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Albert Rivera se aferra al éxito de su discurso en Catalunya para continuar erosionando al PP de Rajoy

El Gobierno actuará en Cataluña ante ilegalidades sin plantearse ahora otro 155

Carmen Moraga

El presidente del Gobierno y el líder de Ciudadanos han vuelto a chocar en su enfoque sobre cómo abordar la situación en Catalunya tras la investidura de Quim Torra como nuevo President de la Generalitat. Aunque desde ambos partidos se ha querido transmitir la imagen de que la tensión entre Rajoy y Rivera se ha rebajado considerablemente tras abordar juntos este jueves en la Moncloa el nuevo reto de los independentistas, el resultado de la reunión ha dejado patente que la distancia se agranda en cuanto a las recetas que creen que se deben aplicar en Catalunya.

Los buenos resultados que logró allí su candidata, Inés Arrimadas, y el auge de Ciudadanos en las encuestas, han llevado a Rivera a instalarse en 'modo campaña' y a utilizar su discurso catalán para seguir erosionando al Gobierno de Rajoy y a un PP sumido en un marasmo de escándalos. Especialmente, en Madrid, en donde, aunque han permitido que los conservadores continúen gobernando, esperan lograr réditos electorales en las próximas autonómicas.

Tras su visita a la Moncloa, Rivera ha asegurado que no es momento de “contemplaciones” y de “buenismos” en Catalunya y ha dejado claro cuáles son sus líneas rojas para esa “unidad de acción” que le reclaman Rajoy y Sánchez para hacer un frente común de los partidos constitucionalistas frente al independentismo: que el presidente no espere a hechos consumados y extienda el 155 para controlar a los Mossos, TV3, las finanzas y la política exterior, configurada en torno a las embajadas que el Gobierno central cerró.

Rajoy y Sánchez, sin embargo, discrepan y creen que hay que dar margen de maniobra al nuevo Govern, pese a la intención declarada de Torra de avanzar hacia “la república catalana”. PP y PSOE sostienen que el 155 decae automáticamente en el momento en el que hay un nuevo Govern y dan por hecho que la intervención de la autonomía se producirá si se comete alguna ilegalidad. De hecho, están dispuestos a aplicar un 155 de una “naturaleza distinta”, que incluya, por ejemplo, la intervención de TV3, que fue una de las líneas rojas del PSOE en otoño.

Rivera aprovechó su visita a la Moncloa para pedirle a Rajoy que apoye la propuesta de su grupo para que “ningún prófugo de la Justicia pueda ser elegible”. “¿Se imaginan el ridículo si hay nuevas elecciones y pudiera ser candidato en una lista una persona siendo prófuga de la Justicia y habiendo dado un golpe de Estado?”, se preguntó durante su comparecencia posterior, resaltando a continuación el escándalo que a su juicio supondría “que encima [esos huidos] cobren dinero público”. El presidente se ha limitado a comprometerse a estudiar “todas sus propuestas”.

Aunque fuentes de la Moncloa manifestaron que la reunión fue “muy bien”, el clima en el que se ha desarrollado no ha tenido nada que ver con otras anteriores que han mantenido ambos dirigentes, también sobre Catalunya. En esos primeros encuentros, Rivera manifestó su apoyo “sin fisuras” al Gobierno.

Fuentes del PP han desvelado que la víspera del encuentro de este jueves, el coordinador del partido de Rajoy, Fernando Martínez Maillo, y el secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, estuvieron intercambiando impresiones con la intención de “rebajar la tensión” entre ambas partes. Una tensión que quedó reflejada en la última sesión del Congreso en la que Rivera llegó a dar por roto el apoyo que su partido había dado al Gobierno para que actuara en Catalunya frente a las reclamaciones de los independentistas.

Rajoy no recibe a Rivera en la puerta de Moncloa

Pero ni aún así. Una prueba de la frialdad que se ha instalado entre ambos dirigentes es que Rajoy ni siquiera salió a recibir a Rivera a su llegada a Palacio de la Moncloa como hizo el martes con Sánchez. Tampoco ha habido fotos. “No sólo hay que hacerse fotos y decir que estamos de acuerdo en defender la ley, la sociedad está esperando acciones y soluciones para garantizar la Constitución”, señaló luego Rivera.

PP y PSOE, unidos frente a Rivera

Rajoy y Sánchez dejaron, de hecho, al margen a Rivera. El presidente se reunió con el líder del PSOE en primer lugar y ambos difundieron un comunicado conjunto en el que invitaban a Ciudadanos a sumarse a su acuerdo. “Este acuerdo está abierto a todas las fuerzas políticas constitucionales que apoyaron la aplicación del artículo 155 de la Constitución”, decía el texto.

Tanto el líder socialista, como el coordinador general del PP cargaron contra Rivera por su posición sobre Catalunya. Sánchez le acusó de haberse “aznarizado” y de buscar votos en la confrontación territorial. Algo parecido dijo Fernández Maillo: “No busquemos votos, busquemos el consenso para defender a nuestro país en torno al Gobierno si se produce cualquier eventual nuevo desafío y en función de los hechos”.

Ambas formaciones son conscientes de que Ciudadanos les está robando espacio y han reaccionado con unidad y dureza frente al independentismo, pero también por el auge del partido de Rivera. Sánchez ha aprovechado estos días para ir a los platós y lanzar propuestas que endurecen la posición de los socialistas: la reforma del Código Penal para que el delito de rebelión se adecue a lo sucedido en Catalunya y obligar por ley a que los cargos públicos acaten la Constitución a diferencia de lo ocurrido con Torra.

El presidente de Ciudadanos está dispuesto a explotar este buen momento. El próximo domingo presentará en Madrid una “Plataforma cívica para un nuevo proyecto para España” en la que quiere que participe la sociedad civil e integrar a dirigentes de otros partidos e independientes de cara a las elecciones de 2019. Entre ellos, al exprimer ministro francés, Manuel Valls.

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