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El inspector de Hacienda Miguel Blesa: “Nadie me dio ninguna explicación de si había que declararlo”

Miguel Blesa, a su salida de la Audiencia Nacional el pasado jueves. / Efe

Antonio M. Vélez / Ana Requena Aguilar

“A mí nadie me dio ninguna explicación de si había que declararlo o no”. Así respondió Miguel Blesa, inspector de Hacienda en excedencia, a la pregunta de si, en sus años en la presidencia de Caja Madrid, se le dio alguna información sobre la necesidad de declarar a Hacienda los pagos con las tarjetas 'black' de la entidad de la que fue máximo responsable entre 1996 y 2009. Una necesidad, la de rendir cuentas al Fisco, “obvia”, como le recordó el fiscal, Alejandro Luzón, durante su declaración el pasado jueves ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, a la que ha tenido acceso el diario.es

Blesa aseguró que “a nadie se le daban nunca” explicaciones sobre el tratamiento fiscal de esas tarjetas y que ha sido ahora “cuando hemos visto que parece ser que no se practicaba ninguna retención”. “Yo creo que ninguno [de los más de 80 exconsejeros y exdirectivos de la caja que utilizaron esas tarjetas] sabía que no se practicaba esa retención”, aseguró.

“Todos estábamos en la creencia de que, cuando viene una certificación de retribuciones dinerarias, ahí está incluida la cantidad que se asigna por la utilización de la tarjeta”, dijo Blesa, que explicó que ha realizado, como muchos otros de los implicados en el escándalo, una declaración complementaria ante Hacienda para intentar regularizar ahora esos pagos ante el fisco.

Como otros consejeros, dio por buena las declaraciones de la renta que le hacía un tercero porque en ellas “la cantidad dispuesta con tarjeta, siendo una cantidad nada despreciable, tiene un peso específico dentro del total de las retribuciones y las retenciones que puede ser del 2%, porque yo tenía un sueldo elevado. Por eso, una diferencia del 2%, y habría que sumar además nómina a nómina, a mí no me llamó la atención”.

A lo largo de sus 50 minutos de declaración, Blesa insistió en que, cuando se le entregó la tarjeta, al ser nombrado consejero de la caja en 1994, se le dijo que “era un complemento retributivo, un incentivo retributivo que se podía emplear para gastos de representación del cargo y de libre disposición por parte del consejero”. Un sistema, insistió, “institucionalizado y consuetudinario” cuyo “fundamento” situó en mayo de 1988, cuatro meses después de la llegada de Jaime Terceiro, su antecesor a la presidencia de Caja Madrid, al que no nombró.

Se trataba de un dinero del que los beneficiarios podían “disponer libremente, para gastos; para gastos, no, para gastarlo”, se corrigió. Blesa negó, como manifestó en su declaración el ex director general de Caja Madrid Ildefonso Sánchez Barcoj, que fuera él quien le entregó su tarjeta. “Yo no daba las tarjetas ni tenía las tarjetas”, aseguró. En el caso de Barcoj, la tenía antes que él porque “era director de la caja antes de llegar yo”, aseguró Blesa.

El expresidente de Caja Madrid reconoció que por razón de su cargo era él quien decidía (“A mí se me hacía una propuesta, yo decía 'me parece bien esa propuesta' y entonces elévese al órgano que corresponda”) los límites de gasto que periódicamente se fijaban para las tarjetas. Un asunto “que siempre fue pacífico, nunca planteó problema ni a la auditoria interna ni externa, ni planteó problemas con Hacienda”. Tampoco al Banco de España, que tenía “toda la información sobre esas cuentas”, aunque reconoció que al supervisor “no se le cuenta con detalle nada, salvo que lo pregunte”.

También dijo que desconocía “el origen de la decisión”, con un “punto de oscuridad”, como le reprochó el fiscal, de imputar el gasto con las tarjetas a una cuenta destinada a regularizaciones por fraudes, negligencias, errores internos, deficiencias de los sistemas y reclamaciones de la oficina del cliente. Reconoció “la particularidad y la peculiaridad de esa cuenta” pero dijo que “eso no quiere decir que la cuenta sea opaca porque no hay ninguna cuenta opaca, todas las cuentas son transparentes y están a la vista de quien las examina”.

Así, se mostró “convencido” de que el comité de auditoría de la caja “conocía estas cuestiones” porque “es su función, están todo el año dedicados a revisar todas las actividades y todas las operaciones que se realizan”, y “esta no iba a ser una excepción”.

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