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Iglesias vs. Errejón Mortal Kombat

Iglesias lamenta que algunos usen Venezuela para sacar rédito político

Isaac Rosa

La progresión es imparable, las tensiones van a más y es fácil prever los próximos pasos: tras el intercambio de tuits, indirectas en mítines y recaditos a través de terceros; continuará la escalada de tensión: Iglesias y Errejón se enzarzarán en una discusión en los pasillos del Congreso recogida por cámaras y micrófonos, tras lo que vendrá otro intercambio más bronco de tuits, indirectas directísimas, y recaditos con dinamita. Ya descontrolados se negarán el saludo en público, se sentarán separados en el Congreso, sacarán trapos sucios, dividirán el partido en dos bandos irreconciliables, y se dispondrán para la batalla final, el duelo al sol donde solo puede quedar uno en pie.

Pablo contra Iñigo, Iglesias contra Errejón, el miedo frente a la seducción, el ceño fruncido frente a la sonrisa, el izquierdista contra el transversal, la cal viva frente al entendimiento con el PSOE. Podemos será pablista o errejonista, solo habrá un vencedor, y los derrotados se retirarán a lamer sus heridas. Si pierden los pablistas se integrarán en el PCE; si caen los errejonistas se afiliarán al PSOE.

Perdonen la caricatura, pero es que viendo cómo lo cuentan algunos medios, dan ganas de coger las palomitas y sentarse a ver las tortas. “Recadito de Pablo para Iñigo”, “Tuit de Errejón”, “Las dos almas de Podemos”,  “¡Guerra, guerra, guerra!” Tampoco es una novedad: los podemólogos llevan desde su nacimiento convirtiendo en espectáculo las diferencias internas: los de Iglesias contra los anticapitalistas, oficialistas contra críticos , pablistas contra errejonistas...

Por supuesto que en esos dos años y medio ha habido tensiones, diferencias y enfrentamientos. Lo raro sería lo contrario, que no las hubiese en un partido de aluvión, nacido de la nada, crecido con incorporaciones de procedencias dispares, que se ha implantado en todo el país, que ha tenido que incorporar a toda prisa miles de candidatos y cuadros, y que se ha movido en un exterior hostil.

Hasta donde yo sé, claro que hay discrepancias en Podemos, y mucho más serias que esa rivalidad Iglesias-Errejón que buscan algunos. Discrepancias sobre todo en lo interno, en el modelo organizativo, no tanto en el discurso, el tono, la relación con el PSOE o la música favorita. Es decir, discrepancias en lo de verdad importante en un partido. Por eso los roces entre Iglesias y Errejón pueden ser golpes de vapor de lo que se cuece en la olla, donde coexisten dos o incluso tres maneras de entender qué es Podemos, y que van más allá del pablismo-errejonismo. Es lo que se juega en Madrid y en otros territorios, y seguirá en discusión hasta el próximo Vistalegre.

Podemos vive en la provisionalidad desde que nació, no ha hecho otra cosa que campañas electorales y desembarcos en instituciones. La “máquina electoral” ha sido el pegamento interno que ha mantenido la unidad sin resolver las discrepancias. Es probable que ahora el pegamento sea la “máquina institucional”, la necesidad de gestionar una presencia en gobiernos y oposiciones que exigen una dedicación absoluta y a la vez permiten repartir juego para todos.

No, no veremos el “Mortal Kombat” que algunos desean, pero sí un debate de modelos que ojalá sirviera para repensar no solo Podemos, sino el modelo convencional de partido político, ese que hoy está en crisis allá donde uno mire.

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