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Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal
Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

La ‘aldea sueca’: una población al límite esperando el desastre humanitario

Gaza
Amal Oda, refugiada de Palestina de 38 años, nos muestra su casa llena de grietas en la 'aldea sueca'.

La esperanza corretea entre las estrechas calles de Gaza y se esconde deseando ser encontrada tras casas en ruinas, campamentos de refugiados y refugiadas de Palestina y mercados. En la frontera entre Egipto y Palestina, en el extremo suroeste de la Franja, unas 2.100 personas viven en un pueblo con vistas al mar: la “aldea sueca”. Allí, la esperanza lleva tiempo desaparecida.  

“Necesitamos un descanso, algo imposible en esta casa llena de grietas. ¿Y si nos ahogamos?”. Las casas de la aldea de Amal Oda, refugiada de Palestina de 38 años, llevan construidas sin cimientos sólidos desde la Nakba, término árabe que designa el éxodo del pueblo de Palestina tras la guerra Árabe-Israelí de 1948. Sus viejos muros están agrietados y los techos marrones desgastados por los repetidos bombardeos de la zona por parte de las fuerzas israelíes.  

Amal vive con su familia en este pueblo que sobrevive esperando ser devorado por el mar. Los residentes comenzaron a sufrir tras el año 2014, cuando las autoridades egipcias establecieron una vía dentro de sus fronteras marítimas, adyacentes a la ciudad de Rafah. De esta forma, las miles de toneladas de arena, que las corrientes marinas traen con su movimiento, quedan bloqueadas y las olas del mar se tragan la playa.  

Wael Ashour, refugiado de Palestina de 40 años vive también en una casa en ruinas en la aldea sueca con los 16 miembros de su familia. “Cada invierno, con la llegada de las lluvias, el miedo y terror nos invaden. Tememos que las olas del mar lleguen a las viviendas en las afueras del pueblo”. Decenas de residentes ya se han visto obligados a evacuar sus hogares. Ashour explica que este pueblo marginado ha estado sufriendo durante años por el abandono, el asedio y el bloqueo israelí.  

La mayoría de los lugareños se dedican a la pesca por lo que, a la reducción del espacio de puerto donde arribar sus pequeñas embarcaciones por las olas del mar, se le suman los ataques sistemáticos de las autoridades israelíes. Los pescadores gazatíes llevan décadas sufriendo el bloqueo israelí que afecta gravemente al acceso de medios de vida de unos 4.000 pescadores y al menos 1.500 más que participan en la industria pesquera. La presión y la frecuencia de los ataques siguen en aumento, lo que disminuye la cantidad de pescado vendido y consumido. El resultado es una cadena que pone en riesgo la subsistencia de miles de familias refugiadas de Palestina.  

Las olas del mar y las restricciones pesqueras no son el único problema para los aldeanos, quienes llevan sufriendo durante años la pobreza y la falta de recursos e infraestructuras. Amal recalca el sufrimiento que le produce la falta de una red de saneamiento y las malas condiciones de la vivienda, que sufre inundaciones en invierno.   

Aproximadamente un tercio de los hogares gazatíes no están conectados a un sistema de saneamiento ni de agua potableEl agua del grifo es salada, está contaminada y el suministro es irregular e impredecible. En el enclave costero, el agua no llega a las casas todos los días, el 97% no es apta para el consumo humano y la población depende de barrilesen caso de poder pagar su precio. Un tanque lleno de 250 litros de agua cuesta 15 sequels, unos 5 dólares, una cantidad que la población refugiada de Palestina en Gaza no puede asumir. 

Además, la falta de medicinas para su esposo y su hijo pequeño, quienes padecen una enfermedad nerviosa, complica todavía más su existencia. Con el sistema sanitario ya debilitado por el bloqueo israelí, la llegada de la COVID-19 a Gaza ha supuesto una complicación añadida para pacientes como su familia, que se enfrentan a dificultades cada vez mayores para acceder a sus tratamientos. “No tenemos un hogar respetable, ni medicinas, ni siquiera trabajo”, comenta Amal abatida y consciente de que la tasa paro en Gaza es alarmante, casi el 50% de la población sobrevive sin empleo.

La ONU determinó que en 2020 la Franja sería inhabitable. A marzo de 2021 la población gazatí sigue viviendo al límite.

Sobre este blog

UNRWA es la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Medio. Desde 1949 trabajamos para proporcionar asistencia, protección y defensa a más de 5 millones de refugiados y refugiadas de Palestina, que representan más de la quinta parte de los refugiados del mundo y que actualmente viven en campamentos de refugiados en Jordania, Líbano, Siria y el territorio Palestino ocupado (la franja de Gaza y Cisjordania), a la espera de una solución pacífica y duradera a su difícil situación.

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