La Quinta de los Molinos será declarada Bien de Interés cultural por la Comunidad de Madrid
La Comunidad de Madrid protege este miércoles uno de los parques históricos con mayor singularidad de la capital. El Consejo de Gobierno tiene previsto aprobar la declaración de la Quinta de los Molinos como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de Patrimonio Histórico. Lo hará por “su elevado valor histórico, urbanístico, paisajístico y botánico”, indican fuentes del área de Cultura, que lleva la propuesta.
Esta quinta es una de las ubicadas junto a la histórica carretera de Aragón, ahora calle de Alcalá, junto a la cercana Torre Arias y a El Capricho y es conocida por sus 1.895 almendros, que formaban parte de los huertos históricos de la finca y que cada invierno despliegan sus flores en un espectáculo natural al que acuden miles de madrileños.
La declaración BIC para este recinto de recreo ubicado en el número 557 de Alcalá, en Canillejas, abarca toda su extensión, tanto las construcciones que presenta como su patrimonio vegetal. Entre las más destacadas se encuentra el Palacete de Cort, una de las obras más relevantes del arquitecto César Cort y sede actual del Espacio Abierto del Ayuntamiento. También está la Casa del Reloj, complejo situado en la entrada, las antiguas cocheras y almacenes, la lavandería, la pista de tenis y el invernadero.
El edificio principal se ubicó junto al camino de la Guindalera, que entonces era la vía de acceso. La edificación que se ve hoy, el Palacete, es el resultado de las reformas realizadas por el autor entre los años 1939 y 1954 sobre una estructura anterior.
Por otro lado, la sucesión de espacios ajardinados se inicia en el entorno inmediato del inmueble, con jardines geométricos que se relacionan con las fachadas, siguiendo los preceptos del Secesionismo Vienés. Y la zona agrícola conforma el tercer sector de la finca, con su sistema hidráulico para el riego como uno de sus aspectos más reseñables.
Actualmente el parque cuenta con un bosque mediterráneo con pinos, encinas y arbustos autóctonos, que crean un ambiente fresco y sombreado al que se unen otras especies como olivos, viñas, higueras, avellanos, lilos, mimosas, hibiscos, adelfas, avellanos, pinos, bojes, aligustres, retamas, eucaliptos y romeros, entre otros.
En cuanto a la fauna, destacan la presencia de aves como petirrojos, mirlos, verdecillos, verderones, gorriones, jilgueros, palomas torcaces o urracas. También abundan los anfibios e insectos como los coloridos escarabajos del grupo de las cetonías, abejorros y abejas, además de una variada presencia de mariposas. El pasado verano el Ayuntamiento de Madrid intentó repoblar el estanque principal con tencas, a la vez que retiraba algunas tortugas depositadas allí de manera irregular por los madrileños.
Cuentan desde el área de Cultura de la Comunidad de Madrid que el nombre de la finca proviene de los singulares molinos de viento que llegaron a la finca desde Estados Unidos para extraer agua de los pozos en los años 20 del siglo XX. Sus terrenos se ampliaron en el año 1943 con otras doce parcelas, que extendieron el recinto hasta las 29 hectáreas.
Entre 1986-1993 se instaló en la Casa del Reloj una Escuela de Jardinería dependiente del Instituto Madrileño de Empleo y Formación Profesional (IMEFE). A partir de 1990, el Centro de Atención de Adicción (CAD) ocupó parte de las edificaciones de acceso desde la calle Alcalá. Y en julio de 2018 abrió sus puertas en el centro cultural y social Espacio Abierto Quinta de los Molinos, que depende del Ayuntamiento de Madrid y ofrece talleres periódicos, además de albergar también un restaurante-escuela.
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