El colectivo danés Superflex aborda el drama de los refugiados dentro del programa artístico de La Mar de Músicas
Superflex es un grupo de artistas fundado en Copenhague, Dinamarca, en 1993 por Jakob Fenger (1968), Bjørnstjerne Christiansen (1969) y Rasmus Nielsen (1969). Su educación artística se desarrolló en la Real Academia de Copenhague, en la que comenzaron a trabajar de forma rizomática y manteniendo cada uno de ellos su independencia artística, sin jerarquías. El intercambio de conocimientos y la diversidad en sus métodos de trabajo ha sido siempre una constante y una necesidad. Para ellos, el arte contemporáneo es sólo un modo de expresión, una vía colaborativa que ofrece infinidad de posibilidades para expresarse, que permite la experimentación y está libre de obligaciones convencionales. Por eso sus obras funcionan más como herramientas utilitarias que como piezas artísticas.
Empleando técnicas innovadoras y complejas que combinan la instalación, el vídeo y piezas sonoras, Superflex pone continuamente en tela de juicio el rol del artista en la sociedad contemporánea y explora la naturaleza de la globalización y el funcionamiento de los sistemas de poder. Las obras de Superflex son identificables por sus dosis de ingenio, ironía y de un humor subversivo enfocados a expresar preocupaciones sociales y culturales que ellos consideran importantes. Además el debate es parte fundamental y objetivo de sus obras. En este sentido sus proyectos podrían calificarse como un éxito sólo desde que entran a formar parte de un debate público con los espectadores.
Para La Mar de Arte Superflex ha creado la película Kwassa Kwassa, que significa “barco inestable” en la lengua de las islas Comoro. Se trata de una pieza que muestra el proceso de construcción artesanal de una embarcación en la isla de Anjouan, en el archipiélago de Comoro, situado en medio del Océano Índico, entre Madagascar y Mozambique.
Este barco tradicional se ha utilizado desde hace siglos para pescar pero en la actualidad los lugareños de Anjouan han empezado a construirlo para ganarse la vida transportando inmigrantes a la cercana isla de Mayotte, un pequeño trozo de tierra perteneciente a Francia y que constituye la región más remota de la Unión Europea. Las dos islas están a unos 70 kilómetros de distancia, separadas por lo que a priori parece un trayecto corto pero que en realidad se ha convertido en un viaje peligroso que ya se ha llevado la vida de más de 10.000 mujeres, hombres y niños.
En Kwassa Kwassa Superflex interpreta la idea del barco como una construcción conceptual concebida para transportar no solo a los inmigrantes en un viaje político peligroso y complejo, sino también significados, ya que el barco es un recipiente que alberga el sueño de alcanzar una vida mejor en la otra orilla. La pieza muestra además un cuidado trabajo de artesanía y analiza un pasaje físico en el que las vidas humanas transitan hacia un lugar más seguro.
La pieza adquiere más sentido si cabe en su ubicación dentro del Palacio Molina de Cartagena y de hecho su elección no ha sido casual. Las aguas de Cartagena, como las de la mayoría de países en la rivera mediterránea, son escenario perenne del mismo drama humanitario. Aunque son miles de kilómetros los que separan Comoro del Mediterráneo la situación y los sueños de los refugiados son los mismos.
Kwassa Kwassa forma parte de la exposición colectiva Cuento de un Océano, comisariada por la historiadora del arte y escritora danesa Aukie Lepoutre Ravn, dentro del programa artístico dedicado al país invitado de esta edición de La Mar de Músicas, Dinamarca.
Pero Kwassa Kwassa no es la una obra dentro del programa de La Mar de Músicas que narra la travesía de los refugiados en busca de una vida mejor. El escritor danés Morten Dürr presentará en Cartagena y por primera vez en España Zenobia, que narra la historia de Amina, una niña que sueña con vivir en un lugar libre de peligros y del miedo a los bombardeos. Para conseguirlo Amina no dudará en emprender un peligroso viaje a través del mar en que tendrá que luchar por sobrevivir a las tormentas y a la zozobra de la minúscula embarcación que la transporta. El libro, ilustrado por Lars Horneman, relata sin concesiones la tragedia de los refugiados desde el punto de vista de los más vulnerables, los niños. Zenobia recibión en 2016 los premios al Mejor Cómic y al Mejor Cómic Infantil, otorgados por el Ministerio de Cultura danés.
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