Un grupo de radicales recibe brazo en alto a los ultraderechistas detenidos en Madrid
El Juzgado de Instrucción número 11 de Madrid, en funciones de guardia, ha decretado hoy la libertad provisional de los once detenidos puestos a su disposición por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en el marco de la operación policial iniciada tras los incidentes que tuvieron lugar en la librería Blanquerna de Madrid, coincidiendo con la celebración de la Diada.
A los detenidos se les imputa la comisión de los presuntos delitos de lesiones, atentado y amenazas. El juez además les ha impuesto la prohibición de aproximarse a menos de cien metros del establecimiento donde se desarrollaron los hechos, ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid en un comunciado.
Aunque son once las personas puestas en libertad por el juez, los detenidos por el ataque ultraderechista fueron doce. Fuentes de la Jefatura Superior de Policía han explicado a eldiario.es que uno de los arrestados fue puesto en libertad tras prestar declaración en comisaria. Al parecer, se trata de uno de los cuatro detenidos que no tenía antecedentes.
Recibidos al grito de “Cataluña es España”
Un centenar de personas ha acudido esta tarde a los Juzgados de Plaza de Castilla para arropar a su salida a los once detenidos por el ataque a la librería Blanquerna el pasado miércoles, coincidiendo con la celebración de la Diada, que han sido aclamados al grito de '¡No nos engañan, Cataluña es España!'.
'Patria, Justicia y Revolución' y 'Arriba España' han sido otras de las consignas que han clamado, mientras portaban banderas de España y una pancarta en la que se podía leer 'Son patriotas. No terroristas', en apoyo a los detenidos, a los que se les imputa la comisión de los presuntos delitos de lesiones, atentado y amenazas.
Uno de los abogados de los detenidos y líder de Alianza Nacional, Pedro Pablo Peña, ha declarado a los medios de comunicación que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es un “traidor” y ha defendido que la entrada de sus clientes a la sede cultural del Gobierno catalán en Madrid fue un “acto patriótico”.