Los alumnos con déficit de atención son chicos a los que les cuesta centrarse para atender a los profesores en clase. Recuerdo que, cuando yo misma era alumna, en mi clase había algún compañero así, y como casi siempre, acababa castigado fuera del aula o sentado en la última fila para que dejara de molestar.
Pero los tiempos cambian… Afortunadamente, decimos todos… Repetimos todos, como un mantra que tranquiliza y apacigua nuestras conciencias. Cambian los tiempos y… debe ser que la magia hace el resto. La magia y también las metodologías innovadoras y la excelencia. No olvidemos la excelencia que ahora lo inunda todo. Igual que las normativas que protocolizan hasta la manera en que el alumnado del siglo XXI tiene que ir al baño. De dos en dos para evitar cualquier eventual agresión sexual intramuros, que, por supuesto, nunca jamás ocurriría dentro de nuestro centro. En otros puede que sí. En el nuestro, no.
Pero el joven adolescente con TDH, al que le cuesta mucho centrar su atención en eso que el profesor explica en la pizarra, entretiene sus manos con un cubo de Rubik de doce caras. Un cubo de Rubik imposible para ese profesor, que tiene que cumplir unos objetivos, que alguien determinó en un despacho muy muy apartado de ese aula. Lo que el profesor no sabe, e interpreta como una falta de respeto, porque su alumno no está mirando la pizarra, es que manipular el cubo de Rubik le permite prestar atención a un chico con TDAH.
Toda la innovación, las nuevas metodologías y la excelencia… y quien debería estar liderando el cambio siente que se le falta el respeto porque ignora el funcionamiento cerebral de un alumno con TDAH, que es un trastorno que muchos creen que no existe. Los tiempos, cambiar, cambiarán, pero las personas… soy escéptica.
No nos gusta la palabra “discapacitado”. Preferimos retrón, que recuerda a retarded en inglés, o a “retroceder”. La elegimos para hacer énfasis en que nos importa más que nos den lo que nos deben que el nombre con el que nos llamen.
Las noticias sobre retrones no deberían hablar de enfermitos y de rampas, sino de la miseria y la reclusión. Nuria del Saz y Mariano Cuesta, dos retrones con suerte, intentaremos decir las cosas como son, con humor y vigilando los tabúes. Si quieres escribirnos: retronesyhombres@gmail.com
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