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El error que cometemos al lavar calcetines y el motivo científico por el que deberíamos plancharlos

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Héctor Farrés

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Una investigación de la Universidad de Arizona reveló que el 90 % de los calcetines usados contiene bacterias fecales, incluso cuando no ha habido contacto directo con inodoros. Esa contaminación proviene de suelos de baño, duchas públicas y otras superficies domésticas donde las bacterias prosperan sin dificultad.

Al estar tan cerca del suelo y absorber la humedad corporal, los calcetines se convierten rápidamente en un transporte eficaz para gérmenes de todo tipo. Entre los espacios entre los dedos y la planta del pie se genera el entorno perfecto para que estos microorganismos colonicen sin oposición, sobre todo si las condiciones de lavado no eliminan completamente lo que queda incrustado en el tejido.

Los pies humanos albergan millones de microbios que se transfieren fácilmente a la ropa

Esa combinación de calor, humedad y tejidos cerrados facilita la permanencia de bacterias que no desaparecen con lavados comunes. Así lo explicó al Daily Mail la microbióloga Primrose Freestone, que destacó que una temperatura mínima de 60 °C resulta imprescindible para garantizar una limpieza real de los calcetines: “Los enzimas desprenden las bacterias del entramado de las fibras del calcetín, y la temperatura elevada elimina los microbios y hongos que están adaptados a vivir a la temperatura del pie humano”.

Freestone ha documentado cómo ciertos gérmenes sobreviven en calcetines recién lavados si no se alcanza la temperatura adecuada durante el proceso de lavado

Según datos recogidos en estudios clínicos, los pies humanos pueden albergar entre 10 y 100 millones de células microbianas por centímetro cuadrado de piel. Esa densidad microbiana no disminuye con facilidad, porque el ambiente oscuro, cerrado y cálido del calzado crea un entorno duradero donde las bacterias encuentran alimento en el sudor y los restos de piel. A eso se suma que los calcetines recogen esporas fúngicas, polvo ambiental, pelos de mascotas y partículas procedentes del suelo, lo que incrementa la carga contaminante del tejido tras pocas horas de uso.

Freestone también advirtió que los programas de lavado habituales, especialmente los que utilizan temperaturas inferiores a 40 °C, no resultan eficaces para erradicar esas colonias microbianas. En ese contexto, recomendó planchar los calcetines después del lavado, sobre todo si se utiliza vapor, ya que ese calor ayuda a desinfectar en profundidad. En sus palabras, “esto ayuda a que el calor de la plancha penetre en el calcetín, lo que eliminará cualquier bacteria, virus del papiloma plantar u hongo del pie de atleta”.

Las pruebas de laboratorio confirman la presencia de bacterias en prendas aparentemente limpias

Una investigación publicada por el Journal of Hospital Infection reveló que los calcetines de pacientes ingresados funcionaban como vectores de transmisión microbiana, incluso en entornos clínicos controlados. Al caminar por suelos contaminados con calzado tipo calcetín, los pacientes desplazaban bacterias resistentes hasta la cama, afectando también a otras superficies textiles.

La propia Freestone, en una entrevista recogida por el mismo medio, reconoció haber realizado pruebas de laboratorio con lavados domésticos, en las que se detectaron restos bacterianos en prendas aparentemente limpias: “Lavar los calcetines con detergente ayuda a limpiarlos, pero he hecho investigaciones en el laboratorio que muestran que algunas bacterias permanecen si el lavado no es lo bastante caliente”.

Las infecciones cutáneas comunes suelen estar vinculadas a una higiene deficiente del calcetín

El problema más frecuente derivado de este tipo de contaminación no se encuentra tanto en infecciones raras como en el desarrollo de afecciones cutáneas comunes. Entre ellas destacan el pie de atleta, las verrugas plantares o infecciones por estafilococos, todos causados por organismos presentes en calcetines sin lavar correctamente.

Los suelos del baño y otras superficies húmedas convierten a los calcetines en un medio eficaz para transportar microbios que prosperan con rapidez entre los dedos y la planta del pie

En ese sentido, la experta de la Universidad de Leicester explicó que “se pueden transmitir infecciones con los calcetines sucios, como las verrugas, que están causadas por el virus del papiloma humano y son muy contagiosas, así que no lavar los calcetines y luego andar por el suelo puede infectar a otras personas”.

La proliferación del hongo Trichophyton rubrum, asociado al pie de atleta, también se ve favorecida por la reutilización de calcetines húmedos o el uso de programas de lavado insuficientes. Las investigaciones señalan que la temperatura a la que estos hongos prosperan coincide con la del cuerpo humano, por lo que el lavado en frío se limita a disimular la suciedad superficial sin afectar al núcleo infeccioso incrustado en el tejido.

Mezclar ropa sucia en el lavado puede propagar bacterias entre prendas de uso íntimo

Además de la higiene personal, la contaminación cruzada con otras prendas puede multiplicar el problema. Cuando los calcetines se lavan junto a ropa interior o toallas, los residuos bacterianos pueden transferirse de una prenda a otra si el ciclo de lavado no es suficientemente eficaz.

En última instancia, la combinación ideal sigue siendo clara: lavado a alta temperatura, detergente enzimático y plancha con vapor. Según los expertos es algo básico. Y si alguien lo considera exagerado, solo hace falta recordar dónde han estado esos calcetines y lo poco que cuesta pasarles una plancha antes de guardarlos.

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