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Estos son los neumáticos que la NASA usa en sus misiones y podrían acabar para siempre con los temidos pinchazos

Una innovación surgida del espacio podría poner fin a los pinchazos en carretera

Héctor Farrés

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Cambiar una rueda en plena carretera interrumpe cualquier trayecto y obliga a ensuciarse las manos mientras los coches pasan a centímetros. Quien ha vivido ese contratiempo sabe que el verdadero problema llega después, con la visita al taller y la reparación del neumático. Esa escena, habitual en la vida de los conductores, podría tener los días contados gracias a una innovación que proviene del espacio.

La NASA y Goodyear diseñaron una rueda metálica que soporta deformaciones sin romperse

La NASA y Goodyear han desarrollado un neumático metálico sin aire, creado a partir de una aleación de níquel y titanio. Este material tiene “memoria de forma” y puede deformarse para recuperar después su estado original. El diseño, probado en el Centro de Investigación Glenn de la agencia en Cleveland, se concibió para vehículos lunares y marcianos expuestos a temperaturas extremas, suelos irregulares y radiación intensa. Según informó la propia NASA, el neumático superelástico fue capaz de soportar esas condiciones sin perder tracción ni sufrir daños.

El proyecto se inició cuando los ingenieros de la agencia espacial buscaban una solución para los rovers que recorren terrenos rocosos. Los neumáticos de caucho resultaban inútiles en entornos donde una simple perforación podría poner en riesgo una misión completa. La respuesta fue una estructura metálica con forma de malla, capaz de absorber impactos y adaptarse al terreno como un muelle. Goodyear participó en la fabricación del prototipo, que demostró su eficacia al resistir deformaciones extremas sin fracturarse.

Esa tecnología, pensada inicialmente para otros planetas, se estudia ahora para bicicletas, automóviles e incluso maquinaria industrial. Los prototipos probados en vehículos ligeros ofrecieron una amortiguación adecuada y una durabilidad muy superior a la del caucho convencional. Estos neumáticos eliminan la necesidad de inflado y, al no desgastarse igual, reducen considerablemente los residuos derivados del mantenimiento.

Los materiales con memoria de forma, explicó la NASA, permiten que cada parte de la rueda actúe como un resorte independiente. Las pruebas confirmaron que puede soportar temperaturas entre -100 y 200 grados Celsius, un rango que abarca tanto los fríos marcianos como el calor del asfalto terrestre. La estructura metálica mantiene la estabilidad incluso bajo peso elevado, sin pérdida de tracción ni deformación permanente.

Otras marcas siguen el ejemplo y buscan fabricar ruedas sin aire más resistentes y sostenibles

El desarrollo también inspiró a otras compañías. Michelin presentó un modelo impreso en 3D, basado en principios biomiméticos, que buscaba la misma resistencia sin aire. Ambas propuestas coinciden en un objetivo común: fabricar ruedas duraderas, estables y sostenibles. Si la producción en masa logra reducir costes, los vehículos del futuro podrían circular sin preocuparse por pinchazos o presiones incorrectas.

El reto principal sigue siendo adaptar el confort de conducción y los costes industriales. Los metales con memoria requieren procesos de fabricación complejos y caros. Además, el comportamiento del material difiere del caucho, por lo que los ingenieros buscan fórmulas que mantengan la suavidad y el silencio en la marcha. Aun así, varias empresas colaboran con la NASA para llevar el proyecto a escala comercial.

Empresas como Michelin exploran diseños impresos en 3D inspirados en estructuras naturales

El impacto medioambiental también forma parte del debate. Los neumáticos actuales generan millones de toneladas de residuos al año, mientras que las ruedas metálicas prometen una vida útil mucho mayor. Su implantación supondría un cambio en la cadena de producción y en la gestión de desechos, con beneficios claros para la sostenibilidad.

Si la transición se completa, cosa que pinta lejano, el gesto de revisar la presión de las ruedas podría convertirse en un recuerdo. De esta manera, lo que nació como una solución para exploradores espaciales puede transformar la movilidad terrestre, simplificando una de las tareas más molestas de la conducción. El avance técnico de la NASA y Goodyear abre así la posibilidad de que pinchar una rueda deje de formar parte de la experiencia de tener coche.

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