¿Ha pedido permiso Alberto a Isabel...

…para poder hablar antes que ella?

Lo pregunto porque en los sitios donde cuentan las noticias aunque molesten a sus protagonistas es un lugar común el destacar las muchas veces que Ayuso se adelanta a Feijóo cuando el PP tiene que decir algo que pueda molestar al autor del “Manual de resistencia”, un libro que pronto cumplirá siete años en el mercado, ocho él en la Moncloa y nueve desde que rompió los planes de Felipe González y sus secuaces, que puede que sea por tantos motivos por los que no dejan de salirle enemigos de los que no paran de hacer ruido.

Se suele decir que ella se anticipa siempre al presidente de su propio partido para marcar territorio, que quizás se diría otra cosa si él fuera una ella y ella fuera un él.

Todo esto viene a cuento porque eran las 11:30 de la mañana del jueves 4 de diciembre y estaba yo sentado en uno de los bares habituales con varios amigos de los de siempre cuando, de repente, reparé en un silencio de los que asustan mucho más que el ruido porque ocurría, como todo desde aquel día en medio del juicio al Fiscal General del Estado, después de que el novio de ella declarara ante el Tribunal Supremo que, por culpa de una verdad incómoda, pero divulgada, había pensado hasta en suicidarse. O incluso en largarse de España.

Me inquietaba que ella no hubiera dicho nada cuando ya habían pasado más de treinta horas desde que se conocieron los tejemanejes, contrarios a la salud de las personas vivas, que la gestora (privada) que manda en el Hospital (público) de Torrejón estaba aplicando con tal de ganar más dinero, y no se tienen noticias de que esas mayores ganancias las estuvieran repartiendo entre esos pacientes que sufrían las consecuencias de sus artes, tan malas como planificadas, algunas de las cuales podrían tener consecuencias hasta fatales, y no estoy diciendo que Ribera Salud sea el nombre de la gestora, ni tampoco entraré en los detalles de las nuevas maldades que se van conociendo, pues no he tropezado con nadie que esté desinformado al respecto.

Por tanto, de los protagonistas de hoy nos encontramos, por una parte, con un Núñez Feijóo incapaz de echar a patadas del PP a un tal Carlos Mazón en caída libre gracias a que la verdad se va conociendo y al mismo ritmo se van rompiendo los contubernios pero que, sospecho, tiene cogido por los genitales al inventor desesperado de “anotop at” y, por otra parte, a una Díaz Ayuso tropezando una y otra vez con lo de Torrejón porque en esta ocasión no ha sabido reaccionar y se le ha adelantado Feijóo.

En medio de este lío, me saben a risa los problemas de un Sánchez que en el pasado se rodeó de elementos que apostaron por él para conseguir poder y blindar así el disfrute de sus vicios y que ganaron, porque también ganó él, de la misma manera que podían haber perdido, como en una lotería o en cualquier negocio.

En la corrupción, al igual que en lo otro, el tamaño importa y, por tanto, no puedo evitar el recuerdo de los “volquetes de putas” que se confiaban entre ellos algunos importantes del PP, o en los más de 80 del partido de Isabel y Alberto, o al revés, que hoy residen en Soto del Real, contra los 2 o 3 del PSOE, por lo que dicen las noticias, y no consigo leer ni escuchar a ninguno de los medios financiados por los terminales públicos “peperos” atreviéndose a corregir esas cifras de políticos encarcelados, siempre por lo mismo.