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Cifuentes presume de saber policial al explicar su desaparecido trabajo de máster… y se olvida de la Policía de Navarra

La oposición preguntará a Cifuentes por su máster en el pleno de la Asamblea

Miguel M. Ariztegi

La huida hacia adelante de Cristina Cifuentes para justificar las irregularidades relacionadas con sus méritos académicos publicadas por eldiario.es no permite vislumbrar un final. La presidenta de la Comunidad de Madrid añadió ayer un nuevo error en sus argumentaciones. A preguntas de los periodistas, informó de que el tema de su desaparecido Trabajo de Fin de Grado en el máster que cursó en la Universidad Rey Juan Carlos le resultó “particularmente grato e interesante”: “Y por qué no voy a decirlo también, particularmente sencillo, puesto que tenía mucho que ver con las funciones que yo desempeñaba en Seguridad Ciudadana”.

El tema en cuestión versaba sobre el reparto competencial entre administraciones en materia de seguridad: “Básicamente el trabajo consistía en una exposición con referencias legislativas respecto a dónde están residenciadas las competencias en materia de seguridad ciudadana en aquellas comunidades autónomas con regímenes especiales, particulares, que en este caso son exclusivamente: Cataluña, País Vasco y en cierta medida, Canarias, que son las únicas autonomías que tienen policías autonómicas propias”, apuntó segura de sí misma.

Como no aparece el trabajo, tampoco las correcciones que apuntaron sus profesores, pero si ese es el resumen, adolece de un error de bulto: la ausencia de la Comunidad Foral de Navarra y su Policía como cuerpo de seguridad del Estado.

Y no es que sea un cuerpo de reciente creación, como la Policía canaria, que comenzó a operar en 2010 con una dotación de 100 agentes, si bien atraviesa en la actualidad una crisis que ha rebajado el número de sus miembros a unos 85 y hace peligrar incluso su viabilidad futura.

Una policía de 1928

Los orígenes de la Policía Foral se remontan a 1928, cuando la Diputación Foral de Navarra crea el Cuerpo de Policías de Carretera, con objeto de “atender a la policía de las carreteras, vigilar la circulación e inspeccionar los impuestos provinciales –especialmente el de patentes– dentro de las mismas”.  En sus inicios se trataba de un Cuerpo adscrito a la Dirección de Caminos, que en 1935 se unió al de Recaudadores de Arbitrios, si bien siempre funcionaron como dos secciones independientes a pesar de compartir jefatura y reglamento.

La historia de la Policía Foral está ligada a los avatares del gobierno navarro por conservar prerrogativas que le corresponden por su régimen foral, pero desde la Ley Orgánica de Amejoramiento y Reintegración Foral de Navarra de 1982, se ha adaptado a la Constitución de 1978 y ha ido aumentando sus competencias: la custodia de edificios oficiales en 1979, la protección de autoridades en 1980, los espectáculos públicos, el juego y las actividades recreativas en 1980…

A partir del mes de junio de 1987 comienza a ampliarse regularmente la plantilla de la Policía Foral (pasa de 86 a 133 miembros). Es reseñable que es en esa promoción de 47 nuevos agentes, ingresan en la Policía Foral las dos primeras mujeres. Ese mismo año, Policía Foral cambia su imagen externa: sus uniformes grises son sustituidos por unos más modernos y funcionales en los que predomina el color rojo representativo de la bandera de Navarra.

El despliegue territorial de la Policía Foral se inicia en el año 2002 con la apertura de la comisaría de Tudela, y se completa en 2006 con la creación de las comisarías de Alsasua, Elizondo, Estella, Pamplona, Sangüesa y Tafalla. Actualmente la plantilla de la Policía Foral está integrada por 1.076 agentes, y está previsto que alcance los 1.200 policías en los próximos años.

En resumen, que una simple consulta en la web del Gobierno de Navarra habría permitido a Cristina Cifuentes mejorar sustancialmente el contenido de su trabajo de fin de máster. “Básicamente esa era la materia del trabajo, de la cual yo tenía, por razón de mi cargo, no solo conocimiento sino también interés y era, como le he dicho, un tema sencillo, en el que me desenvolvía con cierta facilidad”, insistió ayer la presidenta.

Como ya ha publicado este periódico, Cristina Cifuentes presuntamente cambió el nombre de su primer máster para añadirse méritos, falsificó las notas del segundo máster cursado en una universidad pública, con el también presunto beneplácito de un tribunal que nunca se reunió, y presentó pruebas falsificadas y otras excusas para defenderse de la investigación periodística que eldiario.es ha ido cerrando en torno a su persona. Las sospechas se extienden ahora incluso a la forma en que logró su actual plaza de funcionaria, una catarata de mentiras que no hace sino precarizar aún más su situación.

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