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Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

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Las primeras 40 parlamentarias

Primeras palabras de una mujer en el Palacio del Congreso de los Diputados. Extracto del Diario de las Sesiones de la Asamblea Nacional, nº 3, de 23 de Noviembre de 1927 (p. 52)

Lluís Orriols / Sebastián Lavezzolo

El actual Congreso de los Diputados alberga hoy 138 diputadas de un total de 350. La presencia de mujeres en el hemiciclo se encuentra cerca de la paridad, pues se ha incrementado notablemente durante las últimas décadas: la proporción de mujeres ha pasado de la franja del 5-7% durante la década de 1980 hasta en torno el 40% durante las últimas dos legislaturas del post-bipartidismo. Los avances hacia la paridad en el Congreso de los Diputados se han producido de forma progresiva y muy especialmente durante las dos legislaturas de José María Aznar (con un crecimiento de 6-7 puntos porcentuales en cada una de ellas) y la primera legislatura de José Luís Rodríguez Zapatero (con un aumento de 8 puntos).

Estas cifras dan buena cuenta de los lentos pero inexorables logros del movimiento feminista. Sin embargo, a lo largo de estas líneas no queremos realizar una radiografía de la actualidad sino que queremos viajar atrás en el tiempo para recordar a las pocas, muy pocas, mujeres que lograron un acta en el Parlamento desde las Cortes de Cádiz de 1810 hasta la década de 1970, antes de la llegada del actual período democrático.

Durante los casi dos siglos de parlamentarismo en España comprendidos entre las Cortes de Cádiz y la Transición democrática de finales de 1970, sólo 40 mujeres lograron sentarse en un escaño en el Parlamento. El porcentaje de actas parlamentarias ocupadas por las mujeres durante ese período fue de un irrisorio 0,2% del total. La presencia de mujeres en nuestro Parlamento era algo ciertamente exótico, una anomalía.

De hecho, debemos esperar algo más de cien años desde las Cortes de Cádiz antes de encontrarnos una mujer en el Parlamento. En concreto debemos viajar hasta 1927, en la Asamblea Nacional Consultiva de la dictadura de Primo de Rivera. La Asamblea tenía poderes muy limitados y su elección respondía a un sistema de representación corporativo de inspiración fascista en la que se repartían cuotas de representación de distintos estamentos del Estado, la sociedad y el partido. En dicha Asamblea fueron designadas 18 mujeres, un 3% del total de la cámara.

Entre estas 18 primeras asambleístas se encontraban por ejemplo la pedagoga y feminista María de Maetzu, la escritora Blanca de los Ríos, y la aristócrata Marquesa Viuda de la Rambla, Concepción Loring y Heredia, primera mujer en tomar la palabra en el Congreso de los Diputados.

Una porción importante de las primeras parlamentarias tanto durante la dictadura de Primo de Rivera como en la República, eran destacadas socias del Lyceum Club Femenino, una asociación feminista impulsado y presidido durante los primeros años por María de Maetzu. Así, la mayoría de las primeras asambleístas no se hicieron con su acta de diputadas por el mero hecho de ser esposas de la nobleza. Ciertamente, las mujeres parlamentarias (al igual que los hombres) solían ser de familias de linaje, pero su escaño era en muchas ocasiones una consecuencia de una carrera exitosa en el campo de la cultura e impulsadas por una vocación de fomentar el rol de la mujer en la esfera pública.

Durante la República, 9 mujeres lograron un asiento en el Congreso de los Diputados. En la primera legislatura de 1931 lo hicieron Victoria Kent, Clara Campoamor y Margarita Nelken. Estas son, pues, las tres primeras diputadas democráticamente electas de la historia de nuestro país.

Kent y Campoamor consiguieron su escaño por la circunscripción de Madrid, mientras que Nelken lo hizo por Badajoz. Las dos primeras eran en cierto modo rivales políticas, pues mientras Kent era diputada por el Partido Radical Socialista Campoamor lo era por el Partido Republicano Radical. No obstante, ambas compartieron afiliación en el Lyceum Club Femenino y fueron las primeras mujeres que ingresaron en el Colegio de Abogados de Madrid.

Estas dos diputadas protagonizaron en 1931 un intenso debate en el Congreso sobre la necesidad de ampliar el sufragio femenino. Campoamor se erigió como una de sus más fervientes defensoras, al entender que la igualdad natural entre el hombre y la mujer debía también trasladarse en campo de los derechos políticos. En cambio, Victoria Kent argumentaba que por el bien de la República debía posponerse el sufragio femenino hasta que las mujeres estuvieran más preparadas y libres de la influencia del clérigo, los maridos y, en general, de influencias reaccionarias. Margarita Nelken, a pesar de su militancia feminista, también se opuso a la ampliación del sufragio con argumentos similares.

Campoamor replicó en las Cortes a las posturas contrarias al sufragio que venían desde la izquierda con las siguientes palabras:

"No es desde el punto de vista del principio, es desde el temor que aquí se ha expuesto, fuera del ámbito del principio –cosa dolorosa para un abogado–, como se puede venir a discutir el derecho de la mujer a que sea reconocido en la Constitución el de sufragio. Y desde el punto de vista práctico, utilitario, ¿de qué acusáis a la mujer? ¿Es de ignorancia?"

Desmarcándose de su grupo parlamentario, Clara Campoamor votó a favor del sufragio femenino, pero sus otras dos compañeras se pronunciaron en contra. No deja de ser irónico que la ampliación del sufragio femenino se aprobara a pesar de no contar con dos de los tres votos femeninos de la cámara. Para muchos de la época, Campoamor acabó siendo víctima de su victoria, pues la ampliación del sufragio femenino acabó con su carrera política: en las elecciones de 1933 no consiguió revalidar su escaño.

De hecho en las elecciones de ese año sólo repitió la diputada del PSOE, Margarita Nelken, la única mujer que mantuvo su acta de diputada durante todo el período republicano. A ella se sumaron otras cuatro nuevas diputadas: tres del PSOE, Veneranda García Blanco, María Lejarraga y Matilde de la Torre, y una de la CEDA, Francisca Bohigas, la primera parlamentaria de derechas en conseguir un escaño en las Cortes vía elecciones.

Finalmente, en 1936, en las últimas elecciones de la República, se incorporaron dos nuevas diputadas: la comunista Dolores Ibárruri –la Pasionaria–, quien volvería a ser diputada en las primeras elecciones democráticas tras la dictadura de Franco; y la socialista Julia Álvarez Resano, quien, entre otros cargos, fue gobernadora civil de Ciudad Real y Magistrada del Tribunal de Espionaje y Alta Traición en 1937.

Si en algún lugar debe erigirse un monumento a las primeras diputadas, éste debería ser, sin lugar a dudas, Oviedo. Esta circunscripción fue la que más diputadas mandó al Congreso durante la Segunda República. En concreto, casi un tercio de las actas de diputadas republicanas provinieron de esa circunscripción.

Finalmente, durante la dictadura Franquista se sentaron en el hemiciclo un total de 13 mujeres. De entre ellas destacan Pilar Primo de Rivera y Mercedes Sanz-Bachiller. Ambas fueron destacadas activistas y dirigentes durante el franquismo. La primera fue procuradora en Cortes durante toda la dictadura de Franco, fundadora y líder de la Sección Femenina de la Falange. La segunda, fue procuradora durante ocho legislaturas, directora de la Obra Sindical de la Prevención Social, un presendente de la Seguridad Social.

También destaca, hacia los últimos años del franquismo, el nombre de Belén Landáburu, procuradora en Cortes desde 1967 hasta el final del régimen. Landáburu llegó a ser secretaria segunda del Consejo Nacional del Movimiento, directora general de Asistencia Social y la única mujer que formó parte de la ponencia de la Ley para la Reforma Política de 1977.

En definitiva, estas fueron las 40 primeras parlamentarias españolas. Todas ellas –en diferentes contextos políticos– lograron hacerse un hueco en un entorno monopolizado por los hombres. Seguramente, como todavía hoy, con más esfuerzo que ellos.

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Lista completa de las 40 primeras parlamentarias (1927-1977)

1927

  • ECHARRI MARTINEZ, MARIA DE
  • OLORIZ ARCELUS, JOSEFINA
  • SCHOLZ HERMENSDORF, TRINIDAD
  • DIAZ RABANEDA, MICAELA
  • LOPEZ DE SAGREDO Y ANDRES, MARIA
  • FRIAS CAÑIZARES, CLARA
  • QUEESADA Y GUTIERREZ DE LOS RIOS, ISIDRA
  • RIOS NOSTENCH, BLANCA DE LOS
  • GARCIA DE TORRE DE LUCA DE TENA, ESPERANZA
  • MAEZTU WHITNEY, MARIA DE
  • LORING Y HEREDIA, CONCEPCION
  • PERALES Y GONZALEZ BRAVO, MARIA DE LOS DOLORES
  • DOMINGUEZ ATALAYA, NATIVIDAD
  • LUZZATI QUIÑONES, TERESA
  • LOPEZ MONLEON, MARIA
  • CUESTA DEL MURO, CARMEN
  • DOMENECH DE CAÑELLAS, MARIA
  • CEBRIAN Y FERNANDEZ DE VILLEGAS, DOLORES

1931-1933

  • CAMPOAMOR Y RODRIGUEZ, CLARA
  • KENT SIANO, VICTORIA
  • NELKEN MANSBERGER DE PAUL, MARGARITA
  • LEJARRAGA Y GARCIA, MARIA
  • GARCIA BLANCO MANZANO, VENERANDA
  • BOHIGAS GAVILANES, FRANCISCA
  • TORRE GUTIERREZ, MATILDE DE LA
  • IBARRURI GOMEZ, DOLORES
  • ALVAREZ RESANO, JULIA

1943-1977

  • PRIMO DE RIVERA Y SAENZ DE HEREDIA, PILAR
  • SANZ BACHILLER, MERCEDES
  • SEDEÑO Y FUENTES, PURIFICACION
  • LORING CORTES, TERESA
  • PLAZA DE PRADO, MONICA
  • VEGLISON JORNET, JOSEFINA
  • BALLENILLA FAJARDO, ANA
  • LANDABURU GONZALEZ, MARIA BELEN
  • CAREAGA BASABE, PILAR
  • COSSIO Y ESCALANTE, MARIA DEL CARMEN
  • BRAVO SIERRA, ANA
  • TEY PLANAS, MONTSERRAT
  • PLAZA DE PRADO, MONICA

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