“Ciudadanos es un partido con una falta de ideología total”
Mari Carmen Prieto es diputada por Málaga en el Parlamento andaluz, donde Ciudadanos, el partido que acaba de abandonar, da apoyo al gobierno socialista de Susana Díaz. La diputada se ha ido sin esperar a ver cómo se resolvía el expediente que le había abierto la dirección andaluza que preside Juan Marín.
Al negarse a dejar su acta, ha pasado a ser diputada no adscrita. Pese a ello, asegura que no se considera “tránsfuga”, sino víctima de una persecución por parte de la cúpula del partido que, según dice, la tenía “ojeriza”. Entre otras cosas, por pertenecer a la corriente crítica TranCsparencia.
Prieto entró en política en noviembre de 2013 en Movimiento Ciudadano para militar después en Ciudadanos. Fue la responsable de Ciudadanía de Málaga encargándose, entre otras funciones, de buscar voluntarios para carpas y eventos.
La diputada andaluza desvela en esta entrevista la tensa conversación que mantuvo con Marín al que acusa de practicar un “autoritarismo zalamero” y de llevar las cuentas de la organización con “absoluta opacidad”. Prieto sostiene que “una fuente muy solvente” le ha informado de que el partido está pagando al subdelegado y a otros cargos con fondos de la subvenciones del grupo parlamentario, “enmascarándolo como asesores”.
¿Por qué ha decidido abandonar Ciudadanos?
Lo llevaba pensando hace semanas. Hubo compañeros que me decían “aguanta, aguanta porque tú eres un referente y necesitamos que estés ahí para ver si esto cambia”. Pero mi paciencia se acabó cuando me envían un expediente que era absolutamente dantesco acusándome de cosas que no eran verdad, como que yo no iba a reuniones ni comisiones, o que hablaba en Twitter en contra del partido.
Yo lo único que hice en Twitter fue defenderme porque estaban atentando contra mi dignidad como parlamentaria. Presenté al expediente unas alegaciones porque yo no podía consentir que mi nombre lo tiraran por el barro. Me parece que han usado contra mí unos métodos muy bajunos. Ahí fue cuando me dije que eso rebasaba todo lo que yo he tenido que soportar. Así que no quise esperar a ver qué decidían y decidí marcharme yo.
¿No se considera tránsfuga?
No, en absoluto. Creo que entonces todos los que están en el partido de Albert Rivera, incluido él mismo, lo son porque han cambiado de ideología. Todos los que estaban en España Ciudadana [la candidatura que encabezaba Rivera en la IV Asamblea General]. Además, en Ciudadanos hay mucha gente que ha pasado por ochenta mil partidos antes de recalar allí. Ellos son los tránsfugas, los que han cambiado de ideología y no yo.
Sus acusaciones a Marín han sido también muy duras.
Claro. Es que aquí hay un autoritarismo absoluto aunque el que ejerce Marín es un autoritarismo zalamero. No hay discusión. Y si preguntas algo, no te quiero ni contar como te miran.
¿Cómo qué cosas?
Preguntar por los gastos y las cuentas del grupo parlamentario cuyo origen son las subvenciones.
¿No hay transparencia?
No. Todo es absolutamente opaco. Y opaco es decir poco. Los nuevos Estatutos, que son infumables y antidemocráticos, están diseñados para colocar a dedo tanto a cargos orgánicos como a la mayoría de los aspirantes a cargos electos. Las cuentas con desglose no se publican ni se dan a conocer a los cargos. No hay separación de poderes dentro del partido. Sé que las cuentas de los grupos municipales se manejan desde la central. Y lo mismo parece que ocurre con la de los grupos parlamentarios. Cuando se les pide que desglosen los gastos, no sueltan prenda. No es la primera vez que se les ha pillado pagando a cargos orgánicos a cuenta de los grupos parlamentarios. El caso de Nicolás de Miguel, del País Vasco, por ejemplo.
¿A usted le consta que se esté haciendo eso en Málaga?
Una fuente muy solvente me dijo que al subdelegado. Al parecer al subdelegado, como a otros cargos, se les paga a través del grupo parlamentario con dinero de subvenciones, enmascarándolo como asesores del grupo. Las afiliaciones han bajado mucho y hay muchas bocas que alimentar. Las cuotas no dan para tanta sede y para tanto personal.
¿Cree que pertenecer a la corriente TranCsparencia le ha pasado factura?
Sí, claro. A raíz de las denuncias de TransCsparencia y cuando vieron que la corriente les podía hacer pupa, todo el aparato se movilizó para escoger a todos los cargos orgánicos y públicos que eran de la cuerda y colocarlos en la candidatura oficialista España Ciudadana. Por supuesto que se paga por todo. Menos por agachar la cabeza, se paga por todo.
A usted la acusan de haber estado recopilando una base de datos internos de militantes y afiliados para su uso personal.
Esa fue una denuncia que se me trasladó de un chat del año 2015 que querían colármelo como del 2016 para que no prescribiera como falta grave. No es verdad. Yo en la campaña de las elecciones autonómicas y municipales era responsable de Ciudadanía y sencillamente me hice una agenda con teléfonos de muchas personas del partido, autorizada por la dirección, a los que podía llamar para ver si se prestaban para ir a las carpas a ayudar en la propaganda. Pero como me tenían ojeriza y ya había manifestado mi desacuerdo con muchas cosas y había recurrido al Comité de Garantías, pues ya está todo dicho. ¡Si es que yo llevo un carrerón, pero un carrerón! (se ríe).
¿Llegó a trasladar todas estas quejas a Marín?
Sí, antes de poner nada en Twitter, fui a hablar con él. Fueron 45 minutos muy desagradables. Me decía que yo no sabía trabajar en equipo, que le había pegado una puñalada trapera a mis compañeros, que les había acusado de corruptos... Total, que le pregunté si no había arreglo. Me dijo que no y yo le contesté que entonces iba a tener que irme. Y me contestó, “tú puedes hacer lo que te dé la gana”. “Pues nada, Juan, haré lo que me dé la gana. Me dejas con pocas alternativas”. Como se puso así, más subido, yo también me vine arriba y le dije, “pues no hay arreglo, me voy del partido, pero que no me voy del escaño, vamos”.
La dirección del partido cree que es una deslealtad que los que se van se queden con sus actas porque firmaron un código ético. Por eso les están pidiendo que renuncien a ellas y a los sueldos públicos si ya no sintonizan con el proyecto.
Cuando firmamos ese código ético, había unas reglas que no se parecen en nada a las de ahora. El proyecto original yo lo he defendido siempre. Ellos sí que han subvertido el proyecto. Mejor dicho, lo han pervertido. Han hecho un partido de marketing para colocar a cuatro amiguetes. Los que se tendrían que ir son ellos. Ciudadanos es un partido con una falta de ideología total, como ellos mismos reconocen, que no ha dejado de dar bandazos en sus decisiones.
Se pasa usted al grupo de no adscritos dejando a su antiguo grupo. ¿Qué postura mantendrá desde su nuevo escaño?
Bueno, es que una cosa es que yo no esté de acuerdo con que haya habido un voto demasiado proclive a Susana Díaz y otra si yo veo que hay propuestas que son razonables. Si veo que esas propuestas van en beneficio de los ciudadanos, por supuesto que votaré a favor
La Junta de Portavoces del Parlamento acaba de relegar su representación como diputada no adscrita a una sola Comisión y de escasa importancia. ¿Cómo lo ha encajado?
La decisión de la Junta de Portavoces es una cacicada y atenta contra mis derechos constitucionales. Es más, se han inventado una prerrogativa del grupo que pierde el escaño de poder elegir comisión, que no está en el Reglamento, para justificar una decisión que solo sirve a los intereses de los partidos y al mantenimiento de sus privilegios. Marin decia que me expedientaban porque no cumplía con mi trabajo. Sin embargo, he pedido participar en tres comisiones legislativas y él ha propuesto que esté en una que no tiene actividad. Es una absoluta contradicción que demuestra quién mentía y a qué intereses sirve. Antes quería que yo trabajara y lo hacía, pero a favor del partido, ahora no quiere que lo haga, cuando lo quiero hacerlo para los ciudadanos“
Parece que usted no es la única. Sigue habiendo más abandonos en el partido.
Sí. La situación es insoportable. Si no eres fiel seguidor del aparato que dirigen Rivera, Hervías, Villegas y del que forma parte Marín, porque Marín está en la dirección, no lo olvidemos, no tienes ningún futuro en la organización. Marín no sabe liderar equipos, no tiene ni idea de cómo tratar a la gente. Exige respeto pero no lo profesa a los demás.
¿Mantienen contactos con otros excompañeros? En Valencia, al menos, se están organizando.
Sí. En cuanto dejé el partido me integraron rápidamente en un grupo de WhatsApp de no adscritos de toda España, que ya va por unas 85 personas. Y sé que hay gente de ese grupo que se ayuda y se apoya porque hemos sufrido a Ciudadanos. Yo soy una damnificada de Ciudadanos igual que todos los demás.
¿Ve espacio para un nuevo partido?
A la izquierda de Ciudadanos yo creo que sí hay espacio político, que es el que debería haber ocupado Rivera. Ciudadanos iba a ser un partido muy social pero luego eso no se ha materializado. Yo a Albert Rivera no le veo ninguna vena social, todo lo contrario. Le veo posibilista y más bien de derechas.
¿Y ve en ese espacio a la Plataforma Ahora de Gorka Maneiro?
Me parece un proyecto muy interesante. Lo que pasa es que yo no quiero más encantadores de serpientes, porque es la segunda vez. Hablan como hablaba Ciudadanos al principio. No me quiero hacer ilusiones aunque sí quiero escuchar a Gorka y ver en qué se materializa eso.
¿Si se convirtiera en un partido, estaría entre sus planes integrarse en él?
Ahora mismo, no. Estoy muy escarmentada. Siempre he dicho después de Ciudadanos, nada, aunque nunca se puede decir de esta agua no beberé porque llevas el gusanillo. Pero por lo pronto, no.
¿Cree que se han equivocado Rivera y Marín dando apoyo a Susana Díaz en Andalucía?
Claro, por supuesto que sí. El apoyo podría haberse considerado bueno si lo hubieran hecho bien. Es que los nueve escaños, que ahora por suerte son ocho, no los han sabido utilizar. Si se hubieran utilizado para apretar las tuercas a Susana Díaz y al régimen -porque en Andalucía vivimos un régimen desde hace muchísimo tiempo-, hubiera sido más sano, en el sentido de sanear la vida política.