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El día después del 26M: pactos para cambiar o para que todo siga igual

Debate electoral organizado por el periódico La Opinión en el Paraninfo de la Universidad de Murcia / Carlos Trenor

Julio López Guillén

A pocas horas de las votaciones, con los datos en la mano y tirando de la lógica que usan los jefes de campaña, algunos analistas tenemos la obligación de mojarnos y apuntar hacia dónde podrían ir los movimientos políticos una vez conocido el recuento del próximo domingo.

Pase lo que pase, es evidente que se cerrará una etapa política en la Región de Murcia y quizá sea la primera vez que podamos decir que “todos deciden” o más bien “todos tienen opción de decidir”.

Si hacemos caso de los promedios de las encuestas electorales para la Asamblea Regional nos vamos a encontrar con dos opciones válidas para formar gobierno. O bien sigue el Partido Popular o toma el relevo el Partido Socialista.

Analicemos pues los escenarios de cada una de estas opciones. Si Ciudadanos se inclina por permitir un gobierno del PP también tendrá que explicar cómo da su bendición a un partido carcomido en las últimas semanas por los capítulos tan poco edificantes que varios de sus miembros han protagonizado, algunos de ellos ya en manos de la justicia. Las opciones del PP regional para conseguir los votos que necesitan han venido de la mano del candidato a la alcaldía de Librilla, el líder popular en El Raal, un cura de Yecla, docentes que firman cartas en colegios concertados, a los que hay que sumar el chanchulleo en la consejería de Fomento.

No parece que Ciudadanos, según su propio código de comportamiento y a la luz pública, pueda apoyar un gobierno de los azules en una situación de empate con los socialistas. Más aún sabiendo que también deberían contar con los votos de una formación ultraderechista. La misma que aborrecen los homólogos europeos del partido de Albert Rivera y cuyo pacto en Andalucía le valió una bronca mayúscula en Bruselas y en el seno de ALDE, el partido de los liberales europeos. Así es que pasemos al segundo de los escenarios.

El pacto, que no será tal, se produciría únicamente para permitir la investidura de Diego Conesa como Presidente del Gobierno de la Región de Murcia, eso sí, bajo pago de una serie de “tasas” que el partido naranja considerará esenciales, al tiempo. Ya en la pasada legislatura dejaron claro que, de ningún modo, coincidiría el signo político de la presidencia del gobierno con el de la presidencia del parlamento autonómico. Así las cosas, si Diego Conesa es investido, ya sabe cuál será la primera pieza que deberá poner en el tablero.

La dificultad de permitir esta operación, en boca de varios de sus líderes al ser Conesa un “fiel aliado de Pedro Sánchez” conllevará otros pagos, a la vista está la designación de senadores autonómicos, a la que el PSRM tiene derecho, y que podría dejar caer del lado de Ciudadanos sin mayor problema, puesto que la mayoría absoluta en el Senado de los socialistas está más que garantizada, dando así algo de visibilidad a Ciudadanos en la Cámara Alta. Quienes fueran las personas elegidas por el partido de Isabel Franco para estas dos magistraturas es todavía una incógnita, pero en cualquier caso no debería ser ella misma porque la privaría de la opción de ejercer su papel de portavoz de la oposición, que es exactamente la posición que persigue para diferenciarse del PP.

Este esquema, mas alguna plaza en ayuntamientos y empresas públicas donde Ciudadanos reclama perfiles técnicos (como el Puerto de Cartagena), es el que se está evaluando en las sedes de los partidos políticos de la Región.

Por cierto, que nadie espere por parte de los protagonistas de esta historia la firma de un documento notarial que certifique sus intenciones, todo vendrá dado por la posibilidad de los números que obtengan en la votación de este domingo y previa bendición de sus respectivos jefes en Madrid.

Llegado el momento, y siguiendo esta línea argumental, el mayor problema de Diego Conesa no será ser investido Presidente si dan los números, será otro bien distinto. El PSRM encontrará una administración pública anquilosada, ineficaz y atrapada por los más de diez mil millones de deuda pública generada por la evidente negligente gestión de 24 años de la derecha política en la Región de Murcia. “Hay dinero para subir la persiana, poco más”. No son mías estas palabras, sino de dirigentes populares en la Consejería de Hacienda. El líder de los socialistas deberá encontrar personal para docenas de nombramientos y cambiar los equipos de trabajo a fin de poner en marcha un aparato administrativo acostumbrado, durante demasiado tiempo, a hacer lo justo para que parezca que realmente el gobierno funciona.

Si lo consigue, ya tendrá la mitad del camino hecho y el nuevo tablero político comenzará a funcionar de nuevo. Si entendemos que el candidato socialista es fiel al estilo que conocimos cuando fue Delegado del Gobierno, todo el trabajo que les acabo de resumir, ya lo tendrá hecho.

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