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¡Que gane Vox!

Sergi Pitarch

Por las movilizaciones callejeras de los sindicatos de clase -no los amarillos- cualquiera diría que los gobiernos del cambio que desalojaron a la derecha de las instituciones valencianas después de cuatro lustros son instrumentos neoliberales que quieren desmontar el sistema de función pública.

Este sábado, a cuatro meses de elecciones y con Ciudadanos y Vox sembrando la sospecha sobre los docentes valencianos por un supuesto adoctrinamiento en las aulas -los mismos profesores y las mismas materias que cuando gobernaba el PP-, el sindicato mayorítario en Educación ha convocado una manifestación en el centro de Valencia. Consideran en el Sindicat de Treballadors de l'Ensenyanent del Pais Valencià (STEPV) que sacar 3.000 plazas de profesores para consolidar otros tantos puesto de trabajo de interinos es un ataque a los trabajadores públicos.

Tras casi una década sin oposiciones y tras haberlas reclamado otros tantos años, en el STEPV quieren que los interinos sean funcionarios “de calbot” y sin examen porque el modelo de pruebas no les gusta. Y eso que la antigüedad puntúa un 40 % en la nota final para conseguir plaza de por vida, lo que es perjudicial para las nuevas generaciones que se presentan a las pruebas pero no para los veteranos interinos para los que se convoca la manifestación. Los que ahora se quejan del gobierno de Ximo Puig y Mònica Oltra.

El STEPV todavía no ha convocado ni una movilización contra los partidos políticos que aseguran que sus afiliados profesores y maestros son curas que adoctrinan a los niños valencianos en la iglesia del pancatalanismo. ¡Ni que sea por la honorabilidad de los docentes!

La UGT, sindicato mayoritario en la EMT de Valencia, lleva varias semanas bloqueando en hora punta el principal servicio público de movilidad de la ciudad de Valencia, con la correspondiente indignación y cabreo de la ciudadanía contra el Ayuntamiento de Valencia. A estos paros que han molestado sobremanera a los usuarios se suma al desgaste que sufre el gobierno de la Nau en un tema sensible como el tráfico, que además será bandera de la derecha y la extrema derecha para tumbar a Joan Ribó, Sandra Gómez y María Oliver.

¿Cuál es la reivindicación ultrajada que ha provocado esta huelga y el flagrante ataque a los derechos de los trabajadores de la EMT? Pues nada más y nada menos que los prejubilados de la EMT trabajen la mitad de días que el resto de empleados públicos cuando se jubilan a los 61 años. A la dirección de la EMT se le ocurrió acabar con esta prebenda pactada entre el comité de empresa y el PP y obliga a estos servidores públicos a trabajar 131 días -como está obligado todo el mundo- en lugar de 65.

En sintonía con la EMT, los sindicatos de FGV han convocado huelgas para paralizar la movilidad pública -la que utilizan las clases más populares- en hora punta. En el caso de Ferrocarrils de la Generalitat las demandas ya no las puedo ni enumerar porque llevan varios años parando el desprestigiado metro en Fallas, los días que más turistas lo usan.

Estas son solo algunas de las vulneraciones de los derechos fundamentales que los gobiernos del cambio han hecho a los trabajadores y que los sindicatos de clase deben combatir en la calle. Pero hay más, como la del personal de Marina Salud que entraron a dedo a trabajar en esta empresa y ahora quieren ser funcionarios sin pasar por un proceso público como han conseguido los del Ribera Salud en el hospital de Alzira.

Mientras, esta dureza y beligerancia de los sindicatos de clase contrasta con la tibieza de las centrales en sus reivindicaciones al sector privado. De momento, CCOO y UGT no han conseguido amarrar la subida de salarios al 2 % para los trabajadores. Pero en este caso no hace falta incendiar la calle contra la patronal. Eso sí, el Gobierno del Botànic tan criticado por los sindicatos sube este año un 2,25 % los sueldos a todos los funcionarios.

Esta semana el líder de Vox en Valencia ha anunciado que su intención es reducir el sistema público “al mínimo”. Por lo que dicen las encuestas, la extrema derecha está llamando a la puerta de la Generalitat y los ayuntamientos de Valencia y Alicante.

Cuando gane Vox, los sindicatos de la función pública sí que tendrán faena. Pero para defender los despidos del sector público empresarial en el Fogasa.

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