'Baladros', el eco demencial hecho poesía

Ricardo Maurandy es un poeta joven, sus 25 años apenas se resumen en su graduado en Ingeniería en la Politécnica de Cartagena, su marcha a Madrid para estudiar Literatura General y Comparada en la Complutense y la publicación de su primer poemario: Baladros (Ed. Poesía eres tú, 2020). “El libro parte de un hermetismo autoimpuesto que me impedía reflejar mi propia esencia, creando un yo ajeno difícil de derrotar”, dice para intentar definirlo.

“Los versos de Baladros supusieron entonces un grito ahogado contra la propia voz que lo emite. El lenguaje poético en el libro es la transformación de aquellas impresiones que no se dejan atrás, sino que permanecen como un 'eco demencial' haciendo imposible cualquier intento de huida”, expresa Maurandy.

El autor estudia ahora un grado en literatura, sin embargo, piensa que “el calificativo de poeta poco tiene que ver con el bagaje académico. Más bien poeta es el que, consciente de su limitación existencial, adopta una mirada de reflexiva necesidad de búsqueda”. Con respecto a la lírica, Ricardo mantiene una visión optimista: “Aunque sea un género minoritario, hoy la poesía es más celebrada que nunca”.

Su voz defiende en Baladros una libertad proveniente desde la imaginación (Ah, pero el cielo nocturno no entiende de cadenas / y el alma se me escapa del silencio) y en sus versos, de ritmo firme y decidido hay espacio también para el desamor (Viniste a mí desnudo, con un yugo de palabras en los ojos).

El trabajo de Maurandy se encamina ahora hacia la prosa poética “si Baladros es un poemario que culmina con un cambio de visión, este nuevo trabajo es una narración de fuerte carácter simbólico que trata de transmitir una emoción bastante difícil de definir en la que el lector acompaña a la voz narrativa en su autodescubrimiento”, nos adelanta.