Las células zombie que nos hacen envejecer y cómo eliminarlas

Células

Darío Pescador

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Piensa en tu coche. A medida que pasan los años, las piezas del motor se desgastan. Si no las cambias por piezas nuevas, un día el motor dejará de funcionar. Nuestro cuerpo también va acumulando daños con el tiempo. En el funcionamiento normal de las células se producen sustancias corrosivas como los radicales libres que pueden dañar el ADN. La radiación solar o las sustancias tóxicas, como el alcohol y el tabaco, también producen daños. El resultado son células con el ADN alterado que ya no funcionan bien. 

En condiciones normales, estas células tienen un programa interno llamado apoptosis o muerte celular programada. La célula se autodestruye para no causar daños al organismo, y es sustituida por células nuevas que nacen por división.

Pero, a veces, estas células defectuosas no se mueren: simplemente dejan de dividirse, aunque siguen vivas y metabólicamente activas. Estas células se llaman senescentes, o coloquialmente entre algunos científicos, células zombie.

Las células zombie y el envejecimiento

Las células zombie tienen su razón de ser: son un mecanismo de control. Si las células dañadas se siguen dividiendo y reproduciendo, lo que tenemos es un tumor. Las células senescentes además emiten toxinas, como citoquinas inflamatorias y proteasas, que eliminan las células cancerosas que las rodean. 

Lo normal es que las células senescentes se suiciden más tarde por apoptosis o el sistema inmunitario las elimine. Sin embargo, con el tiempo, las células del sistema inmunitario también envejecen y dejan de funcionar, con lo que las células zombie se acumulan. Se cree que esta acumulación es una de las causas del envejecimiento. 

Si no se eliminan, las células senescentes terminan dañando a las células sanas, produciendo, entre otras cosas, diabetes, enfermedades cardiovasculares, demencia, artritis, osteoporosis y también cáncer. Es decir, todas las enfermedades asociadas al envejecimiento.

He aquí el dilema. Eliminar las células zombie del todo nos dejaría desprotegidos contra el cáncer. Pero si tenemos demasiadas, envejecemos y caemos enfermos, entre otras cosas, de cáncer. Es una espada de doble filo, y lo que se está buscando es una forma de regularlas.  

La promesa de los senolíticos

Hay medicamentos llamados senolíticos que sirven para eliminar las células senescentes, y es un campo de investigación en el que muchas empresas están invirtiendo grandes recursos. No es necesario eliminar todas, se calcula que con limpiar un 30% de ellas ya se obtendrían efectos positivos. Uno de los primeros medicamentos, la combinación de dasatinib, un medicamento para la leucemia, y quercetina, un antioxidante presente en el té, el vino y los frutos rojos, ha demostrado su eficacia para proteger a los ratones del envejecimiento.

Por otro lado, la metformina, un medicamento sin patente y por tanto barato, usado para tratar la diabetes, tiene como efecto secundario la reducción de las enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Una de las formas en que la metformina actúa es inhibiendo las secreciones tóxicas de las células senescentes.

Un compuesto de nuestro organismo llamado mTor se activa para hacer crecer las células, pero al mismo tiempo impide la apoptosis, la muerte de las células dañadas. Pues bien, una sustancia llamada rapamicina es capaz de inhibir a mTor, aumentar la autofagia (el proceso de depuración de las células), retrasar la aparición de las células senescentes y disminuir su producción de citoquinas. 

Pero ¿hay alguna solución sin fármacos? Sí la hay, y ya se imaginan ustedes cuál es. Tanto el ayuno intermitente como el ejercicio intenso estimulan la renovación de las células, y evitan la aparición de células senescentes y el retrasa el envejecimiento del sistema inmunitario, haciendo que envejezcamos más lentamente. Ninguna sorpresa.

* Darío Pescador es editor y director de la revista Quo y autor del libro Tu mejor yo publicado por Oberon.

¿En qué se basa todo esto?

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