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Una posición perdedora

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias, en el escaño, el 31 de enero de 2017.

Javier Pérez Royo

Izquierda Unida, con Luis García Montero como cabeza de lista, no consiguió superar la barrera del 5% que exige la ley electoral de la Comunidad Autónoma de Madrid. Me temo que eso mismo le puede pasar a Podemos, si decide concurrir a las próximas elecciones autonómicas enfrentándose a la candidatura de Más Madrid, liderada por Íñigo Errejón con Manuela Carmena como candidata al Ayuntamiento. Mi intuición me dice que los electores van a ver a Podemos como una nueva forma de manifestación de IU, es decir, como una opción de izquierda inserta en la tradición comunista y que depositarán su confianza en forma de sufragios en términos parecidos a como ha ocurrido con las opciones derivadas del comunismo como opción política en el pasado.

El tándem formado por Manuela Carmena e Íñigo Errejón va a ocupar, ensanchándolo, el espacio que los fundadores de Podemos tenían en la cabeza cuando concibieron dicho proyecto político. En las circunstancias en las que ahora mismo se encuentra, Podemos ya no puede revertir esa tendencia. Aunque concurra a las elecciones como Podemos/IU, el componente IU va a tener más peso entre los electores que el componente Podemos. Compitiendo contra Más Madrid es prácticamente inevitable que eso ocurra. O dicho de otra manera: el electorado potencial de Podemos se va a desplazar de manera progresivamente acentuada hacia la opción Más Madrid, dejando reducido a Podemos a una posición posiblemente marginal, entre otros motivos, porque, al no concurrir Podemos a las elecciones municipales en la capital, facilita la coincidencia del voto a Más Madrid en las elecciones municipales con el voto en las elecciones autonómicas. Y el número de votantes en la capital es enorme.

Hace unas semanas Pablo Iglesias hizo unas declaraciones, en las que, refiriéndose a Íñigo Errejón, afirmó que no se puede acudir a unas elecciones  pensando en quedar en segundo lugar, porque así, además de no poder ganar en ningún caso, es posible que no se pudiera quedar siquiera en esa posición, porque los electores desconfían de quién plantea una campaña en esos términos.

Pienso que Íñigo Errejón le ha tomado la palabra y ha decidido embarcarse en una opción ganadora, en una opción con voluntad de disputar la Presidencia de la Comunidad Autónoma. Ha entendido, correctamente en mi opinión, que únicamente con Más Madrid esa opción tenía posibilidad de hacerse realidad y ha dado el paso. Todavía no disponemos de ninguna encuesta, pero en las próximas que se publiquen veremos dibujarse esa tendencia.

La dirección de Podemos, en mi opinión, ha reaccionado irreflexivamente. La carta que hizo pública Pablo Iglesias dejaba claro que era el dolor provocado por lo que él entendía que era una suerte de traición, lo que le llevaba a reaccionar de la forma en que lo hacía. Se entiende en términos humanos, pero no se puede compartir en términos políticos esa forma de reaccionar. La reacción no debía haber sido nunca personal, sino que tenía que haberse producido de manera colegiada y tras un debate en el que se tomaran en consideración todas las variables que la complejidad del asunto requería.

Se que una vez que se pone en marcha una respuesta del tenor de la que se ha producido, es muy difícil rectificar. Pero yo aconsejaría una rectificación. Una rectificación de verdad, de buena fe, que deje al candidato a la presidencia de la comunidad autónoma un margen de maniobra lo suficientemente amplio como para que a los electores no les quepa la más mínima duda de que es él el que está liderando el proyecto con base en el cual se les pide el voto. Si no es así, no se puede no ya ganar las elecciones, sino tener siquiera un buen resultado.

En este momento Podemos tiene dos opciones: o integrarse en la candidatura Más Madrid, aceptando que Íñigo Errejón va a tener un margen de maniobra amplio para definir tanto el programa como las personas que van a figurar en la lista que se presentará ante los electores para solicitar su confianza; o competir contra Más Madrid con programa y candidatura alternativa. La segunda es una opción perdedora. Diría que clamorosamente perdedora. Puede comportar incluso la disolución de Podemos como opción política.

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