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El Nobel Alternativo australiano, fabricante de los bosques “low cost”

El Nobel Alternativo australiano, fabricante de los bosques "low cost"

EFE

Sídney (Australia) —

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El agrónomo australiano Tony Rinaudo, ganador del llamado “Nobel Alternativo”, ha conseguido reverdecer con árboles millones de hectáreas semidesérticas en Níger o Etiopía con una técnica innovadora y de bajo coste.

La regeneración de los árboles permite que “surjan nuevas empresas, tales como la apicultura, el engorde de ganado, la extracción y venta sostenible de madera y así los agricultores pueden diversificarse e intensificarse”, explica a Efe Rinaudo por correo electrónico.

El agrónomo recogió el pasado viernes en Estocolmo el premio de la Fundación Right Livelihood, también conocido como el “Nobel Alternativo”, junto con la guatemalteca Thelma Aldana, tres activistas saudíes encarcelados y un innovador agricultor burkinés.

En el caso del australiano, miembro de la ONG World Vision Australia, la fundación destacó su mérito “por demostrar a gran escala que las tierras secas pueden ser reverdecidas a un costo mínimo, mejorando la calidad de vida de millones de personas”.

Conocido como el “fabricante de bosques” tras haber vivido varias décadas en África, Rinaudo es pionero de una técnica que calificada como “low cost” mediante la cual se cultiva árboles a partir de sus raíces existentes, ayudando así a los agricultores a regenerar y proteger la vegetación de sus comunidades.

“También encontramos que el riesgo en la agricultura es menor: hay menos inundaciones, el impacto de la sequía es menos grave y por lo tanto, es más probable que los agricultores inviertan en mejoras y obtengan mejores rendimientos e ingresos”, acota el experto.

Su método de regeneración natural a gran escala (FMNR, siglas en inglés), que se basa en lo que él llama “bosques subterráneos”, implica la restauración sistemática de los árboles a partir de sus tocones caídos, las raíces germinadas y las semillas, integrándose así a los cultivos y pastizales.

Con la implementación del FMNR “hay menos inundaciones y se reducen los impactos de las sequías. Hay más biodiversidad. El ciclo del agua a menudo se restaura”, subraya.

Uno de estos ejemplos concretos, agrega, se da en la zona del sur de Etiopía, en donde gracias al FMNR “trece manantiales que se habían secado ahora fluyen de forma permanente”.

La técnica de Rinaudo, que World Vision Australia promueve en África y el Sudeste Asiático, ha ayudado por ejemplo a recuperar unos 200 millones de árboles en una extensión de Níger de 50.000 kilómetros cuadrados, gracias a la participación social para reverdecer la tierra.

En Níger, uno de los países del cinturón del Sahel africano, la densidad de los árboles en el tercio sur era de unos 4 por hectárea y los suelos eran extremadamente infértiles y carecían de materia orgánica y nutrientes, por lo que no tenían capacidad de retener agua.

Los agricultores de esa zona tenían que plantar varias veces sus semillas, las mujeres caminaban varias horas para recolectar madera y cuando no había cocinaban con paja y estiércol y el ganado moría o estaba muy débil para amamantar a sus crías o tirar del arado.

Tras la implementación del FMNR “solamente en Níger, hay actualmente unos 6 millones de hectáreas de árboles agrícolas que secuestran una tonelada de CO2 por hectárea al año”, precisa Rinaudo, quien agregó que los ingresos brutos de sus habitantes aumentaron en unos 1.000 dólares (876 euros) al año.

En regiones más húmedas que Níger, fronteriza con el Sáhara, en las comunidades en las que se restauran los bosques se calcula que éstos son sumideros de unas 15 toneladas de CO2 por hectárea al año.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) considera que la innovación agrícola puede ser una herramienta para limitar el calentamiento global, de forma que se eviten los peores efectos del cambio climático y las migraciones forzadas en lugares como el Sáhel debido a la desertificación.

Rinaudo considera que “si el FMRN se aplicara en mil millones de hectáreas y si la tasa promedio de secuestro de CO2 fuera de dos toneladas por hectárea al año, esto sería una contribución significativa para mitigar el cambio climático”.

Para el agrónomo australiano la clave es “trabajar con la naturaleza, en lugar de luchar contra ella”.

Rocío Otoya

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