La Complutense elimina el servicio de acompañamiento para personas con discapacidad desde casa a la facultad
Desde el pasado 23 de abril, Ana volvió a depender de sus padres para acudir cada día a la Universidad. Carlos no pudo asistir a clase durante tres semanas, nadie podía servirle como guía. La asistente que ayudaba a vestirse a Henar dejó de hacerlo, ahora debe acompañarla a su facultad. Los becarios de la Oficina para la Integración de la UCM les avisaron aquel mismo día: no volverían a esperarles en el lugar de siempre a la hora acordada. La Universidad Complutense había cancelado el servicio de acompañamiento que permitía a ocho estudiantes con discapacidad severa contar con una persona de apoyo desde su casa hasta el aula.
La Universidad Complutense de Madrid ha suspendido a finales de abril el servicio de Acompañamiento y Traslado de personas con discapacidad, mediante el cual un grupo de becarios acompañaba a los alumnos con discapacidad desde su casa a la facultad, y viceversa.
Una semana después de la supresión práctica del programa, el Vicerrectorado de Atención a la Comunidad Educativa, envió un correo electrónico a los alumnos donde trataba de explicar las razones del cese del servicio. Según indica el documento al que ha podido tener acceso eldiario.es, los becarios de la Oficina de Integración no podrán salir de los dos campus de la Universidad Complutense porque “han surgido dudas de índole jurídico respecto al itinerario recorrido por los becarios para realizar las tareas de acompañamiento”.
Por tanto, según reza el comunicado, “en aras de la seguridad jurídica de todos”, los becarios no podrán salir de los campus dela Universidad Complutense, lo que en la práctica implica el cese del acompañamientoa sus casas. Este argumento extraña a los estudiantes afectados: el programa está en funcionamiento desde 2005.
Javier Font, presidente de la Federación de Asociaciones de Personas Discapacitadas de Madrid (FAMMA), desconfía de las razones aportadas por la Complutense. “Los becarios universitarios tienen que estar asegurados por ley. Si no lo estaban, es que algo no se estaba cumpliendo”, asegura. “Todo esto tiene trampa. No tiene sentido que mantengan el servicio de acompañamiento dentro de las instalaciones universitarias. Si actualmente el entorno y el transporte no es accesible para estos estudiantes, no podrán acudir a sus clases”, alerta Font. “De esta forma, la Universidad podría ahorrarse el coste de los servicios de integración excusándose en la falta de demanda. Actúan como si fuera su objetivo”.
A través del comunicado la Complutense asegura a los estudiantes afectados que la universidad “buscará soluciones”. Según indican los alumnos consultados, por el momento no han tenido ninguna noticia más al respecto.
Henar, estudiante de Informática, critica la falta de margen de tiempo que tuvieron para organizarse. Aquella misma mañana el becario encargado de acompañarla de casa a la facultad le avisó de que no podría ir más, ni siquiera ese día. “Me dijo que la Universidad había suspendido este servicio. Me explicó que, según la universidad, existía un problema con el seguro de los becarios en el exterior del campus. No tuve tiempo de planificar cómo ir y aquel día tuve que faltar a clase”, nos cuenta.
Ante este contratiempo en pleno final de curso, los estudiantes afectados han tratado de buscar soluciones y localizar a alguien que pudiera acompañarles. Algunos de ellos, como Carlos, han tenido más dificultades que otros. “Durante dos semanas no he podido acudir a clase. Mis padres salen tarde del trabajo y nopodían recogerme. Pregunté a diferentes asociaciones y finalmente he conseguido arreglarlo hasta final de curso. La ONCE me proporcionará este servicio”, dice. Carlos es invidente y, aunque utiliza el bastón como guía, padece una gran falta de orientación en espacios abiertos. “En su momento, mi profesora de movilidad medijo que en mi caso no podría ser totalmente autónomo”, nos cuenta este estudiante de Filología Inglesa. “Esos días no pude ir a clase porque no tenía a nadie de apoyo durante el trayecto”.
Otros alumnos han tenido que reorganizar servicios de los que ya disponían a través de organizaciones o servicios públicos. Henar recibía el apoyo de una asistente que le ayudaba a ducharse y a vestirse. Desde hace unas semanas, su madre ha vuelto a encargarse de estas tareas y, así, la asistente puede acompañarla durante la ida y la vuelta de clase.
Si todo va bien, Henar finalizará este año la Diplomatura en Informática, aunque su intención era realizar posteriormente el curso de adaptación a grado. “Así, lo he ‘apañado’ hasta acabar el curso. Pero el año que viene tendré que ver cómo lo hago, si sigue esta disminución de los servicios me voy a plantear seguir estudiando”, lamenta la estudiante quien, según explica, tiene que acudir a clase de forma obligatoria.
Casos anteriores
No es la primera vez que la Universidad Complutense elimina un servicio de atención a personas discapacitadas durante el curso académico 2012-2013. En diciempre del año pasado, la organización FAMMA denunció la eliminación del programa sociosanitario, que permite asegurar un acompañamiento a las personas cuya discapacidad les impide acudir al aseo por sí mismas. Este hecho se extendió por los medios de comunicación cuando se conoció el caso de una estudiante de la UCM que se orinó encima dadas las dificultades para acudir al servicio en la universidad. La alumna se fue a casa llorando.
La Complutense aseguró en su momento que la prestación de este servico “no era su obligación”. Que la difícil situación económica que sufre la institución impedía su ejecución. Tras salir a la luz la historia de esta alumna, y bajo la presión mediática y del movimiento asociativo de personas con discapacidad, a través de un acuerdo con la Facultad de Enfermería, la Universidad encontró la forma de reestablecer el servicio.