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Julio Anguita: “Se está intentando amodorrar a nuestra sociedad”

Julio Anguita, en la presentación de su último libro en la biblioteca Bidebarrieta de Bilbao.

Aitor Guenaga

Bilbao —

José Saramago dejó escrita hace años una joya de la literatura contemporánea comprometida. En la novela del escritor portugués, publicada en 1995, se describía a una sociedad azotada por una extraña epidemia que iba dejando a sus ciudadanos completamente ciegos. El libro era una parábola de un mundo que caminaba hacia el abismo y cómo, en ese discurrir hacia el despeñadero social, brota en sus ciudadanos un egoísmo que marca a los distintos personajes en su lucha por la supervivencia.

Julio Anguita comparte con el fallecido Saramago muchas inquietudes. Y una de ellas es esa sensación de que cada vez más personas “prefieren seguir el camino del engaño, lo que te va a sedar”, una actitud que “ayuda a que las cosas sigan estando mal o acaben peor”. El ex líder de Izquierda Unida (IU) y ex secretario general del PCE ha visitado Bilbao para presentar, junto al periodista y escritor Julio Flor, su último libro, que precisamente lleva por título 'Contra la ceguera'.

Se nota que Anguita es un maestro de escuela. Y que sigue siendo comunista. Y que se reivindica como un “zorrocotroco”, esto es, un puro, un ortodoxo. Pero también es un erudito capaz de trufar en su intervención en la presentación de su libro citas de Séneca, de las Sagradas Escrituras, de los filósofos clásicos griegos o del mismísimo Antonio Gramsci, al que considera una de las mentes más brillantes de la etapa de entreguerras hasta su muerte en abril de 1937. Y está persuadido, desde hace muchos años, incluso cuando se subía a la tribuna del Congreso de los Diputados, que los discursos y la lectura son los que deben hacer a la gente pensar en lo que está pasando en la actualidad. Frente al intento de “amodorrar a nuestra sociedad”, Anguita es de los que sostiene que hay convencer al corazón, desde el pensamiento. “Si no se mueve el pensamiento, no se mueve el corazón”.

El novedoso formato empleado por Anguita y el periodista Julio Flor -en una biblioteca de Bidebarrieta en la que no cabía un alfiler- para presentar el libro del ex dirigente comunista dio un dinamismo y una creatividad al acto poco habitual en este tipo de presentaciones. Julio Flor, con su voz cadenciosa y teatralizada, leía pasajes del texto y aprovechaba para preguntar a Anguita por su vida política desde que fue nombrado alcalde de Córdoba en las primeras elecciones municipales democráticas. El 'califa rojo', como se le conocía a Anguita en aquella época, aprovechaba las cuestiones del periodista para relatar algunos de los episodios de su vida política.

“¡Tenemos secretario general!”

Anguita se sinceró con el público en uno de los capítulos más desconocidos de su historia política, como fue su ascenso y entronización, casi manu militari, en la secretaria general del Partido Comunista de España. Corría los años 80 y la silla del gran timonel de los comunistas estaba más o menos vacía. Gerardo Iglesias ya estaba amortizado en el partido, pero había que reponer la pieza del entramado. “Antes muerto que ser secretario general del PCE”, les espetó Anguita a los enviados del partido que venían con sus cantos de sirena. Juan Carlos Rejón fue uno de ellos. Ernesto Caballero, otro. “No tienes más remedio que aceptar”, decía uno. “El partido te necesita”, decía el otros. Todos recibían del 'califa rojo' la misma negativa. Anguita relata su propia historia de derrota, también en este campo, con naturalidad. “Acepto vencido, derrotado”, rememora. “Y lo siguiente fueron los gritos de ¡Al plenario, al plenario. El milagro se ha obrado. Camaradas, tenemos secretario general!”. De fondo se oía la Internacional. “Es la derrota de un hombre, yo, viviendo una situación esquizofrénica. El partido lo fió todo a un ser humano, ¡Qué error, tremendo error!”, recordaba el ex secretario general del PCE en la capital vizcaína.

El ex líder de IU tiene la Europa de Maastricht cruzada en su débil corazón. Y piensa que de aquellos polvos, estos lodos que ahora recorren los 28 Estados de la UE. “Europa hoy es Merkel y Draghi, Draghi y Merkel”. “¿Qué política exterior tiene Europa? ¿Dónde está su unidad política y fiscal?”, se preguntaba ante el auditorio. Aunque también advirtió de que “no podemos esperar a que se hunda el capitalismo”. A su juicio, es el momento de poner las bases de la “nueva sociedad”. “Ya no podemos estar en la sociedad del derroche y el consumismo”, sostuvo el ex dirigente comunista.

También fue Saramago quien en otra novela dejó escrito algo acerca de los que se quedan sentados en la silla, parados, sin movimiento, pensando que todo tiempo pasado fue mejor. “Ay de aquellos que, con miedo a posibles aflicciones futuras, se quedan sentados a la vera del camino llorando un pasado que ni siquiera fue mejor que el presente”. Anguita no participa de esa resignación, aunque es muy crítico consigo mismo. “La nueva Internacional es la Internacional de los resignados. Yo he sido derrotado, totalmente derrotado, pero no hinco la rodilla”, apuntó, en un intento de dejar un poso menos agridulce, pese a la realidad que se impone desde el inicio de la crisis.

Tal vez porque, como reconoció el otro día, aprendió de su madre, de 93 años, “a no desesperar, a resistir”. Una mujer de maneras suaves, pero “tremendamente correosa”. Como el Anguita que recorre ciudad tras ciudad para llevar la buena nueva contra la resignación. Contra el fatalismo.

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