad de la ciudad. Ahora se están produciendo algunos pasos para concretar rutas seguras en los entornos urbanos, rutas ciclistas que conecten cosas reales. El hecho de que los niños vuelvan a tomar las calles me parece fundamental, en que seamos capaces de construir ciudades seguras y eficaces para los más débiles, los niños y los ancianos. Yo recomendaría la deriva. No una ruta específica por la ciudad, sino perderse en ella y verla desde otra perspectiva, realizar ese experimento tan situacionista de ver las cosas en otra dimensión y sin una utilidad específica. El libro contiene tres extensos capítulos titulados “A la deriva”, que creo que nos ofrecen un buen ejemplo de cómo derivar por la vida.
Dónde: La Paralela Bar , calle Marqués de Santa Ana, 2
Cuándo: Jueves, 21 de diciembre, a las 20 horas
Cuánto: asistencia libre
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