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El grupo parlamentario de Podemos “no reconoce la autoridad” de la gestora impuesta “ilegítimamente” en Cantabria

Reunión del grupo parlamentario de Podemos con la ausencia de la diputada Verónica Ordóñez.

Laro García

El conflicto interno desatado en Podemos Cantabria durante los últimos meses ha dado un nuevo giro de guión este viernes y lleva al partido directo hacia la escisión. Tras la reunión extraordinaria convocada por su grupo parlamentario autonómico, en la que han participado dos de sus tres diputados -Alberto Bolado y José Ramón Blanco, ya que Verónica Ordóñez no ha acudido-, el nuevo portavoz de la formación morada en la Cámara ha anunciado la ruptura con la dirección nacional del partido.

“Este grupo parlamentario ha acordado someterse única y exclusivamente a la autoridad de la secretaria general y del Consejo Ciudadano elegidos por los inscritos de Cantabria y, por tanto, no reconocemos ningún tipo de autoridad a una gestora impuesta ilegítimamente a través de un golpe de estado interno”, ha subrayado Bolado, que asume la portavocía tras decidir en esa misma reunión la destitución de Ordóñez, quien ocupaba ese cargo desde el comienzo de la legislatura.

Según ha explicado en rueda de prensa, Ordóñez ha sido cesada como portavoz del grupo parlamentario de Podemos Cantabria por ser la “primera sospechosa” de “participar en todo tipo de maniobras” para conseguir la imposición de una gestora en Cantabria que pondrá fin al mandato de la todavía secretaria general, Rosana Alonso, contra la que perdió las primarias la pasada primavera.

Se da la circunstancia de que tanto Ordóñez como Blanco están suspendidos cautelarmente de militancia, una decisión que tomó la dirección autonómica esta pasada semana tras el duro enfrentamiento público que han mantenido ambos y que incluye incluso una acusación de “acoso laboral” de la exportavoz contra su compañero de filas.

Además, la diputada es también la única candidata en las primarias para elegir al cabeza de lista en las próximas elecciones autonómicas en Cantabria, un proceso interno que actualmente está paralizado por los tribunales tras la exclusión de Rosana Alonso y su recurso ante la justicia por “vulneración de derechos fundamentales”.

Ante este nuevo escenario, y a la espera de que se pronuncie la dirección nacional, todas las opciones están abiertas: desde que Blanco y Bolado sean inhabilitados por no reconocer la autoridad de la gestora en Cantabria, hasta que sean ellos dos quienes expulsen a Ordóñez del grupo parlamentario o se vaya ella misma, provocando otra crisis institucional en el Parlamento, ya que todas estas alternativas suponen la disolución del grupo parlamentario de Podemos y su reconocimiento como diputados no adscritos o miembros del grupo mixto.

Silencio de Ordóñez y Blanco

Mientras la imagen del partido sigue sufriendo las consecuencias del terremoto interno, dos de los protagonistas principales de este escándalo, Ordóñez y Blanco, guardan silencio. La diputada cogió la baja tras serle denegado el voto telemático en la última sesión plenaria, donde no quería compartir escaño “con un acosador”, como calificó a Blanco.

Por su parte, Blanco sigue sin comparecer ante los medios desde hace aproximadamente dos meses, cuando anunció que renunciaba a su acta de diputado tras saltar a la luz la denuncia interna por acoso de tres mujeres del partido: la propia Ordóñez; la secretaria general de Podemos Santander, Lydia Alegría, y una extrabajadora del gabinete de prensa.

Esa renuncia no se concretó formalmente porque Blanco cogió una baja laboral. No fue hasta la pasada semana cuando acudió de nuevo a los plenos, tras una advertencia de sanción por parte de la Mesa del Parlamento, ya que la Seguridad Social había notificado su alta pero este no había retomado su trabajo y sus funciones como diputado. Tras su reaparición, la propia dirección autonómica de Podemos exigió su renuncia, algo que no ha ocurrido y que no parece probable a la vista de los acontecimientos.

En este caso, a pesar de acudir a la reunión del grupo parlamentario, Blanco ha esquivado a la prensa y no se ha sometido a las preguntas de los periodistas sobre su futuro o sobre la situación en la que queda Podemos Cantabria, ya que en la comparecencia posterior solo ha estado presente Bolado como nuevo portavoz morado.

De hecho, preguntado sobre esta circunstancia, Bolado ha evitado reclamar directamente el acta a su compañero, señalando que “es una decisión personal”, aunque recalcando en varias ocasiones que “respalda” las directrices de la dirección autonómica de Podemos encabezada aún por Alonso.

Motivos de la destitución

Para Bolado existen “motivos sobrados” para proceder a la destitución de Ordóñez como portavoz. “No parece lógico que ostente la portavocía quien ha sido suspendido de militancia”, ha subrayado, recordando que el pasado 22 de diciembre el Consejo de Coordinación de Podemos Cantabria tomó esta decisión de forma temporal y cautelar.

Entre las razones esgrimidas para justificar el relevo en la portavocía del grupo, Bolado ha aludido a una “dejación de funciones” por parte Ordóñez en sus tareas como portavoz y diputada y la ha acusado de “haber perseguido su interés personal” antes que “el de la sociedad cántabra y del propio partido” o de “haber participado de manera evidente en todo tipo de maniobras para lograr lo que finalmente ha acabado por ocurrir”, que la secretaria general de Podemos Cantabria vaya a ser cesada y en su lugar se nombre a una gestora.

Alonso también fue inhabilitada para concurrir a las primarias para ser la candidata del partido a la Presidencia de Cantabria por, supuestamente, ser conocedora del presunto acoso laboral de Blanco a sus compañeras de partido y “encubrirlo”, una acusación en la que Bolado ha implicado a Ordóñez. Sin embargo, ha considerado que “nadie hasta el momento ha explicado en qué consiste ese presunto encubrimiento”.

“O irse a casa o plantar cara”

Bolado ha aprovechado también su comparecencia ante los medios para pedir disculpas a la ciudadanía de Cantabria por el “espectáculo” que están protagonizando. Sin embargo, y aunque ha reconocido que estas actitudes y enfrentamientos públicos entre compañeros “pasarán factura” en las próximas elecciones, da por hecho que el conflicto permanecerá vivo “mientras la dirección nacional actúe como juez y parte, continúe con la purga y no se siente a dialogar y negociar”.

El nuevo portavoz, -que deberá dejar su trabajo como abogado, ya que su nueva tarea le exige dedicación exclusiva-, ha admitido también que el proyecto político de Podemos está “tremendamente deteriorado” y ha reafirmado su decisión de dejar la política cuando acabe esta legislatura.

“Hasta entonces, hay dos alternativas: o plantar cara o irse para casa. Y yo la segunda opción no me la planteo”, ha recalcado para defender la “legitimidad” de la actual dirección en Cantabria y criticar la “actitud antidemocrática” que, a su juicio, está mostrando la cúpula del partido en Madrid. Cuestionado sobre la posibilidad de ser sancionado tras estas declaraciones, ha sido tajante: “A mí en Podemos ya no me sorprendería casi nada”.

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