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El mundo afronta la sexta temporada severa de huracanes consecutiva y alguno podrá llegar hasta España

Un hombre camina por una calle inundada de Córdoba durante las lluvias provocadas por Vince en 2005 / Madero Cubero.

Raúl Rejón

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Recalentar la Tierra a base de emitir gases de efecto invernadero devuelve consecuencias nefastas para los humanos. La temporada de huracanes acaba de comenzar este 1 de junio y será la sexta consecutiva especialmente activa, según ha calculado la Agencia Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA). Esto significa numerosos huracanes golpeando a las poblaciones costeras. La probabilidad de que alguno de ellos viaje tan al este como para tocar coordenadas poco habituales como España ha crecido exponencialmente en solo cinco años.

La unión entre cambio climático y tormentas tropicales se refuerza año tras año. La ciencia evidencia cada vez más que el calentamiento global del planeta conlleva huracanes más fuertes y destructivos que, además, alargan su devastación durante más tiempo.

“El calentamiento de la superficie del mar está, probablemente, alimentando huracanes más potentes”, explica la NOAA. Su “poder destructor al producir inundaciones está amplificado por la subida del nivel del mar asociada al cambio climático”. También se está comprobando, curso a curso, que la crisis del clima empuja estos fenómenos hacia Europa.

La predicción para 2021 es que, hasta el próximo 30 de noviembre, se registren entre 13 y 20 tormentas tropicales (el año pasado se batió el récord histórico al llegar a 30). Los vientos de estos fenómenos llegan a los 63 km/h. De ese grupo, la NOAA espera que, al menos, de 6 a 10 pasen a formar un huracán –con velocidades superiores a 119 km/h–. Llegarán a la categoría 3 o superior tres o cinco de estos huracanes, cuyos vientos superarán entonces los 180 km/h.

“Era lo esperable, y va en la misma línea que otros organismos que también hacen predicciones de este tipo”, explica el físico Juan Jesús González Alemán. Esto hace que, a pesar de la dificultad de vaticinar qué ocurrirá con fenómenos como los huracanes, “se refuerza la probabilidad de que tengamos una temporada muy activa”, remata González Alemán, que investiga la relación entre la dinámica de la atmósfera y el cambio climático.

A partir de este este mes se irán sucediendo las tormentas. Se forman en la zona del Atlántico oeste –sobre todo en el Caribe– y ahí reciben los nombres que luego ocupan titulares al llegar a la costa y zarandear poblaciones en Centroamérica, el mar Caribe o el este de EEUU: Vince, Mitch, Ofelia, Theta, Leslie…se hicieron famosas por su acción destructiva.

Para 2021, la lista de nombres ya creada abarca 21 denominaciones que empiezan con Ana y terminan con Wanda (se alternan nombres femeninos y masculinos). En 2020 esta lista pre-designada se agotó. Entonces se optó por echar mano del alfabeto griego para continuar nombrando a los huracanes. Sin embargo, la Organización Meteorológica Mundial ha considerado que ese recurso “distraía de las comunicaciones sobre las tormentas y su peligro además de crear confusión” por lo que, a partir de ahora, si se acaba la lista, “se utilizará otra suplementaria”.

El Niño, la temperatura del mar y el monzón africano

El físico explica que hay tres factores relevantes para predecir una temporada de huracanes: “Por un lado el fenómeno de El Niño que va a ser más o menos neutral” y que, cuando está actuando, desactiva los huracanes. “Así que tienen el máximo potencial para activarse”.

Por otro, se predice que el Atlántico tropical vaya a tener una temperatura oceánica más cálida de lo normal. “Esto contribuye a la formación de estos sistemas”. Y por último, el monzón de verano en el oeste africano “que se espera que sea más activo de lo normal”. Todo esto junto contribuye, según las predicciones, a una temporada más activa. Aunque no se espera llegar a niveles de 2020, “sí está claro que no será más suave de lo anticipado”, abunda el investigador.

Con este panorama global, surge la pregunta de si el incremento de huracanes formado conlleva un mayor peligro para Europa y España. “Es complejo saber si durante una temporada podrán llegar las tormentas a zonas más al este”, ilustra González Alemán. En este caso influyen las condiciones atmosféricas del momento o la temperatura oceánica en Europa, “que favorece la llegada”. El hecho de que haya más huracanes no se traduce automáticamente en su traslado a España.

Este fenómeno que ha enviado huracanes (o sus colas) a España, al menos, en 2005, 2017, 2018, 2019 y 2020 está siguiendo una tendencia diferente. “En los últimos cinco años ha aumentado mucho, casi exponencialmente, el número de sistemas que llegan a Europa”, avisa el físico de la Universidad Complutense de Madrid. “La hipótesis es que el calentamiento global está detrás. Los estudios climáticos muestran cómo, en las futuras décadas, aumentarán estos fenómenos en nuestras costas. Las observaciones actuales ya muestran un incremento por lo que la realidad se está alineando con las predicciones. La sospecha sobre el cambio climático está ahí y, de momento, es consistente”.

En resumen: “A pesar de que los científicos no esperan que la temporada sea como la de 2020, solo hace falta una tormenta para devastar una comunidad”, avisa el director de la NOAA, Ben Friedman.   

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