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Una votación contra natura en contra de la natura

El Supremo prohíbe la cría del visón americano y la venta de cangrejo rojo

José Luis Gallego

Las especies exóticas, aquellas que sin ser propias de nuestros ecosistemas aparecen en ellos y acaban invadiéndolos (de ahí que también se llamen especies invasoras), representan la mayor amenaza para la biodiversidad del planeta. Así lo declara el principal organismo mundial que vela por el mantenimiento de las especies: la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En España las especies autóctonas hace años que van a menos mientras que las exóticas no paran de multiplicarse en número y variedad. El problema ha alcanzado tal nivel que en estos momentos podemos hablar de una auténtica bioinvasión de nuestros ecosistemas. Especialmente en el medio acuático. 

En el tramo final del río Ebro, por ejemplo, más de la mitad de los peces son foráneos. “Uno nota la picada -me decía hace poco un pescador de Amposta- y recoge el sedal con miedo porque no sabe lo que va a salir del agua”. Y así ocurre en el resto de nuestros aguazales.

La situación es tan grave que ha sido necesario tomar medidas legislativas para prevenir el desastre. La Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad (42/2007) fue aprobada para amparar a nuestra biodiversidad de la amenaza de las especies invasoras. Pero desde el mismo instante en que se aprobó pasó a convertirse en instrumento de disputa entre partidos. Y ya se sabe que cuando los intereses políticos entran por la puerta, la protección de la naturaleza salta por la ventana. 

Algo que hemos podido comprobar esta misma semana en el Congreso de los Diputados, donde 263 de los 341 presentes votaban el pasado martes a favor de modificar la ley para excluir del listado de especies invasoras algunas tan dañinas como el visón americano, que está llevando a la extinción al visón europeo, o el cangrejo rojo, que además de acabar con el ibérico está ocasionando grandes pérdidas en los arrozales y otros cultivos. 

Cuesta entender que el Congreso haya aprobado la exclusión del catálogo de especies invasoras de peces exóticos como la carpa común, considerada por la UICN como uno de los 100 bioinvasores más dañinos del mundo. Más aún si se tiene en cuenta que dicha especie fue añadida al catálogo por sentencia una firme del Tribunal Supremo.

Cuesta entender que los representantes de los partidos que han votado a favor de la modificación no hayan tenido en cuenta el manifiesto firmado por 600 investigadores, 17 sociedades científicas y 100 organizaciones de conservación de la naturaleza que alertaba de sus consecuencias.

Pero lo que se escapa a todo razonamiento lógico es que uno de los partidos que ha votado a favor de la modificación de la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad haya sido el que la preparó, la presentó y la defendió ante todos.  

En el caso del PP se trataba de la segunda ocasión en la que, recogiendo las reclamaciones de cazadores y pescadores deportivos, pretendía imponer su peculiar manera de entender la naturaleza: más como solaz para unos pocos que como patrimonio de todos. El anterior intento tuvo lugar el pasado mes de junio y acabó en una contundente derrota. Pero las presiones continuaron y esta semana volvía a la carga. Y llegaron las sorpresas. 

La primera la puso Ciudadanos, que aunque hace unos meses votó en contra, lamentablemente esta vez lo hizo a favor. Pero lo que causó mayor estupor entre las entidades conservacionistas presentes en el hemiciclo (“me quedé helada, no me lo podía creer” me confiesa Asun Ruiz, directora de SEO/Birdlife) es que el propio PSOE votase en contra de una ley propia. Una ley conocida como “Ley Narbona” porque fue la ex Ministra de Medio Ambiente y actual presidenta del partido quien la defendió con uñas y dientes hasta lograr su aprobación frente a la enfurecida oposición del PP. Mátame camión, debió pensar el martes.

Para acabar, una mención especial hacia Juantxo López de Uralde, diputado de Unidos Podemos y coportavoz de Equo, que al anunciar el voto en contra de su grupo, declaró: “Frente al patriotismo de los que se envuelven en banderas está el patriotismo de los que defienden nuestro patrimonio natural, con enormes dificultades, frente a intereses económicos como los que están detrás de esta modificación”.

Con esa intención acudieron el martes al Congreso los representantes de SEO/Birdlife, WWF, Ecologistas en Acción y Greenpeace, para intentar convencer a los partidos en el último minuto del terrible error que estaban a punto de cometer. Pero no pudo ser, y al final los intereses económicos y políticos volvieron a unirse contra natura para ir en contra de la natura. 

 

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