Recuperar la unidad del Carlos III para enfermedades como el ébola es “técnicamente viable”
Cuando el pasado 5 de agosto el Gobierno de España decidió repatriar a Miguel Pajares, infectado por el virus del ébola, se planteó la incógnita de dónde ingresar al sacerdote enfermo y a su compañera Juliana Bohí. Hace menos de un año la respuesta habría sido automática: el hospital Carlos III, referencia nacional para patologías infecciosas y tropicales. Pero, en agosto de 2014, los planes de la Comunidad de Madrid lo habían convertido en centro de pacientes crónicos y desmantelado la unidad de infecciosos.
El caso de Pajares ha puesto en cuestión, si no en evidencia, la decisión de la Consejería de Sanidad. Julián Ordónez, portavoz de UGT en Sanidad, cree que este episodio “debería hacer pensar a las administraciones la importancia de la salud pública, tanto para los ciudadanos como para los profesionales”. Con esto, pide que el Carlos III “vuelva a su carácter de especializado en patologías como el ébola y otras enfermedades que precisan un tratamiento específico”.
Durante los meses previos a la publicación del decreto que consagraba la transformación del hospital, los trabajadores no se cansaron de protestar y subrayar la importancia de un centro como aquél. En la Asamblea de Madrid, el Gobierno regional explicó que esas labores pasarían al Hospital General de la Defensa que tiene un convenio con el sistema público para atender a la población general.
Pero se dio la circunstancia de que a la llegada del cura Pajares, el Carlos III ya no funcionaba como unidad de aislamiento mientras que el hospital militar Gómez Ulla estaba en un proceso de remodelación de sus instalaciones de Alta Seguridad para Enfermedades Infecciosas. De ahí, en parte, que se tuviera que re-acondicionar a toda prisa la planta sexta del antiguo centro de referencia. La falta de un punto claro y definido de tratamiento de brotes víricos hizo que se disparara una retahíla de rumores sobre el destino de los afectados. Incluso el Ministerio de Sanidad no dio el nombre del hospital en primera instancia: “No es lo importante” dijo la encargada de Salud Pública, Mercedes Vinuesa.
CC OO también analiza que “es necesario mantener una infraestructura como el Carlos III dotada para la atención de procesos infecciosos ya que no puede repetirse que se tenga que hacer un traslado masivo y de urgencia de pacientes”. Se refiere a la salida de 30 enfermos crónicos que ya estaban instalados en virtud del nuevo carácter del hospital que albergó finamente al infectado de ébola.
Casi 20 años de trayectoria
“Desde un punto de vista técnico sería perfectamente reversible” cuenta José Manuel Freire, portavoz de Sanidad del Partido Socialista de Madrid. Freire prosigue: “La zona de aislamiento de pacientes funcionaba perfectamente desde 1995 y podría recuperarse porque todavía no se habían acometido las obras para remodelar esa planta sexta”. Eso mismo opinan los trabajadores con los ha hablado eldiario.es estas jornadas.
De hecho, “el personal podría volver desde La Paz y la dotación material no sería un gran obstáculo”, analiza el diputado regional socialista que también fue consejero de Sanidad en el País Vasco. Sin embargo, Freire reflexiona que “en términos de país, hay que tener un punto de referencia de esta disciplina, no sólo ya por cosas como el ébola sino por ejemplo, casos de tuberculosis resistente. Todo estado como España debería tener una unidad de máximo nivel pero como parte de un diseño general, más allá del límite de una comunidad autónoma”.
A la vista de las respuestas parlamentarias del Ejecutivo madrileño, la idea no es frenar la disolucion del Carlos III sino dejar posibles tratamientos en el centro militar. Mientas tanto, la planta de aislamiento preparada en poco más de 24 horas, continúa con una paciente ingresada: Juliana Bohí, que aunque negativo en las pruebas diagnósticas de ébola, sigue en observación en una unidad recuperada pero sólo para una prórroga.