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Condenado a 21 años de cárcel el hombre que mató a su pareja en presencia de sus hijos menores en Murchante (Navarra)

Imagen de la detención de Pedro María Ruiz en Donostia tras darse a la fuga. EFE

Rodrigo Saiz

Pamplona —
16 de noviembre de 2023 18:16 h

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La Sección Segunda de la Audiencia de Navarra ha condenado a Pedro María Ruiz Jiménez a 21 años y seis meses de cárcel por el asesinato de su pareja, en presencia de sus dos hijos menores, en la localidad navarra de Murchante, el 7 de julio de 2021. Según recoge la sentencia, Ruiz Jiménez siguió con el coche a su pareja, María Pilar Berrio, quien iba en otro vehículo con sus hijos se 6 y 10 años, la embistió, se bajó de su coche y la asesinó asestándole 17 cuchilladas, de las cuales una le seccionó la yugular. Tras el crimen se dio a la fuga y robó un vehículo policial. Fue detenido por la Ertzaintza al día siguiente en el barrio de Gros, en Donostia, cuando trataba de modificar su aspecto en una peluquería.

La sentencia ha sido dictada de conformidad tras el acuerdo alcanzado entre el Ministerio Fiscal, la acusación particular, la acción popular -ejercida por el Instituto Navarro para la Igualdad- y la defensa. Ruiz Jiménez ha aceptado 20 años de prisión por un delito de asesinato, seis meses por un delito de maltrato habitual, otros seis por quebrantamiento de medida cautelar y seis más por un delito de conducción temeraria. Además, se le ha impuesto una medida de libertad vigilada de seis años -a cumplir tras la pena de prisión-, así como 30 años de prohibición de acercamiento y comunicación respecto de los dos hijos menores de la víctima, a los que deberá indemnizar con 150.000 euros a cada uno. Asimismo, también abonará 25.000 euros a la madre de la fallecida por el daño moral.

Los magistrados consideran probado que Pedro María Ruiz Jiménez mantenía una relación sentimental la víctima, que era a su vez su excuñada, desde el mes de octubre de 2020. Ambos convivieron durante varios periodos en una vivienda que la mujer tenía en Murchante y a lo largo de la relación, el procesado “en numerosas ocasiones” golpeó, insultó y amenazó a su pareja, quien había interpuesto contra él varias denuncias por maltrato. Un juzgado de Pamplona le había prohibido a Ruiz Jiménez el 26 de junio de 2021 comunicarse y aproximarse a la denunciante a una distancia inferior a 100 metros durante la instrucción de la causa.

Con todo, el procesado acudió en varias ocasiones la noche del 6 al 7 de julio al domicilio de la víctima, al que trató de acceder, al tiempo que la llamaba por teléfono. La mañana del 7 de julio, sobre las 10 horas, el hombre acudió de nuevo a la vivienda. Cuando la mujer se marchó en un vehículo acompañada de sus dos hijos menores, comenzó a seguirle en su coche.

Según recoge la sentencia, “guiado en todo momento por la voluntad de acabar con la vida” de su pareja, y a pesar de que estaba poniendo riesgo la vida no solo de ésta, sino también de los menores, la persiguió a gran velocidad cuando circulaba por la carretera NA-6840 (Tudela-Murchante) hacia la carretera N-121C (Tudela-Tarazona). De esta forma, logró que la mujer se saliera de la vía por el lado derecho y circulara por el camino de servicio. El procesado le cerró el paso, dio un brusco giro al volante y colisionó por embestida con el otro coche.

Tras lograr detener el vehículo de su pareja, se bajó del suyo con un cuchillo y se dirigió hacia ella, que seguía sentada en el asiento del conductor, “con clara intención de matarla”. Ante esta situación, que impedía a la víctima una mínima defensa, “le seccionó la yugular interna derecha”, que le causó la muerte a las 10.38 horas.

La sentencia considera probado que, con anterioridad, hasta que alcanzó la yugular, le causó varios cortes y heridas, hasta un total de 17, algunas de las cuales, como las producidas en el brazo derecho, mano y hombro izquierdo, fueron claramente defensivas, “en un vano intento de protegerse con las manos y brazos de las acometidas llevadas a cabo por el acusado con el cuchillo que portaba”.

Tras matarla, el condenado protagonizó una larga fuga que incluyó el robo de un vehículo que resultó ser una patrulla camuflada de la Ertzaintza, cuerpo policial que colaboró con la Policía Foral en búsqueda del que era el único sospechoso del crimen, y que terminó deteniéndolo en el barrio donostiarra de Gros el 8 de julio. “Se encontraba en una peluquería buscando cambiar su aspecto físico”, informó entonces la policía vasca.

En un primer momento el delito se tipificó como un crimen de violencia doméstica, ya que víctima y agresor eran excuñados, pero pocas horas después de los hechos se confirmó que ambos mantenían una relación sentimental y se calificó como violencia de género.

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