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Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

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España, del europeísmo al ¿euroescepticismo?

Ignacio Jurado

España ha sido tradicionalmente un país europeísta. Tras décadas de dictadura y aislacionismo, Europa significaba modernidad y progreso. Esto ha hecho que los niveles de apoyo a la Unión Europea en sus distintas fases siempre hayan sido muy altos. Y que, por ejemplo, en 2005 España fuera de los primeros países en refrendar, con amplia mayoría, el proyecto de Constitución Europea que finalmente fue abortado.

Este europeísmo ha sido una de nuestras señas de identidad hasta la implosión de la crisis económica. Sin embargo, en los últimos años hemos pasado de ser de los países más fervorosamente europeístas a tener una opinión más tibia, cuando no negativa, de la Unión Europea. Por ejemplo, a la pregunta de qué imagen les genera la Unión Europea, España era en mayo de 2012 el tercer país donde menos ciudadanos declaran tener una imagen positiva, después de Reino Unido y Finlandia (Eurobarómetro Mayo 2012). En concreto solo un 22% de los ciudadanos respondían positivamente, mientras que en 2004 la cifra ascendía al 63% y España era el cuarto país donde la Unión Europea tenía mejor imagen (Eurobarómetro Octubre 2004). Como muestra el gráfico 1, España es el país de los 27 donde más ha caído el porcentaje de ciudadanos con una imagen positiva de la Unión Europea.

Otros indicadores apuntan en la misma dirección. El gráfico 2 refleja que el aumento de la desconfianza de los españoles hacia la Unión Europea ha sido espectacular en los últimos ocho años. A la pregunta de si la Unión Europea genera o no confianza, un 72% de los españoles afirmaba en mayo pasado que tiende a no confiar en ella, siendo España el tercer país en desconfianza (tras Grecia y Reino Unido). Esta cifra era solo del 27% en 2004.

Estos datos muestran que la confianza en Europa está bajo mínimos. ¿Significa esto que España se está convirtiendo en un país euroescéptico? ¿Dejará de ser España un firme baluarte de la Unión Europea? No necesariamente.

En primer lugar, este cambio en la percepción de los ciudadanos de la Unión Europea está obviamente asociado a la crisis económica y es probable que remita, al menos en parte, cuando la situación económica mejore. En la crisis económica de primera mitad de los 90 también aumentó la desconfianza hacia las instituciones comunitarias sin que este alejamiento fuese permanente.

Un segundo dato que hace pensar que el apoyo a la Unión Europea se mantendrá en el futuro es que los jóvenes españoles siguen siendo más europeístas. Un cambio verdaderamente estructural en los apoyos al proyecto europeo se daría si se extiende el euroescepticismo entre las generaciones que pasan a la edad adulta en un entorno de crisis económica e institucional en Europa. Sin embargo, los barómetros del CIS más recientes muestran un mayor nivel de europeísmo entre los jóvenes.

Por último, el aumento de la desconfianza hacia Europa no necesariamente ha de comportar que los ciudadanos renuncien al proyecto europeo. Los Eurobarómetros recogen que una mayoría de españoles piensa aún que es positivo para España pertenecer a la Unión. Por otro lado, en los European Electoral Studies de 2009 a los ciudadanos se les pedía que valoraran el grado de integración que consideraban óptimo en una escala de 0 (la unificación ya ha ido demasiado lejos) a 10 (la unificación europea se debería impulsar más). Como se muestra en el gráfico 3, los ciudadanos españoles estaban entre los que más apoyaban una integración mayor, a pesar de que ya se habían resentido los indicadores de confianza hacia Europa. Esto indica que, al menos en 2009, la solución a los problemas con la Unión Europea pasaba para muchos ciudadanos por una profundización en la Unión y no por su reversión. Que lo siga siendo en el futuro o que la desconfianza hacia la Unión Europea convierta a España en un país euroescéptico dependerá de la capacidad de los líderes europeos de encontrar por fin soluciones a esta crisis

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