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Pikara Magazine es una revista digital que practica un periodismo con enfoque feminista, crítico, transgresor y disfrutón. Abrimos este espacio en eldiario.es para invitar a sus lectoras y lectores a debatir sobre los temas que nos interesan, nos conciernen, nos inquietan.

Mitos y metáforas de la bisexualidad. Una sátira en cuatro actos

Bandera bisexual

Shaina Joy Machlus

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Unas exuberantes cortinas de terciopelo rojo se retiran para mostrar una obra de teatro de naturaleza satírica. Una que llamaré ‘Bisexual’.

Acto uno. Yo explicándole a mis padres que soy bisexual, a lo cual contestan con un suspiro de alivio: “Eso significa que puedes elegir estar con hombres, ¿verdad?”.

Acto dos. Yo escuchando a un hombre cis, hetero y blanco, además de amigo mío, quejándose de cómo todo el mundo de repente se identifica como “queer”. “Incluso mujeres que tienen novios barbudos que tocan la guitarra”, dice mientras pone sus ojos en blanco. Me doy cuenta de que, de una forma pasivo agresiva, me está describiendo a mí.

Acto tres. Yo pasando el rato con un grupo de amigos homosexuales que se burlan de mí mientras levantan la vista de sus cócteles, “¿cuándo vas a salir del armario como gay?”.

Si has tenido el privilegio de salir del armario como bisexual (porque  salir del armario es un privilegiosalir del armario), entonces probablemente hayas experimentado alguno o todos estos comentarios de alguna forma u otra. Me costó mucho, mucho tiempo, salir del armario como bi/pansexual precisamente porque estaba constantemente rodeada de mi propia bifobia y la de los demás. Agravada por el hecho de la casi nula representación debida al borrado bisexual. Y no fue hasta mis veintitantos que la palabra pansexual se convirtió en una opción. Y, ¿no habíamos dejado atrás lo de salir del armario? ¿No ha virado el mundo hacia un reconocimiento del infinito espectro de todas las cosas?

En un esfuerzo por enfatizar el lado positivo, puedo afirmar con confianza que años de inseguridad sobre mi sexualidad me han convertido en un ser bastante competente para reconocer los muchos mitos que rodean la bisexualidad. Y hoy estoy aquí para compartir algunos mitos importantes.

Bi significa hombres y mujeres

Desde el principio de los tiempos, han existido más de dos sexos/géneros (en mi libro, el literal y el figurado, hay sexo, género y sexo asignado al nacer. No distingo entre sexo y género a propósito por razones científicas y políticas; la persona tiene derecho a decidir su propio sexo/género. Pero ese es un artículo completamente diferente). Tener más de dos opciones de sexo/género no es una tendencia pasajera o moderna, ni es tan difícil. En el sur de Asia, los hijras han existido durante siglos, siendo reconocidos como un tercer género. Los pueblos indígenas de América del Norte tienen personas de dos espíritus, en las culturas zapotecas de Oaxaca, México, están los muxe (o muxhe). Los Leitis en Tonga y los Fa'afafine de Samoa representan los terceros géneros en la cultura del Pacífico Sur. Se han encontrado reliquias de cerámica en Egipto que datan del 200-1800 a.C. y que contienen representaciones y escritos que enumeran más de dos géneros. Más o menos recientemente, las identidades de género no binarias, genderqueer, de género fluido, etc. han sido reconocidas por la cultura popular occidental. Teniendo en cuenta la complejidad del ser humano, tiene sentido que tantas culturas nunca pensaran que fuera razonable apretarnos a todxs en dos míseras categorías.

Dicho todo esto, el bi (que significa dos) en bisexual no significa que la atracción de una persona se limite al binarismo de género de “hombres” y “mujeres”. El bi en bisexual significa que una persona se siente atraída por personas del mismo género que las suyas y por géneros diferentes. Esta distinción es una parte esencial para incluir a personas de todos los sexos/géneros. Personalmente, considero que esta definición es más precisa, ya que me atraen las personas independientemente de su género, por lo que también me identifico como pansexual (y como ya lo estamos diciendo todo, definitivamente tengo un toque demisexual mezclado por ahí también).

Y no olvidemos que las personas bisexuales no tienen por qué sentirse atraídas por hombres y mujeres al mismo nivel (por ejemplo, una persona bi puede sentirse principalmente atraída por “hombres”). O tal vez una persona es sexualmente bisexual, lo que significa que se siente atraída sexualmente por su propio género, así como por todos los demás géneros, y románticamente solo se siente atraída por un sexo/género en particular. La variedad es infinita y está siempre abierta al cambio.

No eres lo suficientemente gay

Como comenté anteriormente, desde muy joven supe que no era heterosexual. Mis primeras experiencias sexuales fueron con mujeres; también me atrajeron indudablemente los hombres; uno de mis primeros amores a primera vista fue con una persona no binaria. Claramente, lo que siempre ha impulsado mi atracción sexual hacia lxs demás está fuera de los tropos del género. Incluso teniendo clara la inmensidad de mi propia sexualidad, pasé muchos, muchos años sintiéndome insegura sobre si realmente era lo suficientemente queer como para llamarme bi/pansexual. ¿Había tenido demasiadas experiencias con hombres? ¿Había tenido suficientes experiencias con mujeres y personas no binarias?

Hay un malentendido de que la sexualidad es como una tarjeta de puntuación de nuestras acciones y experiencias. Cuando realmente, nuestra sexualidad es algo basado en nuestros sentimientos y deseos. Incluso si una persona nunca ha estado con un género en particular, aún puede sentirse atraída por ese género. Es fácil para la sociedad aceptar esto sobre las personas heterosexuales, incluso si un hombre heterosexual tiene cero o muy poca experiencia sexual con una mujer, nadie cuestiona si es heterosexual. O si ese hombre hetero no tiene novia, nadie cuestionaría si es heterosexual o no porque no tiene pareja. Lo mismo es válido para otras sexualidades. Una mujer que no ha tenido experiencia con mujeres pero que se siente atraída únicamente por mujeres sigue siendo lesbiana. Una persona bisexual que nunca ha tenido experiencia con un género diferente al suyo pero siente atracción por otro género es absolutamente bisexual. Una persona bisexual en una cita con cualquier persona o personas es bisexual. Una persona bisexual que no tiene citas con nadie sigue siendo bisexual. Asumir que la sexualidad de una persona basada en su(s) pareja(s) puede borrar su identidad sexual por completo es lo que se llama borrado bisexual.

La bifobia del “no eres lo suficientemente gay” evita que muchas personas queer se sientan seguras o que sientan que pertenecen a espacios queer. Desearía que alguien le hubiera dicho a la pequeña (y no tan pequeña) Shaina que una persona siempre debe cuestionar su propia sexualidad y nunca la de los demás. Que nadie le puede dar o quitar su tarjeta queer, que no hay examen que aprobar o suspender. Esa exploración y crecimiento no son signos de confusión, sino experiencias que saborear y disfrutar. Sin mencionar el hecho de que la sexualidad tiene el increíble beneficio de ser un espectro fluido con reflujos, flujos y, a veces, aguas tranquilas.

Eres demasiado gay

¿No es irónico cómo una puerta puede girar en ambas direcciones? Es agotador experimentar discriminación simultánea y opuesta en el mismo momento. Existe la idea perpetua de que las personas bisexuales están confundidas, como si estuvieran en un cruce entre la casa “gay” y la casa “heterosexual” y no pudiesen decidir qué camino seguir. La bisexualidad no está a medio camino entre la homosexualidad y la heterosexualidad. Lo que la gente olvida con demasiada frecuencia es que “bisexual” es una casa que tiene sus propios cimientos, sus propias puertas y un techo sólido para cubrir nuestras cabezas y proteger nuestros corazones. De hecho, me aventuraría a decir que las personas bisexuales están todo lo contrario de confundidas ya que ser bisexual requiere mucho pensamiento y exploración en cada parte del espectro de la sexualidad.

Del mismo modo, tanto en las comunidades homosexuales como en las heterosexuales, muchas personas suponen que cuando alguien se declara bisexual es el primer paso para que una persona finalmente salga del armario como gay o lesbiana; como si la bisexualidad fuera como sumergir un pie en las aguas desconocidas antes de “zambullirse”. Esta mentalidad de graduarse en homosexualidad supone que hay niveles de homosexualidad, algún tipo de jerarquía. Estos conceptos forman la base de la bifobia del “eres demasiado gay”. Los hombres bisexuales son particularmente vulnerables a este tipo de bifobia; muchas personas se niegan a salir con chicos bi porque creen que eventualmente saldrán del armario como homosexuales.

Eres insaciable y estás locx por el sexolocx

Mirando hacia atrás, seguramente una de las razones por las que me resultó tan difícil asumir mi sexualidad bi/pan fue por la casi casi nula representación en la cultura popular. Disculpad mis referencias “millenial” made in USA. Pero estoy pensando en Carol de Friends, Willow de Buffy Cazavampiros, Marissa de The OC o Alice de The L Word, quienes fueron brevemente bisexuales pero cuyos personajes terminaron siendo homosexuales o heterosexuales. La única vez que vimos a estos personajes expresar su sexualidad fue en un contexto “sexualmente explícito” o “perverso”. El ejemplo más llamativo puede que sea la extraña relación de Marissa con Alex, que fue breve y nunca se mencionó después de su semana juntas, algo claramente agregado para “estimular” los índices de audiencia. A las mujeres se les permite “explorar” su sexualidad en escenas de “chica con chica” porque eso está etiquetado como “sexy” según los estándares patriarcales. Pero ahí termina todo. A los personajes masculinos no se les permite ni eso. El amor y el romance se guardan para los personajes homosexuales o heterosexuales. Sin mencionar que la exploración sexual se describe comúnmente como “viciosa” o directamente malvada.

Hoy, en la cultura popular, la fluidez sexual aparentemente es igual a la fluidez moral. ¿No me crees? La ONG GLAAD en 2016 declara que los personajes bisexuales son “representados como no confiables, propensos a la infidelidad y/o carentes de un sentido de moralidad”. La pequeña cantidad de personas bisexuales que vemos en la pantalla a menudo son consideradas villanos que usan su sexualidad para engañar, beneficiarse y lastimar a otras personas. Con temas recurrentes como el de ser inexistentes, estar confundidas, ser insaciables, en proceso de ser gay o ser malvadas, ¿es de extrañar que las personas bisexuales sean tan poco propensas a salir del armario? Aunque tengo mis propios sentimientos personales sobre las formalidades de “salir del armario”, conozco la importancia de la apertura, la aceptación y la representación.

Acto cuatro. A medida que más personas brillan en su bisexualidad, se reescribe la sátira de la bifobia; esas cortinas rojas de terciopelo se retiran aún más y lo que parecía un solo escenario se revela como un universo entero. Este teatro tiene su propio canon, su propia cultura, sus propios héroes y villanos. 'Bisexual' no es una especie de satélite que orbite alrededor de los planetas “gay” y “heterosexual” en la Vía Láctea queer; ser bisexual es un mundo en sí mismo. Y no como un Plutón cualquiera: es una entidad verdaderamente gigante y verdaderamente compleja, con su propio entorno, atmósfera, flora y fauna diversas.

Estoy orgullosa de ser bi/pansexual porque a los 33 años me niego a perder más tiempo sintiéndome insegura o deshonesta sobre esta parte de mi identidad. También creo que la bisexualidad es una parte verdaderamente vital de la comunidad queer porque es en sí misma representante del espectro de la sexualidad. Si la comunidad queer tiene que ver con cuestionar lo binario y desafiar identidades esenciales, la fluidez bi/pansexual es una encarnación fantástica de esta teoría. La naturaleza misma de la bisexualidad es la de los continuos que no pueden estar contenidos en lo binario o proyecciones lineales.

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