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Casado tiene manos libres para configurar la nueva dirección del PP e impulsar el giro a la derecha

Casado saluda a su predecesor en el cargo

José Precedo

Pablo Casado llevó su batalla hasta el final, ganó y ahora tiene manos libres para configurar una dirección a su medida que acometa el giro a la derecha que ha prometido durante un mes largo de campaña. El candidato obvió las presiones para sumarse a la lista de la vencedora en la primera ronda, Soraya Sáenz de Santamaría, y el sentir de un sector del partido que insistió en hacer llamadas a la unidad, incluido Mariano Rajoy. En lugar de integrarse con la exvicepresidenta, subió la apuesta y se dedicó a tejer complicidades con los rivales de Santamaría, hasta aglutinar a todas las demás candidaturas, empezando por supuesto, por la enemiga íntima de esta, María Dolores de Cospedal.

“El PP ha vuelto”, proclamó triunfal el nuevo presidente nada más conocer los resultados de la votación quien había evitado desvelar el nombre de su secretario general antes de que los compromisarios depositasen sus sobres en las urnas. A diferencia de Santamaría, que había propuesto a la exministra Fátima Báñez, Casado lo dejó en el aire, según dijo, para propiciar una “integración real y al máximo nivel” de la candidatura de su rival. ¿Quiere eso decir que la exvicepresidenta podrá colocar como número dos del PP a una persona de su confianza? No, porque según los estatutos del PP el secretario general tiene que salir del comité ejecutivo. Así que como mucho Casado podrá ofrecer a su rival en las urnas que elija para el puesto a alguien de entre los 30 del equipo de la lista ganadora. 

En ella figuran varios de los exministros que dedicieron alinearse a lo largo de la última semana con Casado: Rafael Catalá, Isabel García Tejerina, Dolors Montserrat, Juan Ignacio Zoido y José Manuel García-Margallo. Junto a ellos hay otros cargos de peso como el vicepresidente de la Xunta, Alfonso Rueda, o la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña. 

La integración, por tanto, de producirse, será siempre en puestos por debajo de la secretaría general, por mucho que la otra lista represente al 42% de la militancia. Según Europa Press, el nuevo líder del PP pretende verse con la gran derrotada en el congreso antes de que se celebre el próximo comité ejecutivo de la semana próxima -donde se debe designar a la nueva cúpula del Partido Popular- para preguntarle qué nombres quiere incluir.  “No queremos que sea la Ejecutiva de las dos terceras partes del PP, sino de todos”, aseguró a la misma agencia un portavoz de la lista de Casado tras el cónclave. La última palabra en todo caso la tiene el nuevo presidente, que en su primer discurso una vez proclamado, refrendó algunos compromisos que tienen que ver con el volantazo hacia la derecha que pretende.

Casado quiere un PP que defienda mayores bajadas o directamente supresión de impuestos, un endurecimiento del Código Penal para castigar la sedición y en definitiva,  “conectar”, como él mismo repitió este sábado, “con esa ”España de los balcones y banderas“ que surgió en algunas ciudades como respuesta al movimiento independentista catalán.

Esa línea dura es la que espera de él todo el aznarismo que lo apadrinó y el sector de Esperanza Aguirre en Madrid que se volcó con él durante la campaña y que tienen poca simpatía por los postulados de Santamaría, quien en los últimos días había reprochado a Casado haberse situado en una esquina en lugar de ocupar la centralidad política, donde según los sociólogos se ganan las elecciones.  

Así que más allá de los compromisos que haya adquirido con los dirigentes que se fueron integrando en su lista a lo largo de la última semana y que han asumido el giro ideológico -ninguno de ellos discrepó de la línea dura defendida por Casado en los últimos días- el reparto de asientos en su nueva dirección le compete solo a Casado.

La gran derrotada de las primarias aseguró tras conocer el resultado que seguirá a disposición del PP: “Me he presentado para mi partido. Y seguiré trabajando para lo que sea mejor para mi partido”.

El nuevo líder del partido lanzó guiños antes incluso de la votación a Alberto Núñéz Feijóo, a quien dijo querer “muy cerca” tras dedicarle encendidos elogios y agradecerle “el gesto” de no presentarse para seguir cumpliendo su compromiso por Galicia . El presidente gallego, que no llegó a pronunciarse en este cónclave, si bien la mayor parte de su aparato se volcó con Casado, repitió este sábado a los medios de comunicación que lo importante es unir al partido y dio a entender a todo el que quiso escucharle que él ahí puede jugar un papel importante para cerrar heridas. Y eso que Feijóo es uno de los dirigentes que sale magullado del cónclave después de que una parte de la militancia que veía en las primarias un traje a su medida no haya entendido su espantada.

Quienes conocen a Casado dan por hecho que va a rodearse de un núcleo de fieles que no ponga obstáculos a la línea que quiere imponer en el partido.

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