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Y Alberdi se ratificó ante la atenta mirada Txitxo

Ochandiano, Tellería y De Miguel, en el banquillo

Iker Rioja Andueza

Ainhoa Alberdi sólo es una voz que se proyecta en la sala de prensa de la cuarta planta del Palacio de Justicia de Vitoria. Que no haya imágenes de la denunciante para que no salga ni en televisión ni en los periódicos es la protección que le ha procurado la Audiencia Provincial de Álava después de la solicitud de la Fiscalía en aras a su “sosiego” durante las tres largas jornadas en las que está citada. La primera, de más de cinco horas, ya se ha completado este lunes. Aún quedan las sesiones de este martes y del miércoles 14 de marzo, que seguirán el mismo formato.

La propia Alberdi ha recordado que incluso demandó al único periódico que difundió su fotografía, a 'El Mundo'. El director y el autor de la fotografía resultaron condenados a indemnizarla. “Me metí en esto por convencimiento de Justicia y quizás debería haber reflexionado más las consecuencias. Después de nueve años volver a estar en la opinión de todo el mundo afecta. Y mucho”, ha ahondado una mujer que incluso tuvo que defenderse de la acusación de haber actuado como lo hizo por una venganza sentimental. “Soy una mujer autónoma e independiente”, ha explicado este lunes molesta con que sus interlocutores se dirigieran a su padre para que pasara por el aro de las comisiones. ¿Tendrá que volver a responder a esa teoría cuando este martes le interroguen los abogados defensores de los imputados?

La protección no ha alcanzado para que Alberdi, que ha sido introducida a la sala de vistas por una entrada diferenciada de modo que no coincidiese en los pasillos con las personas a las que acusa de extorsión, haya evitado compartir un largo rato con la mirada de los imputados clavada en su espalda. Allí, a pocos metros de ella, Alfredo de Miguel, Aitor Tellería, Koldo Ochandiano, Jon Iñaki Echaburu, Iosu Arruti o Alfonso Arriola no han perdido detalle de la comparecencia, trufada con la reproducción -en muchos momentos inaudible- de las grabaciones que entregó en 2009 a la Fiscalía y que, junto a un puñado de correos electrónicos, son pruebas fundamentales de la acusación. El público, entre ellos algún excargo del PNV, ha podido asistir con normalidad a la vista y poner cara y ojos a Alberdi, extremo vetado a la prensa.

Alberdi, a preguntas de la Fiscalía, ha cumplido su palabra. “Lo que está en sede judicial dicho está y me ratificaré en todo momento”, había prometido en 2011. La testigo clave del 'caso De Miguel' no se ha limitado a seguir el guion marcado por el fiscal, Josu Izaguirre, sino que incluso ha realizado apostillas para dejar claro que cuando le dijeron que tenía que “pasar por caja” se le estaba exigiendo una comisión de 100.000 euros.

-¿Usted lo entiende como que le están reclamando 100.000 euros?

-No es que lo entienda. Es que me están reclamando ese dinero.

Antes del testimonio, que no ha dejado lugar a las dudas, los abogados habían tratado de buscar un último resquicio para desactivar a Alberdi. Primero buscaron sin éxito declarar nulas unas grabaciones en las que -repiten- no hay nada incriminatorio. Luego se pelearon contra los agentes de la Ertzaintza que investigaron para el juez Roberto Ramos y les llegaron a acusar de manipular evidencias. Hoy tocaba subrayar que Alberdi, además de empresaria, era abogada. Y que como tal asesoró a algunos de los imputados, como De Miguel y Echaburu. Un letrado ha recordado el “secreto profesional” y la “confidencialidad” de este tipo de relaciones, a lo que Alberdi ha replicado que les ayudó en asuntos privados como un alquiler de veraneo del político como ayudaría a un primo con una multa de tráfico. Y el fiscal ha subrayado que en caso de delito -y ha dicho que esta trama de comisiones lo es y “extremadamente grave” además- esta cautela no es aplicable.

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