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8M, y ahora... ¿qué?

Un grupo de mujeres participa en una de las concentraciones convocadas el 8M

Barbijaputa

Cuando los medios internacionales se hacen eco de algo ocurrido en nuestro país, siempre suele ser para noticias relacionadas con la corrupción de nuestros dirigentes. Últimamente, también por la falta de libertad de expresión. En resumen, damos bastante vergüenza.

Hemos tenido que ser las mujeres las que hagamos aparecer este país de forma positiva en los medios extranjeros. Porque fuimos nosotras las que despuntamos el 8M de entre todos los países que se unieron a las reivindicaciones.

“¿Y ahora qué?”, me preguntaba un amigo ayer.

“Ahora seguimos teniendo un presidente cuya forma de hacer política es esperar que escampe”, le dije.

La verdad es que no lo dije con resignación ni con preocupación, porque, a diferencia de Mariano Rajoy y compañía, estoy convencida de que esto no acaba aquí. Ni mucho menos. El 8M sólo fue la materialización de algo que se viene fraguando hace años, y que seguirá afianzándose porque cada vez somos más. No vamos a dejar de unir nuestro grito ante cada asesinato machista ni ante discriminaciones propias o ajenas.

Vamos a seguir despertándonos unas a otras, viendo el mundo con ojos nuevos. Y quien abrazó el feminismo ya lo sabe, pero para quien aún no, le diré que ya no hay marcha atrás. Que incorporar el feminismo a tu vida es cambiarla de arriba abajo, es abrir puertas y ventanas y airear tu interior, es crecer sobre ti misma y levantarte renovada para avisar a las demás para que ellas también puedan disfrutar de que fuera hace un solazo espectacular, decirles que abran también sus casas, y que el feminismo lo inunde todo. Que salgan, que lo comprueben ellas mismas, que el Show de Truman se acabó.

Cuando nos organizamos, como el 8M, el que ve truenos es el Gobierno y sus aliados, la misoginia institucionalizada; quienes tienen miedo son los maltratadores, los abusadores, los agresores; quienes se sienten encerrados son los que viven felices de ser privilegiados. Y por mucho que nuestro máximo dirigente, el señor M.Rajoy, prefiera siempre esperar a escampe, con el feminismo no va a escampar nunca, vamos a apretar y apretar, porque somos cientos y cientos de miles las que hemos despertado y en un tiempo récord. Con nosotras esta forma de hacer política no valdrá.

Cuando alguien pregunte “Y, ¿ahora qué?”, la respuesta sólo puede ser una: ahora seguiremos organizándonos, seguiremos engrosando nuestras filas a golpe de manifestaciones en cada rincón de la geografía, de conversaciones con nuestras amigas, de posts diarios en nuestras redes sociales, de acciones individuales y colectivas.

Ahora toca seguir uniendo el feminismo al resto de luchas, como las movilizaciones de pensionistas y feministas que tendrán lugar este sábado. Toca seguir anexionando el feminismo a la lucha de clases, porque el feminismo será de clase o no será. Toca seguir trabajando para que las mujeres negras, gitanas o musulmanas se vean representadas por este feminismo que no debe permitir ninguna forma de racismo, y la invisibilización también es racismo. Toca ser solidarias y hacer seguimiento de los casos de las represaliadas.

Tenemos trabajo por delante, pero es que siempre lo hemos tenido... y eso nunca nos ha parado. Ni nos parará.

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