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El Kanka, Murcia y la felicidad

"El Kanka" durante su concierto en el Parque de Fofó de Murcia

José Lara

-¿Helena?

- Sí, mamá. Oye, que salimos para Murcia la Negra y yo.

-Pero, hija, ¿salís de Madrid ahora? ¿Preparo cena?

- No, mamá. No voy a casa. Hazme un favor, no es necesario rímel: vístete y déjame que te haga un regalo.

Así empezó el día del 27 de septiembre para algunos y algunas, haciendo lo posible y lo imposible por hacer feliz a nuestros semejantes. Serán muchos los días, innumerables las noches que intentaron hacernos dichosos por unos instantes, pero ninguna como la del pasado viernes con Juan Gómez, 'El Kanka', en uno de nuestros santuarios, en el auditorio Parque de Fofó, donde nos hizo felices, desobedientes y payasos.

Irrumpió 'El Kanka' a las 22:00 horas en Murcia con su gira “Donde caben 2 caben 3”. Con el aforo casi completo pronto rompió las hojas del guion y nos echó a “Volar”; desde entonces, quien quisiera buscarnos debía mirar al cielo para encontrarnos. Quizás parece que exagero, pero si tuvieran delante al malagueño descubrirían el talento de sus letras y dilucidarían que puede ser alegre la figura del cantautor protesta, que no es una cosa del pasado, pues no hay mayor reivindicación que un “Para eso canto”.

Y para eso nos cantó: para que las canciones sean las banderas, para que nos quitemos los complejos, cuidemos nuestros adentros y nos interesemos menos por la imagen y más por la poesía. Con este “Guapos y guapas” continuó 'El Kanka' junto a su banda, haciendo repaso a su repertorio, que con algo más de dos horas de actuación, deleitó al público murciano: al joven, a la madre, al niño y al anciano. No hay edad para la música de este maestro, ni género, ni tiempo, ni momento, ni excusas, ni semblante equino, ni guerras, ni dudas. Todo el mundo fue feliz por más de cien momentos, esos que suelen pasar a formar parte del recuerdo que nunca se va y con los que cualquiera “Querría” y podría afirmar que, esa noche, nuestro mundo parecía menos enfermo.

Con su “Refunk” nos descubrió 'El Kanka' que algunas canciones se denominan malditas, no por cuestiones trágicas ni embates de la vida, sino porque apenas respiras. Nos trajo también un pedacito de su tierra, y se lo agradecimos queriendo a “Andalucía” del mismo modo que él nos quiere, pues demostró ser afectuoso conocedor de nuestra gastronomía, de nuestras gentes, y de algunos bares de copas recónditos que muchos ni conocían.

Y entonces un silbido, o mejor dicho, el silbido, ese “Vengas cuando vengas” y vayas donde vayas que te acompaña y no olvidas. Consiguió ser uno de los momentos más emotivos del concierto, cuando público y banda nos unimos para dejarnos llevar, para ser libres. Con las luces encendidas, con cientos de voces sin amplificar, se alzaron las manos al cielo y a bailar como tú quieras bailar.

Llegó su “Confesión” y dijo haber perdido el juicio, aunque lo pondremos en entredicho, pues más bien alzamos el vuelo; empezamos a querer “Por tu olor” más allá del perfume, con ese toque a bossanova tan especial que nos puso a bailar sin cesar hasta el final. Se sucedieron temas como “Lo mal que estoy y lo poco que me quejo” y se dedicaron peinetas que fueron “Canela en rama” a quienes se empeñan en decirnos que no se puede, justo antes de instarnos “A desobedecer”. Y tras unas “Instrucciones para bailar un vals” con su ritmo tres por cuatro y una rumba para reivindicar el orgasmo, hasta la asturiana de mi derecha parecía tener salero. No es cosa del sur, ni de Murcia, ni del terreno, es gracias a Juan Gómez 'El Kanka', gran artista malagueño.

Su música, en definitiva, es el matiz del matiz, un cúmulo de tanto y tanto que lo mismo suena a tango, a bolero, a rumba, a funky, a murga o a otros cantos. Pero todo ejecutado de forma extraordinaria con un gran hermanamiento entre Juan Gómez y su banda. Con una percusión exquisita llena de toques de luz, Juan Rubio, “El Manin”; junto a José Benítez, la claqueta que marca los tiempos a la batería y, ese gran bajista, Pedro Campos; se lucieron los coros y otra gran artista, nuestra guitarra, la española, la de Álvaro Ruiz, que junto al saxo de Carlos Manzanares, “Avatar”, completaban la lista.

“Qué bello es vivir”…

- ¿Qué dices mamá?

- Digo que… ¡Gracias!

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