El papa Francisco usa la palabra “caca” en español para referirse a “la corrupción y el encubrimiento de los abusos”

Los abusos a menores por parte de eclesiásticos son “un escándalo y una traición”. Francisco ha dado este mediodía, desde el santuario irlandés de Knock, un paso más en el reconocimiento de la pederastia clerical, y se ha comprometido mostrarse “firme y decidido en la búsqueda de la verdad y de la justicia” para las víctimas, para “no permitir nunca más que estas situaciones vuelvan a repetirse”. “Debemos proceder siempre con justicia y reparar, en lo que nosotros dependa, todo tipo de violencia”, añadió.

Las palabras del Papa, de nuevo improvisadas (no estaban previstas en el programa oficial), se produjeron en su segunda jornada del difícil viaje a una Irlanda que no ha escondido sus protestas por la pederastia clerical, después de que Francisco escuchara al jefe de Gobierno del país y a una delegación de víctimas exigirle que pasara de las palabras a los hechos en su anunciada tolerancia cero frente a los abusos.

Así, el primer ministro, Leo Varadkar, ya instó al Papa a “utilizar su posición y su influencia” para acabar con los curas pederastas y los obispos encubridores, y para “asegurarnos de que las palabras vayan seguidas de acciones”. Por la noche, Bergoglio se encontró, durante hora y media, con ocho víctimas de abusos a menores, y con representantes de las asociaciones de bebés robados, quienes instaron al Pontífice a denunciar esta otra lacra en la homilía que Francisco pronunciará esta tarde, antes de partir de Dublín rumbo a Roma.

Según han relatado las propias víctimas, “el Papa nos dijo en castellano que la corrupción en la Iglesia y el encubrimiento de los abusos son una ‘caca’. Utilizó esta expresión en castellano, aunque el traductor nos dijo que era ”una inmundicia que verías en el aseo’“, según apuntó Paul Redmond, uno de los participantes en el encuentro.

Francisco habló 20 minutos por separado con cada una de las víctimas, haciéndoles preguntas sobre el 'modus operandi' utilizado en los orfanatos e instituciones católicas donde se llevaban a cabo los abusos. Junto a la denuncia de la pederastia, las víctimas entregaron al Papa una carta, escrita en español e inglés, en la que denuncian cómo más de 100.000 mujeres fueron separadas a la fuerza de sus bebés en centros gestionados por la Iglesia irlandesa, y que otro tanto sucedió en otros países, citando expresamente la España de la postguerra civil.

“Como un acto de sanación, le pedimos que deje en claro a la comunidad anciana de madres biológicas y adoptantes, que no hay pecado en el reencuentro. Sería alentador, en tanto que muchas de estas mujeres asistirán a su misa del domingo”, se lee en la carta, una petición que Francisco les aseguró que cumpliría en la eucaristía final de este domingo.

Esta mañana, además, Bergoglio destacó cómo “ninguno de nosotros puede dejar de conmoverse por las historias de los menores que han sufrido abusos, a quienes se les ha robado la inocencia; han sido alejados de sus madres, abandonados y se les ha dejado una cicatriz de recuerdos dolorosos”.

“Esta herida abierta –prosiguió– nos desafía a que estemos firmes y decididos en la búsqueda de la verdad y de la justicia. Imploro el perdón del Señor por estos pecados, por el escándalo y la traición sentida por tantos en la familia de Dios (…) con el propósito decidido de no permitir nunca más que estas situaciones vuelvan a repetirse”.