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Pablo Cambronero, el diputado tránsfuga al que nadie llama

El diputado Pablo Cambronero.

Carmen Moraga / Marcos Pinheiro

8 de febrero de 2022 22:34 h

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Pablo Cambronero era hasta ahora el único diputado tránsfuga de esta legislatura. Sin grupo parlamentario, apartado de la dinámica del Congreso, relegado a una comisión menor y sin subvenciones para contratar a un equipo. Es el precio a pagar por haberse ido de Ciudadanos, el partido con el que consiguió el escaño, pero quedarse el acta. Su voto podía haber sido decisivo en la reforma laboral que acabó aprobándose por un error de un parlamentario del PP. Pero a Cambronero nadie le llamó para recabar su apoyo.

Ahora podría tener un par de compañeros más que, de hecho, ya se sientan a su lado en el Congreso en el Grupo Mixto. Los diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN) que votaron contra la reforma laboral después de decir que la apoyarían, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, están pendientes de que la dirección de su formación tome la decisión de expulsarles y engrosen ese reducido club de diputados sin partido que Cambronero integra desde hace un año.

El exdiputado de Ciudadanos, como los dos de UPN, podría haber sido decisivo en esa votación tan ajustada, pero su teléfono no sonó. No le llamaron del Gobierno para tratar de que se sumara al ‘sí’; tampoco desde el PP o Vox para amarrar su ‘no’. Y eso que él se había dejado querer en los días previos al pleno del Congreso.

El diputado dijo, horas antes de la votación, que estaba a la espera de una llamada del portavoz socialista en la Cámara Baja, Héctor Gómez, porque su rechazo a la reforma se basaba en una cuestión técnica relativa al cambio de los contratos temporales. “Ahora estoy en el 'no' a la reforma laboral pero el PSOE aún no me ha llamado”. El portavoz nunca le llamó. “No me han llamado, solo el contacto inicial con una asistente”, reconoció a esta redacción. A pesar de que a posteriori ha dicho haber rechazado “cualquier tipo de negociación” para decidir su voto, lo cierto es que no la hubo. De su rechazo discreto a la reforma, basado en “motivos técnicos”, pasó a una oposición frontal.

Tras la votación, Cambronero cargó contra sus excompañeros de Ciudadanos por apoyar una norma, que según dijo, no tiene “nada de liberal” y aseguró que solo buscaban “ocupar el foco mediático”. Después de conocer el resultado y de ver que el decreto salía adelante por el error de un diputado del PP, ha solicitado la anulación de la votación dando pábulo a la teoría del fallo informático, que ya no defiende ni el propio PP.

Su marcha de Ciudadanos por “la deriva sanchista de Arrimadas”

Cambronero, policía nacional y licenciado en Derecho, se afilió a Ciudadanos en 2014 y se presentó como candidato al Senado por Sevilla en 2015. “Si no salgo elegido, me vuelvo a mi puesto con toda la ilusión del mundo”. No salió elegido, pero no volvió a su profesión.

Tras una temporada en el Parlamento de Andalucía, hasta hace un año era uno de los diez diputados del grupo parlamentario de Ciudadanos. Allí no destacó hasta que el 17 de marzo de 2021, después de la crisis de Murcia, anunció que dejaba la formación. Como otros miembros del partido durante esos días, entendió que su periplo junto a Inés Arrimadas había terminado. Mientras algunos, como el empresario Marcos de Quinto, o su compañera, Marta Martín, diputada por Alicante, dejaban el partido y también su escaño, Cambronero decidió mantener su asiento en el Congreso a pesar de haber firmado una Carta Ética en la que se comprometía a dejarlo si abandonaba la militancia.

Sus compañeros le acusaron entonces de “traición”. Él escribió una dura carta de despedida en Twitter en la que acusaba a Arrimadas de haber dado “un giro ideológico hacia la izquierda”, de entrar en una “deriva sanchista” y de tomar decisiones con las que no estaba de acuerdo, en referencia al apoyo que la líder dio a los estados de alarma durante la pandemia y a la negociación de las medidas sanitarias. “Este partido liderado por Albert Rivera prometió a los ciudadanos para conseguir su apoyo que jamás pactaría con el Sánchez socio de Podemos, ERC y Bildu. No puedo compartir estas estrategias”. “A partir de ahora, votaré en conciencia”, sentenciaba.

En el partido no extrañó demasiado su espantada a sabiendas de que Cambronero es un hombre de confianza de Fran Hervías, que fue quien le impulsó para ir en la candidatura por Sevilla en las últimas elecciones de Andalucía, y posteriormente, para dar el salto a la política nacional por la lista también sevillana. Su marcha se sucedía justo cuando el exsecretario de Organización de Albert Rivera había comenzado desde Génova la operación derribo contra su antiguo partido. Algo que no dejó pasar Edmundo Bal. “Aferrarte al acta y al sueldo de diputado te retrata, Pablo. Una lástima”, le dijo Bal, también en Twitter.

Desde entonces se integró en el Grupo Mixto con nueve diputados de siete formaciones diferentes. Allí mantiene el sueldo –3.050,62 euros mensuales de base, 1.959,62 por ser de fuera de Madrid y 1.134,40 euros de complemento por ser portavoz en una comisión–, pero su actividad se ha visto muy mermada.

En base al último acuerdo del Pacto Antitransfuguismo, que firmaron todos los partidos salvo el PP, la entonces portavoz del grupo, Ana Oramas, le informó de que no tendría despacho, ni asistente, que su presencia en las comisiones se limitaría a ser el portavoz en la de Peticiones –que se reúne a puerta cerrada y en la que no suele haber siquiera votaciones–, y que tampoco iba a poder intervenir en los Plenos con voz propia. Y al no pertenecer ya a ningún partido, tampoco iba a sumar la subvención de 1.703,57 euros que ingresan los grupos por cada diputado, que les sirve entre otras cosas, para la contratación de asesores.

Cambronero recurrió a la Mesa del Congreso, a la que pidió amparo. Mientras se resolvía su queja, y al carecer de despacho, trabajó durante varios meses en la cafetería del Congreso. Hasta que finalmente logró que este órgano de la Cámara reconociera algunos de los derechos perdidos al pasar a considerarle 'no adscrito'. Al menos, le asignaron un despacho. Él ha lamentado que la mayoría de sus nuevos compañeros en el Grupo Mixto no le hablaban y que algunos le habían declarado “persona non grata”.

Desde entonces su capacidad de maniobra es escasa. De hecho, el diputado tiene problemas para presentar iniciativas propias, que necesitan el aval del portavoz del Grupo Mixto. Y se ha quejado en más de una ocasión de que le cuesta mucho negociar para que este plasme su firma, y solo lo ha conseguido para dos proposiciones no de ley, sin impacto legislativo: una pide que se suprima el Ministerio de Igualdad y la otra que se cancelen todas las subvenciones a sindicatos. Él fue portavoz de uno policial, investigado por malversación de fondos.

Bulos metidos en las preguntas al Gobierno

Como las preguntas escritas son prácticamente su única vía de participación política, Cambronero lleva meses presentando decenas de ellas en el registro de la Cámara. En una entrevista reciente contó que registraba unas 60 preguntas por semana para que el Gobierno las responda. Algunas de ellas son informaciones falsas, o simples rumores, que Cambronero plasma directamente y que algunos medios elevan a la categoría de noticia con el amparo de que están recogidas en una iniciativa parlamentaria.

Es lo que ocurrió el pasado 3 de enero, cuando Cambronero preguntó al Gobierno por el supuesto incremento de patrimonio de la ministra Irene Montero. Unos días antes, un medio dedicado a difundir bulos publicó que Montero había multiplicado por 92 su patrimonio desde que llegó al Congreso, de unos 6.000 euros hasta 630.000. Cambronero cogió la información tal cual y preguntó al Gobierno.

Pero los datos eran falsos. En el cálculo se había incluido la deuda hipotecaria de la ministra, el dinero que debe, como patrimonio, lo que disparaba la cifra. Tanto la web que difundió el bulo como Cambronero obviaron también que la propia Montero había declarado en el Congreso haber recibido una herencia tras la muerte de su padre, como le recordaron algunos en respuesta a su tuit. Dio igual que la información fuese falsa: Cambronero defendió la pertinencia de su pregunta en varias entrevistas y multitud de medios dieron por bueno que el patrimonio de la ministra superaba los 600.000 euros.

Para promocionar la presentación de esas preguntas y su trabajo parlamentario, Cambronero ha puesto en marcha un perfil de Twitter donde recoge todas sus iniciativas, muchas de las cuales surgen, dice, de ciudadanos anónimos que le reclaman información. En una de las últimas desliza que quizá Inés Arrimadas apoyó la reforma laboral porque su marido va a recibir fondos europeos de los que reparte el Gobierno. Según él, una mayoría de diputados de Ciudadanos está en contra de la norma.

La iniciativa la lleva junto al periodista Carles Enric, ese 'colaborador' al que cita en ocasiones, que ganó notoriedad durante la pandemia cuando difundía en Twitter supuestas informaciones acerca del Gobierno con la coletilla de “Confirmado en la Moncloa”, y que luego nunca se confirmaban. En los últimos días han comenzado también una campaña contra la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, poniendo en duda sus declaraciones de patrimonio.

Esa iniciativa le ha llevado a cobrar cierta relevancia en medios de derechas. Ahora mismo participa semanalmente en ‘Estado de Alarma’, la web fundada por Javier Negre. Su acercamiento a la derecha y a la extrema derecha ha dado pábulo a que se especule con su salto al PP o Vox. Cambronero no niega que quiere seguir en política y ha dicho claramente que tiene “buena relación” con esos dos partidos “por similitud ideológica”. Pero a preguntas de elDiario.es admite que por ahora tampoco ha recibido una llamada sobre este asunto: “De momento no tengo ofertas, estoy concentrado en trabajar, que no es poco”.

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