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La fidelidad partidaria paga

Francisco Bernabé en una foto de archivo

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Empecemos esta vez por el final. Vale: es difícil justificar el nombramiento de un abogado sin experiencia en gestión de empresas para presidir una firma tecnológica de electrónica para submarinos, mayormente, a no ser que el puesto le sea otorgado por su fidelidad a unas siglas. Tampoco parece muy apropiado que se encargue a una competente enfermera sin experiencia profesional fuera del sector sanitario que dirija una firma de sistemas navales que provee sofisticadas herramientas a submarinos, barcos, tanques, aviones… Por mucho que ambos puestos tengan “especial relevancia estratégica para la Región de Murcia”, como hizo saber el partido de los recién nombrados, el socialista.

Se trata, como es fácil de adivinar, de Joaquín López, número dos del líder socialista regional Diego Conesa, y de Susana Hernández, también dirigente socialista regional que, como aquel, perdió su lugar en el Senado tras la repetición de elecciones del 10 de noviembre de 2019 por la imposibilidad de formar gobierno tras los comicios de junio anterior. Y, como era igualmente fácil de adivinar, el todavía primer partido de oposición en el Estado y gobernante en Murcia, el PP, ha bramado su disconformidad con esta adjudicación de cargos para los que, en principio, los designados no parecen tener más idoneidad que la de disponer de un carnet de partido.

No está de más recordar algunas cosas al hilo de estos, y otros, nombramientos. Curioso es que el ariete del Partido Popular en este último caso de similitud a las famosas puertas giratorias a escala regional haya sido un ínclito personaje que otra cosa no, pero colocado gracias a su carnet de militante fiel está un poco.

Calladito estás más guapo, podría haber dicho alguien al senador de Su Majestad Francisco Martín Bernabé, que cargó con armas y bagajes ––y no sin supuesta razón objetiva–– contra las designaciones de López y Hernández. Claro que su santa indignación queda un poco desleída cuando se repara en que el citado “popular” chupa del bote del carnet de manera “ostentórea”, al estilo Gil y Gil, pues ha conseguido que su grupo senatorial eleve el asunto a la categoría de diatriba parlamentaria.

Ya nos tuvo acostumbrados el personaje a sus actuaciones de elefante en cacharrería, como cuando se desempeñó tal que de Delegado del Gobierno (de Rajoy) y manejó putativamente las porras de los uniformados con banderita rojigualda en el brazo para que apalearan inmisericordemente los costillares de aquellos de “el tren por abajo, yo por arriba”.

Antes prodigó su especial oratoria en alguna actuación en el atril del Congreso de los Diputados ––a donde llegó por méritos individuales y propios y su gran valía política, obviamente––, como aquella en que explicó lo pernicioso del “efecto látigo” del rabo de los perros en las piernas de sufridos viandantes, para abogar por su corte radical.

Coherente como cura putero fue también nuestro respetado senador ex-represor, pues defendió simultáneamente la patraña del puerto de El Gorguel, en tanto que portavoz regional de su partido, y se opuso tajantemente a su construcción, en su capacidad de alcalde de La Unión.

No obstante, sus reconocidas habilidades dialécticas, discursivas y argumentales no le han sido suficientes a nuestro dilecto representante para recordar que el a la sazón portavoz del grupo parlamentario que apoya al Gobierno en la Asamblea Regional, llamado Segado, don Joaquín, gozó nada menos que del cargo público mejor remunerado de la Región en la Autoridad Portuaria sin otro mérito que la fidelidad partidaria. Una empresa pública esa para la que se supone, como el valor a los militares, que su presidente debe tener preparación técnica, empresarial o gestora de alto nivel, dada la magnitud de la tarea.

Sin embargo, este Segado que detentó durante algo más de un año tan amplia y bien remunerada poltrona llegó a ella, precisamente, porque su partido se vio en la obligación de rescatarlo de la inanidad política que no se merecía como presidente local en Cartagena y a la que se había visto disciplinadamente abocado para ceder la cabeza de lista municipal a la inefable actual vicealcaldesa y exportavoz de aquel PAS de tan infausto recuerdo. Algo parecido a lo de López y Hernández.

Aunque las credenciales para presidir la Autoridad Portuaria del Segado en cuestión eran de tal nivel que nulas, puesto que en su c.v. de entonces figuraba que tenía “estudios de turismo”, sin titulación alguna. Así sigue, como se puede comprobar en su perfil de la web de la Asamblea que preside el gran cofrade.

Además de recordar el dicho de aquel profeta (“el que esté libre de pecado,...”), los partidos mayoritarios deberían plantearse si el circo de repartir cargos como premio a la fidelidad o, incluso, a un líder coyuntural es una práctica no ya digna sino simplemente eficiente y efectiva para el buen funcionamiento de la maquinaria de la administración del Estado. Especialmente en esta región, tan acostumbrada al baile de sillas, enchufes, prebendas y colocaciones caprichosas de los fieles de aquellos que van mandando sucesivamente en los departamentos de Gobierno.

Por supuesto hay que dar y reafirmar el mecanismo democrático de que quien gana las elecciones tiene el muy legítimo deber de poner a las personas de su elección para ejecutar las políticas que pretende realizar. Pero los ciudadanos merecen y la administración necesita estar dirigida por quienes realmente entienden algo de lo que llevarán entre manos. No por advenedizos con carnet y fidelidad manifiesta al preboste de turno. Vale.

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