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“Tener que pagar a la SGAE cuando empezaba en la música me arruinó”

El líder de la banda balear L.A., Luis Alberto Segura.

Jesús Travieso

Tras pasar toda la vida malviviendo de la música, Luis Alberto Segura vio cómo cambiaba su suerte gracias a una de esas multinacionales tan discutidas ahora. El líder de L.A. (las siglas responden a las iniciales de su nombre) ha pasado de tocar en bares de Mallorca a actuar en festivales ante miles de personas, como un ejemplo más del músico que debe gran parte de su éxito a internet.

El sábado 14 de diciembre él y sus compañeros ofrecen su último concierto del año en Madrid. Un broche a un 2013 donde se han dado a conocer entre el gran público español con su disco Dualize, lo que les ha permitido cerrar directos en el extranjero en 2014. Aunque sabe que su buen momento no es el del país. Y protesta amargamente por ello.

¿Puede vivir un músico del directo?

Sí, sí que puede. Yo empecé a vivir de esto, y además bien, cuando era yo solo tocando en un bareto de Palma. Me empezaron a salir curros en restaurantes o bares, actuando mientras la gente cenaba. Partiendo de lo que hago yo, con una guitarra acústica y cantar, sí que se puede hacer.

Te pagan 50, 60 o 100 euros por tocar una o dos horas. Te vas otro día y te dan 80, y otro, 150. Te puedes currar un sueldo bastante majo tocando. Todo lo que venga después depende del presupuesto que tengas, de cómo te lo montes y lo grande que quieras ser.

¿Es una dulce condena vivir de los conciertos?

No. Hay que saber montárselo. Ahora el grueso de los beneficios de un artista viene de ahí, porque los discos no le dan para subsistir con un equipo de gente como los que necesita una estrella. No es nuestro caso, ya que somos una empresa pequeña que se mueve en base a sus posibilidades.

Creo que en diferentes magnitudes sí que se puede vivir de la música y, sobre todo, del directo. Obviamente, a lo mejor no puedes ser multimillonario, salvo que te toque la varita mágica de convertirte en Rihanna. Yo digo que malvivo de la música desde hace años. Pero estoy bien, estoy cómodo, puedo pagar mis gastos y seguir luchando por mi carrera.

¿Cómo les afecta el IVA del 21%?

Cae todo sobre las entradas. Nosotros tenemos una infraestructura mínima, con unos gastos mínimos de alquiler de furgoneta, de equipo, con hotel para dormir las 6 o 7 personas que vamos de gira, más las dietas. Son unos gastos ínfimos que, si no tuviésemos para pagarlos, ni saldríamos de casa. Y nosotros, que vivimos en una isla, más aún.

Los gastos son modestos, pero no podemos reducirlos más porque perdemos dinero. Y, de repente, si ya nos iba justo con el 8% de IVA, nos suben al 21%, cuando lo único a lo que afecta es a la cultura. No sube el de las entradas de fútbol u otras cosas. Son recortes para todo e ir a cargarse la cultura. Les da igual. La sensación que tengo como hacedor de cultura es que a alguien se la sudamos totalmente. “¿A quién vamos a joder?”, se preguntarían. Pues a estos. A los hippies. Pintores, directores de teatro y cine, músicos… Todos, fuera.

¿Cree que se ha meditado la decisión o que se ha hecho a propósito contra el sector?

Mi percepción de todo, que ya estoy que casi ni puedo leer el periódico porque me pongo histérico, es que no se ha pensado en nada. Parece que el Gobierno está llevado por alguien que no se entera de nada y que no vela por los derechos ni por toda la población.

Se preocupa por lo a que a él le va bien o por lo que su capacidad mental le da, porque no le da para más. Y si alguien no tiene mayor capacidad que esa, no le des 60 si sólo puede llevar seis. Es un poco lo que nos está pasando estos últimos años en España: se toman decisiones que parece que son unilaterales, y que parecen improvisadas, porque no se dan cuenta de las cosas.

Sus conciertos suelen estar llenos. ¿Realmente ha notado algún bajón en asistencia por la subida del IVA?en asistencia

No nos ha llegado, pero sí puede haber mucha gente que se queda sin entradas porque está en el paro y una entrada ha pasado de costar 7 o 10 euros, un precio con el que todos salíamos ganando, a valer 20. Esto pasa con mis conciertos y la gente extranjera que asiste flipa. Porque un concierto no es barato. El de un grupazo, pongamos, puede costar cientos de miles de euros. Que esos genios vengan vale mucho. Y todo eso hay que pagarlo.

Y encima nos meten el navajazo del 21%. Más SGAE y otras historias. A lo mejor, si alguien le explicase a la nación lo que pasa realmente, quizá se entendería. Y hay gente que dice “es que en España el fútbol es tal”, mucho más importante que el cine. Será para ellos. Pones el telediario y al estreno de una película le dedican tres minutos, y al deporte y al fútbol, el triple o más. Es una representación de cómo es el país, o de lo que la mayoría de la población quiere.

¿Cree que hay recelo hacia la música en España?

No lo sé. Creo que es una cuestión cultural. Al fin y al cabo, yo me dedico a algo que bebe de otra cultura, que no es nuestro. El rock no es español. No me puedo quejar de que no me hagan caso en el telediario, ya que he cogido algo que no es nuestro. Si torease, entonces saldría y, si fuese futbolista, tendría medio informativo para mí. Protesto porque me molaría que la gente de mi país fuese más abierta.

Pero ¿de qué viene este desapego?

Puede que queden resquicios del pasado. Las leyes y maniobras del poder puede que tengan algo de eso. Es la derecha, y dicen que esto es así por cualquier razón inexplicable.

Con Franco vinieron Los Beatles, y la que se lió. No sé si volveremos a ver desalojos por las calles o si, cuando vean a unos chicos hablar, se liarán a porrazos. Tal y como van las cosas, podríamos volver a eso.

¿Qué le parece la nueva Ley de Seguridad Ciudadana?Ley de Seguridad Ciudadana

Bueno, con las multas que quieren poner, parece que se quieren comprar otra casa con piscina u otro coche. Esto es España. Basta ver el telediario un día y el reflejo es tan voraz, tan terrible. Es depravado. No me lo creo. Es constante. Lo de sacar a los etarras a la calle es otro ejemplo de que todo es una locura. Llegas a pensar que algo falla por aquí.

¿Cuáles son esos fallos?

Las leyes no se actualizan, el Código Penal está obsoleto... Pegues donde pegues, abras el debate que sea, hay mierda por todos lados. Si yo me sentara un día con un político y me hace cambiar de parecer, ofreciéndome hechos reales y explicándomelos, entonces seré el primero que dará su brazo a torcer y podré decir que veo claro por qué se hace esto.

Que me argumentase por qué el 21% de IVA se aplica en mis conciertos y no en el partido del Real Madrid. Y lo entendería. Seguro que es porque son superiores a nosotros. El problema es que nadie lo ha explicado. Veo la prensa y lo que dice la gente por la calle, y las vibraciones son malas. Son desalentadoras.

¿Es anacrónico defender la propiedad intelectual hoy en día?

Es práctico. Es como una matrícula a tu música o a tu libro. Permite decir, en mi caso, que mis canciones son de Luis Alberto Segura Capó, que soy yo. Tienes un número y una referencia de propiedad intelectual. Nunca he indagado en qué me puede perjudicar o fastidiar. Sí que he tenido problemas con la SGAE…

¿De qué tipo?

Ocurrió cuando empezaba. Digamos que la SGAE no tiene una forma distinta de trabajar con artistas que están empezando que con los grandes. Son las mismas cláusulas para Alejandro Sanz y para mí, cuando tocaba en un bar, alquilaba la sala, pegaba a los técnicos de luz y sonido, pagaba la cartelería…

Yo, como persona física, me gastaba 1.200 euros en hacer mi concierto en Palma y tenía que pagar lo mismo que los promotores de un show de una superestrella con 10.000 personas. No tenían un término medio, ni lo tienen ahora.

Ocurrió que vino alguien de la SGAE a uno de los shows que monté, cuando soy el único que pierde dinero porque no se ha llenado, y me dice que le tengo que dar el tanto por ciento de cada entrada.

¿Qué justificación le dieron?

Me dijeron que es un dinero que cogen para dármelo después, porque él gestiona los derechos de autor. Lo que pasaba es que el promotor era yo mismo, el que pagaba todo, y no quería que se lo llevase porque tenía deudas aquella noche. Y me responde que esto va así.

Me explicó que va por los recintos, coge de taquilla, te roba de taquilla lo que sea, hace las gestiones, se queda con su comisión y te ingresa el resto. No lo entendía. Y me dijo que al día siguiente en un concierto de alguien grande con miles de personas haría lo mismo.

Claro, eso tiene sentido porque ese artista no ha alquilado ni ha gestionado todo con su dinero. Lo hace una empresa que monta el concierto, y es normal que alguien haga esto en esos casos porque hay diferentes promotoras, gerentes de estadio… Y así, a final de año, recibes algo general.

Pero me lo hacían a mí, que me quitaban pasta y no podía pagar el concierto. Ya pensaba en tener que pedirle ayuda a mis padres. Han pasado los años y el dinero no ha regresado. Llamé a la SGAE en Mallorca, les expliqué lo que pasó y me dijeron que no les constaba el recinto del directo. Después de que uno de los suyos se llevase mi dinero.

¿Le ha ocurrido más veces?

La última vez fue en 2006. Se llevaron 800 euros, y eso me arruinó. Fue el último disco que hice solo antes de fichar por Universal. Pedí pasta a todo el mundo y hasta hace poco estuve devolviéndola. Cuando pasan cosas así, te das cuenta de que falla algo. No pueden darnos a unos el mismo trato que a Mark Knopfler o a Alejandro Sanz.

¿Qué le pareció la detención e imputación de varios delitos a Teddy Bautista?

Prefiero no hablar del tema. Ni de Bautista, ni de Ramoncín, ni de otros. Ahora intento estar al día con la SGAE porque no me queda más remedio, ya que es legal. Es un ente que está ahí y no puedes evitarlo. Lo que me pasó lo tengo clavado como una espinita, y ese dinero lo recuperaré algún día. No sé cómo, pero lo haré.

¿Internet le ha beneficiado o menoscabado?

Si hilas muy fino, todo tiene fallos. Internet ha jodido mucho a la industria porque es impagable y crece a una velocidad vertiginosa. Y la industria musical no puede ponerse a la velocidad de una maquinaria tan potente. Se crean aplicaciones nuevas, formas de streaming, escuchas offline… Es imposible competir.

Pero en mi caso me ha beneficiado. Nos han escuchado en Spotify, les ha gustado, y vienen al concierto comprando la entrada en el mismo ordenador. Antes era distinto. A mí me gustan más los discos y el vinilo porque soy melómano. Pero es innegable que el streaming e internet nos ayudan.

¿Y las discográficas? ¿Qué le han dado o quitado?

A mí me han dado mucho. A Universal le debo bastante. De repente, nos ficharon, cuando éramos un grupo de Mallorca al que no conocía nadie. Y aquí estoy ahora, cinco años después.

Me vino muy bien justo el momento en el que me ofrecieron un contrato, ya que llevaba cinco años autoeditándome los discos y estaba agotado y arruinado. Tenía ganas de delegar para centrarme en hacer las canciones. Ellos se encargaron de todo el marketing y de vender el disco y la banda. Me vino muy bien para componer, ensayar y hacer directos.

¿Por qué abandonó la discográfica?

Tras dos discos con ellos, volví a tener ganas de guerra. Quería hacer un vinilo, y eso con una multinacional que lucha contra las nuevas tecnologías es como dar cinco pasos atrás. Pero a la vez es algo que gusta, que la gente lo compra.

Me apetecía hacerlo y por eso volví a la autoedición. Salí de mutuo acuerdo y no hubo disensiones en cuanto a dinero, simplemente fue una cuestión de ritmos. Le dije al presidente de la compañía que a mí el cuerpo me pedía una cosa y a él otra.

Fue como romper con una novia a la que quieres mucho, pero que sabes que no hay más, y con la que quizás algún día puede que tengas algo otra vez. Pero teníamos que romper. Ahora somos cuatro personas tomando decisiones y antes se necesitaban siete departamentos. Y así estoy ahora. Tengo mi agencia de management, que a la vez es mi mánager y con quien decido todo. Todo es muy sencillo.

¿Cómo vivía antes de fichar por Universal?

Pues tenía mi propio sello, fabricaba mis discos, imprimía las carátulas y las pegaba con cola. Hasta doblaba los libretos a mano. Y daba mis conciertos. A veces llegaba a tener cuatro a la semana.

También llevaba una revista en Baleares y tenía una tienda de discos. De repente, dejé el negocio, empecé a trabajar en una tienda de ropa, me fui de casa… Fue algo loco. Y Universal me sacó de allí.

¿Son justas las críticas a las discográficas? Se las acusa de apostar por un modelo obsoleto.

Su situación nos afecta a los que somos melómanos de forma sentimental. Cuando estuve en Universal, el presidente que me fichó era un enamorado de la música. Pero influyen más factores. Aun así, creo que las críticas generalizadas a las compañías son demasiado estándar. Cada una tiene su forma de trabajo y lidia con este mundo como puede, y es triste que desaparezcan.

También es cierto que cada discográfica tuvo su época dorada donde no se pensaba que podía pasar esto. Es como si cae un meteorito a la tierra y nos quedamos sin la mitad de recursos para subsistir. Se veía venir que podía pasar algo con internet, pero no se prepararon para el impacto. A lo mejor, si estudian nuevas formas de trabajo, sobreviven.

¿Se siente un emigrante al vivir a caballo entre Mallorca, Madrid y Los Ángeles?

No. Sigo teniendo la suerte de poder tocar en España, y cada vez más. Si de repente aquí no me hiciese caso nadie, no tuviese suerte y no pudiese hacer nada, y tuviese que marcharme a otro país con todo, directamente sólo para esto, sí me sentiría así. Pero puedo hacer mi trabajo, y este año no he parado casi ningún fin de semana.

Además, estamos moviendo cosas para el año que viene, que queríamos estar fuera y ya no podemos por los festivales en verano aquí. Hay demanda. La sensación de emigrar no la tengo, aunque me fuese a vivir dos años fuera. Me siento más emigrante por cómo está el país, por la locura, la vergüenza de todo.

¿Qué le preocupa más del país?

Desde la corrupción y los políticos a nivel nacional como en mi tierra, en Baleares, que parece que todos son ladrones, todos han robado, todo es un desastre, todos han hecho fiascos. Todo es una vergüenza total. Y luego hay gente que no tiene para comer ni dónde dormir.

En ese aspecto sí me siento con ganas de irme, es como “hostia, esto se va a la mierda”. No sabes qué va a pasar o qué nos falta por ver. En ese aspecto, sí, pero a nivel musical tengo la suerte de no necesitarlo. Emigro porque quiero, para conquistar otros lugares.

Usted ha dicho en otras entrevistas que la única forma de luchar contra la crisis es tocar, hacer música y no parar. ¿No llega a saturarse?

Si realmente amas esto, no te puede pasar eso. Me he agotado de intentarlo. De hecho, antes de que me fichara Universal, estuve a punto de tirar la toalla. Pero no podía parar de tocar. Estaba arruinado y pensaba en el siguiente disco. Siempre buscaba la forma de hacerlo.

Si lo quieres, es imposible dejarlo. Si abandonas, es porque no te mola tanto. O lo haces sólo una temporada. Si tienes que triunfar, lo harás. Claro, mi posición es cómoda, que estaba en Mallorca y ahora toco en Inglaterra. Pero no he parado de trabajar desde que empecé.

¿Son las letras de L.A. pesimistas?

No. Las letras de mis canciones son melancólicas. Pesimistas… Quizá transmiten ese sentimiento. Pero este último disco puede ser el menos pesimista de todos. Sí que hablo de asuntos serios y el tono de alguna canción es muy emotivo. Creo que sólo hay pinceladas de ese estilo.

¿En qué se inspira para componer?

Escuchar a otros artistas me vale a nivel instrumental, para colorear las canciones, pero no a nivel compositivo. Melodías y letras me salen del corazón, de mis vivencias personales, y cada vez más, porque estoy aprendiendo a plasmar esas ideas y sentimientos.

Intento estar muy al día de lo que hacen otros músicos porque me gusta ver cómo suena el ambiente. No por imitar, sino por saber qué se cuece. En marzo vamos a Austin y ya sé cómo suenan otros grupos que estarán allí. Llevamos el color y el sonido de las canciones por caminos distintos. Hay mucha competencia y, si quieres dar pasos adelante, tienes que estar al día.

¿Cuáles son esas vivencias que menciona?

Yo, al menos, no leo ni me inspiro en nadie. Tengo experiencias propias suficientes para nutrir mis canciones. Y lo noto al tocar en directo, que mis canciones vienen de mis vivencias y las canto de otra forma. Me pongo en una posición a la que antes no llegaba a nivel sentimental.

¿Por qué Jimmy Hendrix te dejaba boquiabierto? Porque era un fuego en el escenario y sabía transmitir todo lo que le ocurría. Y eso a mí me ha costado. Irradiaba lo que venía de otros. Pero ahora ya hablo de mis cosas, y mis melodías ofrecen sentimientos reales. Mi simple día a día me permite hacerlo.

¿Por qué una canción que habla de un asunto triste luego puede ser con la que más salte la gente en un concierto? ¿Es su objetivo?

No lo es, pero me ha pasado con temas como Older. El principio es muy lento y muy tristón, y, de repente, cogió Richard Swift la batería, le dio otro tempo, y cambió. Ahora la cantamos con una sonrisa en la cara, y la gente salta y baila.

En Older estoy hablando de que me estoy haciendo viejo, de que echo de menos mi infancia, que todo es un desastre y, hostia, de repente, todo el mundo desatado. A veces surge y no te das cuenta. En España ocurre que mucha gente canta y no sabe lo que dice la letra, lo que genera un efecto curioso que hace que se convierta en una canción muy alegre, cuando no lo es.

¿Le duele Baleares?

He conseguido aislar lo malo. Cuando ves tanta mierda en general a nivel de políticos y demás, y lo que ocurre en Mallorca con la hostelería, en un momento donde nada funciona, con amigos en el paro… Te jode, claro. Pero a la vez, Mallorca es un paraíso. Tengo la suerte de haber nacido en un sitio magnífico y me encanta volver a casa con mis padres, mi mujer y mi hija. Tiene demasiadas cosas buenas como para que en su conjunto no me duela.

¿Qué le parecieron las protestas educativas de la región?protestas educativas

Me toca de cerca porque mi hermana es maestra. Es complicado. Se tomó una decisión unilateral porque al presidente del Govern [José Ramón Bauzá] se le cruzaron los cables. Parece que lo hizo a la ligera. De repente, todos los profesores tienen que aprender inglés en una semana porque las clases se van a dar en tres idiomas. Matemáticas en inglés, también. Y todo de una semana para otra.

Es como lo del IVA a la cultura. Son decisiones en las que te preguntas si lo han pensado de verdad. ¿Alguien en su sano juicio se ha sentado a pensar en qué supone? Parece que un tío ha llegado y ha dicho que las clases se imparten en tres idiomas porque a él le sale de los huevos. Eso es lo que nos parece a todos.

Y ni con la manifestación más grande de la historia de Baleares ha reculado, sigue erre que erre. Sanciones a quien no lo haga, inspectores en los colegios… Es una cuestión de porrazos a los profesores. Estamos a las puertas de eso. Como tantas cosas que están sucediendo en la política española, es una más a la lista de la vergüenza ajena.

¿Hay que creer a los que dicen que estamos saliendo de la crisis?

No, no me lo creo. Quiero hacerlo, pero no hay manera. Saben que hay elecciones y que pueden volver a seguir sin moverse de la silla. Pero tampoco veo ningún político que tenga un plan para sacarnos de la situación.

Ahora me voy a Estados Unidos y no sé cuándo voy a volver [risas]. Queremos arrancar algo allí. Si realmente estás jodido con lo que está pasando, acabas amargándote, porque hay mucho con lo que estar cabreado.

http://www.eldiario.es/politica/respuestas-nuevas-multas_0_201930639.html

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